VELA POR EL BUEN USO DEL IDIOMA
¡Qué dinero ni qué ojo de hacha! Así me decía mi abuelo cuando me atrevía a pedirle algo de dinero. ¡Qué dinero ni qué ojo de hacha! Y aunque nunca supe qué es un ojo de hacha (todavía es fecha que no lo sé), la verdad es que yo ya debía saber que era más fácil sacarle un grito al poste de la esquina que un centavo al codísimo del abuelo que me tocó tener.
El ojo aparece mucho en nuestros dichos mexicanos. Volverse ojo de hormiga –por ejemplo- es desaparecer, esfumarse, y eso porque imagínese el tamaño de un ojo de hormiga: es tan pequeño que no se ve. Entonces uno se vuelve ojo de hormiga cuando no se le ve por ninguna parte. El ojo de pescado es un lente que se le pone a la cámara fotográfica para darle a la imagen un efecto especial que realmente parece como un ojo de pescado. También es un mal que aparece en los pies cuando no hay higiene. Son unas llagas redondas muy dolorosas que efectivamente tienen la forma de un ojo de pescado.
Ver algo “a ojo de pájaro” es verlo superficialmente, por arriba, es decir “por encimita”, como lo vería un pájaro en vuelo y cuando alguien te argumenta una cosa y tú le demuestras muy evidentemente que estaba equivocado, puede ser que al final le preguntes retadoramente ¿Cómo te quedó el ojo? Y cuando estábamos chiquillos a esta expresión le agregábamos un complemento en franca rima ¿Cómo te quedó el ojo, apretado o flojo?
Cuando un tipo me cae mal y tiene los ojos saltados digo que tiene ojos de sapo, pero los ojos saltones u ojos pelones pueden ser también señal de susto, de gran agitación, algo pasó y me asustó y me dejó “con los ojos pelones” o a lo mejor me dejó “con el ojo cuadrado”, que quiere decir que me dejó “turulato” de asombro.
Los chinitos y los japoneses, y en general las razas orientales de piel amarilla tienen (lo digo con todo respeto) “ojitos de rendija” o más coloquialmente “ojos de alcancía”. Luego cuando tengo que vigilar algo muy cuidadosamente tengo que poner “ojo al parche” ¿cuál parche? Pues el que sea, pero así se dice y probablemente al hacerlo, aparentemente estoy en otra cosa pero todo el tiempo me mantengo “con un ojo al gato y otro al garabato”.
En realidad la expresión “ojo al parche” es de carácter militar porque se refiere a “los parches” del tambor y cuando van marchando los soldados deben ir atentos al sonido de “los parches” para no perder el paso.
“Taparle el ojo al macho” es disimular lo que hiciste mal para no tener que enfrentar la culpa y se dice así porque los machos (los mulos, pues) se distraen muy fácilmente con lo que sucede a su alrededor y entonces para que mantenga su atención puesta en lo que yo quiero que es el camino para que vaya hacia donde yo quiero ir, entonces le tapamos el ojo al macho a los lados para que no se me distraiga.
“Al ojo del amo, engorda el caballo” dice otro sabio refrán que me encanta porque te advierte: si pones –por ejemplo- un negocio y se lo encargas a los empleados y tú te dedicas a otras cosas, lo más probable es que no te lo cuiden como debe ser, (al negocio) que no atiendan a los clientes como se debe y no te extrañe que te roben. Entonces lo que tienes qué hacer es estar tú mismo “personalmente en persona” vigilando atentamente la marcha del negocio, porque tú eres el dueño y a nadie le interesa más que a ti que “engorde el caballo” es decir, que prospere el negocio.
Por eso, si tienes interés en que tus cosas vayan bien, debes estar “ojo de chícharo”, es decir, “ojo avizor” (que es el ojo que acecha), pelar bien el ojo, o sea mantaner muy abiertos “los de apipizca” (los oclayos, bueno, los ojos) y estar siempre muy atento a lo que pasa a tu alrededor.
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PREGUNTA DEL PÚBLICO:
Omar Martínez pregunta ¿Cuál es la forma correcta, trasiversar o tragiversar?
RESPUESTA:
Ninguna de las dos. Lo correcto es TERGIVERSAR.
Frase realista para terminar: Las estadísticas sobre el embarazo siempre son infladas ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA