De Sudáfrica a México. La desaparición de ese extraordinario líder sudafricano que fue Nelson Mandela -una larga y cruel prisión no lo doblegó y ya en el poder rechazó la "justa venganza" y su perpetuación como presidente-, obliga a reflexiones sobre el papel del líder carismático en la construcción y conducción de movimientos políticos de oposición real y sobre el dictum "cada nación tiene el gobierno que se merece".
Tema Complejo. La justa admiración que el mundo ha mostrado por Mandela, contrasta con la baja estima en que tiene hoy a su partido -el Congreso Nacional Africano (CNA)- y a su liderazgo. Ese contraste subraya la dependencia de un movimiento o de una nación de su líder carismático y lo muy difícil que es sustituirlo.
Para Max Weber el carisma es esa rara capacidad que tienen algunos para imponer y ejercer un fuerte liderazgo personal, concitando confianza y adhesión profundas en circunstancias de crisis, (Economía y sociedad, México, FCE, 1969, pp. 193-204).
La actual izquierda mexicana se organizó alrededor de dos personalidades carismáticas: Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Desafortunadamente para la izquierda, en una coyuntura particularmente crítica -la decisión del gobierno de Enrique Peña Nieto de desnacionalizar la riqueza petrolera para entregarla al gran capital privado externo-, la reactivación de Cárdenas como líder opositor ya no alcanzó a cubrir la ausencia, producto de un infarto, del líder antiprivatizador fundamental en la coyuntura: AMLO.
El infausto infarto del tabasqueño está ligado al extraordinario esfuerzo que ha caracterizado toda su carrera política, desde organizador en La Chontalpa a reorganizador del PRD, a Jefe de Gobierno de la capital, dos veces candidato presidencial y forjador de un nuevo partido político. Hoy, en medio de la crucial y por ahora perdida batalla por el petróleo mexicano, la mala salud detuvo a AMLO y ahondó los apuros de la izquierda real. En tales circunstancias, él y esa izquierda están obligados a rediseñar su acción teniendo en cuenta que no siempre se puede seguir dependiendo de la extraordinaria energía y carisma de AMLO para contener la ofensiva de la formidable falange de actores de derecha decididos a consolidar un sistema antidemocrático, oligárquico y corrupto, que ha desembocado en una creciente y obscena concentración de riqueza y poder.
“El Gobierno que se Merecen”. No es fácil desmentir a quienes argumentan que México tiene el gobierno que merece, que la mediocridad y corrupción de nuestros gobernantes no son más que reflejo de la sociedad de donde surgieron. Sin embargo, hoy la Sudáfrica de Mandela permite abrigar alguna esperanza.
Mandela resultó ser uno de los mejores líderes políticos y morales de los tiempos modernos no obstante haber emergido de una sociedad conquistada, brutalmente sojuzgada, pobre, dividida y violenta. Él organizó al CNA y pese a una cadena perpetua en una prisión infame (isla de Robben), nunca cedió en su exigencia de acabar con el apartheid y sustituirlo por el principio de "un hombre un voto". Tras 27 años de prisión, Mandela, emergió convertido en símbolo mundial de la lucha contra una política monstruosa -el apartheid- a la que se puso fin. Ya Premio Nobel, Mandela fue electo presidente y Sudáfrica tuvo un gobierno de calidad moral inigualable. Sin embargo, la misma sociedad que produjo y elevó al poder a un hombre excepcional luego engendró a su antítesis: Jacob Zuma y los suyos. En los funerales del héroe, el 10 de diciembre, Zuma fue objeto de un repudio generalizado en un estadio repleto y ante más de un centenar de jefes de Estado y de Gobierno. ¿Sudáfrica se merece a Mandela o a Zuma? Y México ¿A Lázaro Cárdenas o los gobernantes actuales?
En Conclusión. Sudáfrica se ha convertido en ejemplo que una sociedad que mudó de gobiernos en bancarrota moral (apartheid) por otro de la más alta calidad moral (Mandela) para en poco tiempo caer en otro notable por su baja calidad, (Zuma) y donde el partido de Mandela está controlado hoy por quienes son su antítesis.
A la pregunta ¿Las sociedades tienen el gobierno que merecen? Sudáfrica ofrece la mejor razón para responder con una indefinición, pues la misma sociedad puede producir uno de enorme calidad moral y luego generar uno notable por su ineficiencia y corrupción.
Por lo que hace al carisma. Es una suerte cuando en medio de un ambiente de crisis emerge un líder con energía y fuerza moral capaz de generar esperanza y movilizar en defensa de sus derechos a la parte más débil y humillada de una sociedad. Sin embargo, cuando ese líder desaparece o de manera inesperada queda imposibilitado de jugar su papel, la presión desde abajo puede perder fuerza y momentum. En México, la oposición real está obligada, por un lado, a seguir usando a fondo el liderazgo carismático con el que cuenta pero, por otro, y en paralelo, dar forma a una dirección alternativa, menos personal y más institucional para evitar que quede huérfana de liderazgo y a la deriva.
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