A las 16:36, 'Jesús' exhaló su último aliento tras ser crucificado junto a 'Dimas' y 'Gestas' en la representación 169 de la Pasión, en Iztapalapa. (Notimex)
“Dios mío, en tus manos encomiendo mi espíritu”, dijo Cristo con el último aliento y murió.
El dolor y la consternación de los testigos de su muerte se extendió hasta provocar un intenso silencio sólo perturbado por las ráfagas de viento y las nubes de polvo que se levantaron en ese preciso instante, a las 16:36 horas de este viernes santo en el Cerro de la Estrella convertido en el Gólgota milenario.
Así culminó la representación de la 169 Pasión de Cristo en este rincón de la capital de la República mexicana, donde el mismo acontecimiento se recrea cada año desde 1843.
Resulta difícil imaginar cómo habrá sido aquella primera representación, pero la de este 2012 no podía menos que incluir los adelantos de la tecnología.
Gracias a ella, aun los más alejados espectadores pudieron ser testigos de las últimas palabras del hijo de Dios, reproducidas a través de potentes bocinas conectadas a su micrófono de diadema de última generación.
El Cerro de la Estrella fue insuficiente para albergar al numeroso grupo de fieles y curiosos que quisieron presenciar de manera directa esta representación, la cual es ya de manera oficial Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México.
Aquellos que no pudieron acercarse lo suficiente, por las vallas que impusieron los cuerpos de seguridad para evitar problemas mayores, pudieron seguir el magno acontecimiento a través de las enormes y nítidas pantallas gigantes colocadas en lugares estratégicos.
De hecho esas pantallas ofrecieron una imagen más nítida y cercana para los miles de asistentes, pues sólo unos cuantos tuvieron el privilegio o la suerte de estar a pocos metros de la crucifixión.
El fervor popular se desbordó a lo largo de todos los escenarios de esta representación de la Pasión y Muerte del hijo de Dios. Los penitentes, que cargaban pesadas cruces, hicieron el recorrido que el propio Cristo siguió hasta expiar sus pecados, por medio del sudor por el esfuerzo que representó consumar esta manda.
Los organizadores incluyeron esta vez nuevos cuadros, así como más diálogo y acción para una representación más fiel de los evangelios, que fue soportada sin mayores problemas por los asistentes gracias al clima templado que se sintió por las nubes que ocultaron los rayos del sol.
A pesar de que el tumulto una vez más se suscitó, los habitantes de Iztapalapa aseguraron que la cantidad de testigos presenciales fue menor a la de años anteriores.
Laura Vázquez, vecina del Cerro de la Estrella y quien ha asistido a las representaciones de los últimos 20 años, no se espantó por la cantidad de gente ni por los empujones de la muchedumbre que cargó inútilmente contra las vallas de granaderos en un intento fallido por llegar a las faldas del Cerro de la Estrella.
Tampoco por el caballo que se desplomó como muerto ante la alarma de quienes lo presenciaron de cerca. Fueron incidentes menores de una representación que culminó tal como estaba previsto, sólo que con una hora de retraso.
Laura Vázquez consideró que las enormes pantallas colocadas a ambos lados de las tres cruces donde Cristo y sus dos acompañantes murieron crucificados ofrecían mayor detalle y cercanía que lo que alcanzaba a ver de manera directa.
“Estoy considerando mejor verlo el próximo año en la televisión y sin salir de mi casa”, concluyó.