NAVIDAD, ¿FELICIDAD O DUELO?
Cuando a Sigmund Freud le preguntaron qué necesitaba una persona para ser feliz, él respondió de manera sencilla, pero muy sabia: "amar y trabajar ". Si observamos que una persona goza de este bienestar le podemos decir que siga haciendo lo mismo. Si otra persona nos contesta que no es feliz, pero que quiere serlo, le diríamos inicie con pequeños cambios en el diario vivir que la coloquen en el camino de trabajar y amar. Otra persona nos podría contestar que no es feliz, pero que no quiere hacer cambios, de acuerdo, le diríamos igual que a la primera: "siga haciendo lo mismo".
Amar y trabajar, pero, qué se requiere para que esta sencilla fórmula surta efecto; con un mínimo de los pasos que Abraham Maslow diseñó consistentes en atender lo siguiente: necesitamos primero a la persona que nace, respira, recibe alimento, (emocional y corporal) "todo ser humano que sobrevive la etapa de infante se ha beneficiado de estos atributos". Segundo: es importante un techo, el cuidado de la salud, el sentido de pertenencia a una familia y el empleo de recursos. Con estas bases la persona en la etapa joven se abre a la sociedad; cobra importancia la amistad, el afecto, la capacidad de intimidad o de establecer relación de pareja, la persona realiza un trabajo o una formación académica, ha logrado una posición social al menos en su entorno inmediato (vecinos, escuela, trabajo). Prosigue la siguiente etapa caracterizada por un buen monto de autoestima, confianza en sí mismo de respeto y de logro. La culminación de este proceso se evidencia al experimentar el sentido de autorrealización, pues ha logrado un importante nivel de autonomía, creatividad, capacidad de apoyo hacia los que precede, capacidad de resolución de problemas y de altruismo hacia la sociedad. Amar y trabajar no es complicado para el bienestar.
Pueden llegar las navidades una y otra vez año tras año, y siempre habrá más de un motivo para disfrutarlas consigo mismo, con la familia, con los amigos, con la sociedad, y si hay duelos en proceso, estrés, problemas (no graves) habrá que darles una tregua. En estos días de Navidad está prohibido sentirse mal, está prohibido pelear, sólo se vale sentirse bien y si se puede sentir feliz, mejor.
ADENDUM: Cuando una persona presenta dificultad reiterada para superar un problema, presión, conflicto o duelo y ha puesto en práctica recomendaciones de sus allegados y el malestar persiste es el momento de acudir a un apoyo profesional en psicología o psiquiatría. En la vida no hay para qué pasarla mal, cuando aún no hemos agotado las soluciones para pasarla bien.
*Psiquiatra. Profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Torreón, U.A. de C.
www.facultaddemedicinatorreon.blogspot.com
La próxima colaboración será del Dr. Eduardo Serna Zetina, cardiólogo