No es una verdadera reforma fiscal. El mismo presidente señaló que se trata de una reforma social que establece un sistema de seguridad social universal y que crea un nuevo seguro de desempleo.
¿Necesita México una reforma social? Posiblemente sí. Pero también una reforma fiscal de fondo que promueva la inversión productiva y el crecimiento económico. Ésta, y no la creación de nuevos "derechos humanos sociales", es la manera de revertir la pérdida de productividad que señaló ayer el secretario de hacienda Luis Videgaray.
Hasta el momento de escribir esta reflexión no hay información disponible sobre varios elementos cruciales de cualquier reforma fiscal. No sabemos, por ejemplo, en cuánto quedará la tasa del impuesto sobre la renta, aunque informes periodísticos señalan que se elevará de 30 a 32 por ciento, lo cual sería un fuerte golpe contra la inversión productiva.
Sabemos que se mantiene la tasa cero de IVA para alimentos, medicinas, servicios médicos, libros y revistas. Esto representa casi la mitad de la posible recaudación por este gravamen. Señala el presidente, con razón, que estos productos representan un porcentaje muy importante de los consumos de las clases pobres; pero no reconoce que, como en cualquier impuesto al consumo, en el IVA paga más quien más consume. Al final, para supuestamente beneficiar a los más pobres, muchos de los cuales viven en una economía de autoconsumo en que no se pagan impuestos, el gobierno está dejando sin gravar los alimentos y medicinas de los más ricos.
El cobro de impuestos a las utilidades que se obtengan en bolsa parece sensato, pero la pregunta es si así como se cobrará por las utilidades se permitirá la deducción de las pérdidas. En cuanto al cobro de impuestos a los dividendos de las empresas, esto significa una doble tributación. La empresa ya paga impuesto sobre la renta por sus ganancias, por lo que al distribuir dividendos simplemente entrega un dinero por el que ya se ha pagado impuesto.
El presidente Peña Nieto promete que habrá una simplificación radical en los procedimientos para el pago de impuestos. No sé si la reducción de 295 a 186 artículos de la Ley del Impuesto sobre la Renta essuficiente para cumplir el sueño de hacer las declaraciones sin necesidad de un contador, como promete el mandatario, pero cualquier avance en simplificación es bienvenido. Habrá que revisar el conjunto de las modificaciones.
En términos globales, sin embargo, estamos viendo una expansión importante del papel del gobierno en la economía. La creación de un sistema de seguridad universal es una aspiración importante, pero no estoy seguro de que las medidas de esta reforma fiscal sean suficientes para financiarlo. Vemos, por otra parte, que se crea un seguro de desempleo que representará una carga adicional para las empresas formales sin que se eliminen las costosas indemnizaciones por despido que han sido la forma de proteger a los trabajadores despedidos en nuestro sistema legal hasta ahora.
Habrá que examinar en las próximas semanas la letra pequeña de esta reforma social presentada bajo el disfraz de una reforma fiscal. De primera instancia me parece una iniciativa que crea nuevas cargas para las empresas formales. Lejos de ser una reforma que genere productividad, inversión, crecimiento económico y empleos formales, me parece que resultará en pérdida de productividad, menor inversión, menor crecimiento y una reducción en empleos. Parece, a primera vista, una reforma más para impulsar el crecimiento de la economía informal que el de la formal.
RELÁMPAGOS
"Llueve, truene o relampaguee. El domingo al Zócalo" dijo Andrés Manuel López Obrador en su cuenta de twitter después de que el gobierno capitalino le pidió cambiar el lugar de su mitin de ayer domingo. Al final ni llovió, ni tronó ni relampagueó, pero el mitin no se pudo hacer en el Zócalo.
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