Siglo Nuevo

Luces y sombras en el deporte

NUESTRO MUNDO

Luces y sombras en el deporte

Luces y sombras en el deporte

Fidencio Treviño Maldonado

Todos los deportes son bellos, en algunos tal vez hay más arte que estética y en otros hasta un dejo de salvajismo. “Mente sana en cuerpo sano” es el emblema pragmático y estigma de los eslóganes a nivel mundial. “Competir es lo que cuenta” se usaba hace muchos años, ahora “ganar es lo que vale”. Ganar dinero y contiendas, estar en primer lugar; quedar segundo o tercero es ser del montón.

Desde hace 40 años o poco más, el deporte dejó de ser romántico para pasar a ser virtual, ser propiedad de los diferentes medios de comunicación. Y si la tele, la radio y los diarios y revistas dicen que “Juan Pérez” es el mejor deportista del siglo o del año, lo es. Argumentos les van a sobrar a quienes mandan el mensaje, mientras la conciencia pragmática del aficionado lo crea. Los tiempos de Pelé, Garrincha, Zamora, Di Stéfano, Maradona, Carbajal, Borja, Kubala y Puskas, entre otros genios del fútbol, quedaron sepultados. Lo mismo pasó en el béisbol con Ruth, Mantle, Espino, H. Aaron, Bragaña, M. Dihigo, Valenzuela, Koufax, Berra, entre otros miles de peloteros. Y como están las cosas hasta los defensores de los animales ven en el toreo un salvajismo (aunque en los restaurantes o en la calle engullan buenos tacos de carne) y los partidarios dicen que no sólo es deporte, sino que es arte. Total, que el romanticismo pasó a buen recaudo y llegaron la mercadotecnia y el dinero a raudales.

En la serie mundial de béisbol de 1919 hubo un escándalo: algunos peloteros de Chicago fueron suspendidos de por vida en las Ligas Mayores, por venderse para que el equipo contrario, Rojos de Cincinnati, ganara varios juegos. Pete Rose también ligamayorista entre 1986 y 1989 apostó, y está desterrado hasta para ingresar al Salón de la Fama. En la NBA un ampáyer de nombre Tim Donaghy confesó que les avisó a varios apostadores qué juegos iba a pitar y ganó mucho dinero. Los criadores de perros para carreras también hacen trampa; en los hipódromos cientos de vueltas se corren con los jinetes arreglados y qué decir del box, desde aquel gigantón Primo Carnera, después Jake La Motta, Ray Sugar Leonard, protegido por Frank Sinatra, Jerry Lewis, Sammy Davis Jr. y Dean Martin lo subieron como la espuma, la mafia ganó millones de dólares en sus peleas; y a la fecha hay peleas arregladas entre apostadores, jueces, réferis y muchas veces el mánager sin que el boxeador lo sepa, Paquiao es el ejemplo más reciente.

En el fútbol está peor, juegos arreglados por equipos en Italia, España en segunda división, Grecia y Portugal, Rumania y Albania (considerados por muchos los más tramposos del mundo), donde por dos temporadas se suspendió la liga a causa las apuestas. Y qué decir de México en donde cientos de partidos desde hace tiempo están vendidos, desde aquel polémico Irapuato en los setenta para que no descendiera un equipo a segunda, hasta el actual Monterrey jugando con puras reservas en el torneo pasado para dejarse ganar por el Atlas y que así descendiera el Ude G. También en Veracruz, en Cruz Azul hace unos años para proteger a Chiapas y en Puebla donde el presidente municipal de esa población (un ex jugador) “pagó” un juego y Puebla siguió en la liga. En un mundial, Argentina pasa a la siguiente ronda cuando el portero “argentino” (nacionalizado peruano) se deja meter seis goles.

En la actualidad es muy obvio que hay cientos de naipes escondidos en los oscuros callejones de este deporte y nadie puede probar que en muchos juegos hubo o aún existen apuestas, fraudes o venta de árbitros, jugadores, entrenadores o dueños de equipos; así como nadie puede demostrar que no hay ese tipo de manejos.

Y es aquí cuando en estos tiempos canallas y llenos de mentiras mediáticas al público, al aficionado y hasta al fanático (que no es lo mismo) se les llena de sofismas y anomias. El deporte es campo fértil para dejarse engañar y entrar al submundo del enjambre que en cada repetición de una jugada exclama su alegría o su mentada de madre a quien corresponda.

La interrogante es y seguirá siendo un vigente aforismo del inglés Shakespeare, aplicado a los juegos en todos los niveles del deporte mundial y doméstico: “Estar o no estar” arreglada X justa deportiva, más ahora que quien manda es la mercadotecnia y no el que paga (el público). De que el deporte es un pingüe negocio, lo es, y más allá de los sueldos de algunos deportistas, puede citarse el ejemplo de FIFA y su Copa del Mundo, que desde el inicio está viciada; la prueba está en cómo engañan con un sorteo muy pero muy amañado, simulado a más no poder.

Correo-e: [email protected]

Leer más de Siglo Nuevo

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Siglo Nuevo

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Luces y sombras en el deporte

Clasificados

ID: 773765

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx