La única inocencia que en este mundo hay es la de los niños y la de los animales.
Pienso en el Cielo y lo imagino como un lindo zoológico lleno de mariposas y libélulas, de hormiguitas y ballenas, de leones, tortugas, jirafas y estrellas de mar. En ese paraíso la oveja y el lobo convivirán tranquilos. Ahí serán amigas la paloma y la serpiente. Estarán lado a lado, sin reñir, el perro y el gato. (Claro, el gato con un cierto airecillo de superioridad).
Otra cosa imagino. En ese Cielo tendrán cabida también algunos hombres. Cuando las bestezuelas de Dios los vean entrar se mirarán consternadas entre sí y dirán luego con desolado acento:
-¡Lástima! ¡Tan bien que estábamos! ¡Ya llegaron éstos otra vez!
¡Hasta mañana!...