Este año los nogales del huerto descansaron.
Nos darán nueces, sí, pero muy pocas. "Para comer", dice la gente. Significa que no habrá para la venta.
Eso a mí no me duele. Los nogales me dieron ya sombra y paisaje, y les estoy muy agradecido. Tengo la gran fortuna de que ni ellos viven de mí ni yo de ellos. Los mantengo sí, pero sin esperar que ellos me mantengan.
Tendremos nueces para los dulces navideños, para los panes y galletitas del invierno, para la rica salsa con que hace mi señora esa receta de pollo que le heredó la abuela. Más no necesitamos. Quizá el año que viene se doblarán las ramas otra vez con el peso del fruto, y aparte de su belleza nos darán los nogales cosecha sonante y contante.
Bienvenida será. Por ahora tenemos nueces para comer. No necesitamos más.
¡Hasta mañana!...