LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL MÉDICO
Exigir responsabilidad al médico por perjuicios derivados de asistencia incorrecta era, hasta hace poco, raro. Antes, nadie pedía cuentas cuando la receta o el bisturí no estuvieron inspirados en el acierto. ¿Desinterés o generosidad? No lo sé, parecía más bien una aceptación del error inevitable de cuando son los hombres y no Dios los encargados de curar. Parecía una gracia para recibir el mal que humanamente no pudo evitarse, sin exigir demasiado al médico que cura sólo cuando Dios quiere.
Influidos por el mercantilismo; el arte se convirtió en oficio, eso sí revestido de ciencia, pero cuando fracasa, legitima el derecho a represalias legales del enfermo desesperanzado. Responsabilidad innegable, lo grave es el tránsito de la teoría a la práctica. Aquí, algunas reflexiones:
Algún día conoceremos el cómo y por qué existen las enfermedades. Pero la medicina será, siempre, una ciencia inexacta y el factor individual, infinitamente variable, convertirá todo tratamiento en azar, donde cuyo margen de error puede disminuirse, nunca evitarse.
La medicina, profesión excelsa, como ciencia es humilde. Pedirle cuentas al médico de su fracaso como pedimos al ingeniero que calculó mal la resistencia del puente es un disparate fundamental y un principio inaceptable.
Ejercer la medicina requiere un mínimo de pericia que se adquiere con la práctica, nadie la regala. La práctica bajo tutela dista mucho de la que hacemos solos, sin la responsabilidad compartida. La experiencia personal no se enseña; los grandes maestros de la medicina, por muchos discípulos que tengan, al morir, se llevarán el secreto de sus aciertos. Así, en la fase inevitable de los primeros vuelos titubeantes que preceden al vuelo seguro, el error siempre es posible.
Antes de acudir al consultorio, el paciente ya se informó, sabe o cree saber las aptitudes curativas del elegido. Al hacerlo acepta el margen que implica, al suponer aptitudes superiores para no errar, esto es intuitivo, individual, así escuchamos decir: "Vengo a ver si me puede curar" "Ya he visto a otros y vengo a ver si le atina"
El pecado de los médicos es el profesionalismo, el haber abdicado de todo cuanto tiene de entrañable, generosa y sacerdotal, para intentar convertirla en ciencia exacta y el intento ha resultado en fracaso. La medicina está llena de lagunas e inexactitudes que la alejan del respeto de la sociedad que no acepta el error con benevolencia, sino acecha el descalabro con una tarifa
Regresemos al médico de familia que hará lo posible por aliviar, pero además será el consejero, el confidente, el paño de lágrimas de los hogares a los que es llamado. Ésa, es quizá la responsabilidad y el compromiso de la Facultad de Medicina para con la sociedad.
*Traumatólogo. Profesor de Ortopedia de la Facultad de Medicina Torreón, U.A. de C.
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La próxima colaboración será del M.C. Francisco J. Lozoya, bioparasitólogo.