El jefe de gobierno de la ciudad de México fue enérgico, cuando menos en sus palabras. No se utilizará la fuerza pública para liberar el Zócalo o para impedir que los activistas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación sigan realizando bloqueos como los que han realizado en Paseo de la Reforma y Avenida de los Insurgentes en los últimos días. Pero eso sí, el maratón de la ciudad de México se llevará a cabo este próximo domingo, aunque haya que modificar la ruta.
"Que no haya brotes de violencia, eso es lo que estamos buscando", dijo el doctor Mancera a los reporteros este 21 de agosto. "A los ciudadanos les pedimos que conozcan el contexto. Y no se trata de hacer de la ciudad un campo de batalla, sino un campo de cruce de ideas."
No sé bien a qué se refiere el jefe de gobierno cuando pide a los ciudadanos que conozcamos "el contexto". A los hombres y mujeres, que con la angustia pintada en el rostro tienen que descender del Metrobús por los bloqueos para correr a la siguiente estación, les será muy difícil entender el contexto político que hace que la autoridad acepte plantones cotidianos de muchas horas de duración en el principal cruce vial de la ciudad. Tampoco lo entenderá los empresarios que pierden 100 millones de pesos al día, pero a los que se les siguen cobrando impuestos.
El jefe de gobierno, hay que reconocer, es uno de los damnificados. La CNTE le ha creado un problema de imagen pública en un momento en que las encuestas señalaban que estaba recuperándose de los daños generados por el secuestro de los 12 del Bar Heaven. Si bien el gobierno capitalino ha tratado, como en los tiempos de Marcelo Ebrard, de culpar al gobierno federal, los afectados responsabilizan más bien a las autoridades capitalinas que no sólo no desalojan los bloqueos sino que los apoyan con cortes a la circulación que hacen con frecuencia más daño que los bloqueos mismos.
Los activistas de la CNTE le tomaron a Mancera la carpa de los Guardianes Urbanos, una especie de ciudad de los niños en el Zócalo. Se apropiaron también del Cine Volador de 3D, en el que hace apenas algunos días el jefe de gobierno departió con niños. Tengo entendido que son instalaciones privadas cuyo costo tendrá que cubrir el gobierno capitalino… o más bien los contribuyentes. El plantón del Zócalo obligó también a cambiar la sede de la Semana de las Juventudes al Monumento a la Revolución.
Quizá lo que más le ha inquietado a Mancera -corredor habitual-- es el maratón de la ciudad de México. El plantón hará imposible que esta competencia salga del Zócalo. Dice Mancera que no importa, que se diseñará una ruta alterna, así como el Congreso ha sesionado en sedes alternas.
Curiosamente, en su afán de apoyar a los manifestantes de la Sección 22, Mancera le está haciendo un favor al gobierno de Enrique Pela Nieto. Para empezar le está negando a la CNTE el mártir que esta organización tanto ha buscado. Pero además está haciendo que la gente se irrite nuevamente con el PRD y los partidos de izquierda y que aumente el apoyo político a las reformas del presidente. Se revive el síndrome provocado por Andrés Manuel López Obrador cuando bloqueó durante seis semanas el Paseo de la Reforma.
Los ciudadanos no se preocupan mucho por analizar "el contexto". El trabajador que pierde el día de sueldo, el estudiante que no puede presentar el examen, el vendedor que pierde su venta, el usuario del transporte público humillado por los manifestantes o el mesero que no recibió propinas, sólo tiene una idea en mente: mentarle la madre al que considera responsable de su problema. Y para muchos es el jefe de gobierno y no "el contexto".
USO DE SUELO
Quizá el jefe de gobierno debería cambiar ya el uso de suelo del Paseo de la Reforma y dejarlo como sede permanente de las manifestaciones y plantones de la CNTE o de cualquier otro grupo político.
Twitter: @sergiosarmient4