En las últimas dos elecciones presidenciales los candidatos que encabezaban las preferencias electorales al inicio de las campañas no ganaron la elección y todo parece indicar, que ésta será la tercera ocasión que esto suceda.
En el 2000, las campañas iniciaban oficialmente en enero y, en esos momentos, el priista Francisco Labastida, contaba con el 49% de las intenciones de voto; Vicente Fox, candidato de la Alianza por el Cambio, con el 37; y Cuauhtémoc Cárdenas, de la coalición Alianza por México, 12; al final el resultado fue Fox, 42; Labastida, 36; y Cárdenas, 17.
En el 2006, las campañas también empezaban en enero y, en ese momento, el candidato de la Coalición por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, contaba con el 39% de las preferencias electorales; Felipe Calderón, del PAN, con el 31; y Roberto Madrazo, de la coalición Compromiso por México, 29%. El resultado final fue Calderón, 35.89%; López Obrador, 35.31%; y Madrazo, 22.26%.
Y, en este caso, aunque las campañas iniciaron formalmente hasta el 29 de marzo, en enero la distribución de preferencias electorales era Enrique Peña Nieto, de la coalición Compromiso por México, 50%; Josefina Vázquez Mota, del PAN, 28; y Andrés Manuel López Obrador, de la coalición Movimiento Progresista, 22. En marzo, cuando iniciaron formalmente las campañas electorales, los porcentajes eran: 48, EPN; 29, JVM; y 23, AMLO.
Hasta hace unos días todo parecía inmutable. Como en el 2000, hasta el famoso pre debate o en el 2006, hasta antes de la ausencia de AMLO en el primer debate. Los candidatos que encabezaban las preferencias electorales, parecían tal como lo decía López Obrador, en el 2006, indestructibles, por más errores y pifias que cometieran las preferencias electorales no se movían.
Pero la encuesta que publicó el diario Reforma el jueves pasado, mueve todo el escenario, pues define claramente una disputa por la Presidencia de la República entre dos punteros: Peña Nieto y López Obrador y la diferencia entre ellos es de apenas 4 puntos porcentuales, es decir, está dentro del margen de error que específica el mismo periódico de 2.9 puntos porcentuales, lo cual indicaría que la votación mínima que podría obtener Peña Nieto, tomando los números de la encuesta, es de 35% (en el resultado le dan 38%) y el máximo que podría obtener López Obrador, es de 37% (en la encuesta aparece con 34), como puede verse los intervalos se traslapan.
La caída de Peña Nieto es más que explicable: primero fueron sus errores en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Jalisco, en octubre del año pasado; después, los escándalos en los que se vio envuelto el presidente del CEN priista, Humberto Moreira, por el excesivo endeudamiento al que llevó al gobierno de Coahuila, durante su gestión; más adelante, todavía, su negativa a asistir a foros donde no tuviera el absoluto control de preguntas e intervenciones; y, finalmente, su visita a la Universidad Iberoamericana, con todo lo que desató.
En las últimas dos semanas a las movilizaciones juveniles se le sumaron las denuncias, primero en el vecino país del norte y, posteriormente, aquí en México, en contra primero de Tomás Yarrington y hoy, todo hace suponer, también de Eugenio Hernández, los dos últimos ex gobernadores de Tamaulipas y, que fueron precisamente, los que permitieron que los cárteles de la droga tomaran el control de Tamaulipas.
Además los priistas y Peña Nieto, en particular, deben lamentarse de haber roto la alianza electoral con el PANAL, pues más allá de que al final Elba Esther Gordillo, de la orden a sus huestes de votar por Peña Nieto, hay ya un porcentaje, que hoy debe oscilar entre 2 y 3 puntos porcentuales, que mantendrá su voto por Gabriel Quadri, ya que en realidad es un voto en contra del sistema de partidos y de todo lo que eso representa, pues el candidato logró recoger ese voto de inconformidad en el primer debate.
Así, lo que se veía hace apenas unas semanas, como inevitable, hoy ya no lo es. El debate ya no era quién ganaba la elección presidencial, sino si el PRI y su aliado el PVEM, lograban también la mayoría en la Cámara de Diputados y el Senado. Hoy la moneda está en el aire, la citada encuesta indica que hay un empate en la lucha por la Presidencia de la República.
La encuesta indica que López Obrador logró capturar el voto del 43% de los llamados independientes, que representa el 42% del total del electorado (de acuerdo a la misma encuesta); contra el 26%, de Peña Nieto; el 21, de Josefina; y el 10, de Quadri.
Así que la disputa real se centrará en este 42% del electorado y, principalmente en el 13% (es el 31% --que suman Josefina y Quadri, del 42% de independientes), que es el que hasta hoy se define por alguna de las otras dos opciones; más el 21%, que de acuerdo a la misma encuesta no declaró preferencia. Esto suma todavía una tercera parte del electorado, que hoy puede moverse por distintas razones.
Todo indica que el próximo 1 de julio el escenario será muy similar al del 2 de julio del 2006, al menos en lo que concierne a los resultados electorales, con la diferencia que ahora serán el PRI y el PRD, los protagonistas.