Vi con atención el mensaje del presiente Enrique Peña Nieto, y mi sensación es que todavía sigue en China. Después de dos meses tras los sucesos trágicos de Ayotzinapa, el ejecutivo no ha visitado Iguala. Por el contrario, ese viaje sí lo canceló. El punto es significativo porque muestra un gobernante que no termina por asumir el tamaño de responsabilidad de su cargo. Rebasado, distante, disminuido ante la adversidad, su actitud es la de un hombre que no parece comprender la gravedad del momento. No sólo no conecta con la gente, sino hasta las encuestas de los diarios oficialistas, ya lo muestran en picada. Pero el problema para el ejecutivo no es la caída de la popularidad, sino la falta de credibilidad en su presidencia. El Gobierno Federal quiso vender la imagen de un país reformista, cuando ni siquiera fue capaz de atender la función primordial del Estado: la seguridad.
Ante el estado de emergencia por fin salió el jueves pasado el inquilino de Los Pinos. La expectativa era grande en torno a qué iba a decir, y sobre todo, hacer. Lo primero que me llamó la atención de su discurso, fue ausencia de autocrítica para su gobierno. Lejos de reconocer errores e incluso ofrecer perdón a las víctimas, sencillamente nos presentó un decálogo "para mejorar la seguridad". De esa manera, buscó empatía al decir "Todos somos Ayotzinapa", pero esa frase pronunciada por quien ni siquiera fue a la comunidad, resulta hueca.
Repacemos el decálogo. 1. Ley Contra la Infiltración del Crimen Organizado en las Autoridades Municipales. La iniciativa busca intervenir y disolver ayuntamientos infiltrados por el crimen organizado. Sin embargo, no se dice nada sobre los actores que operarán esa ley. ¿Con qué sistema de justicia? ¿Con las actual Procuraduría de la República? ¿Con la eficiente Policía Federal? ¿Y quién los revisa a ellos? Ojo, la infiltración no sólo está en los municipios, sino como muestra nuestra historia reciente: en las esferas más altas del gobierno. ¿Por qué no habló de los gobiernos estatales infiltrados por el crimen?
2. Iniciativa que redefinirá por completo y dará claridad al sistema de competencias en materia penal. ¿Y el código penal único? Desde 2008 empezó la reforma constitucional al sistema penal. La propuesta es un pleonasmo para completar el "decálogo".
3. Policía estatal única. La propuesta no es novedosa, ya viene desde el sexenio anterior. En principio es positivo tener 32 corporaciones, a más de mil corporaciones disímiles. Sin embargo, por lo menos llevará el resto del sexenio avanzar en el proyecto, así que no esperemos resultados a corto plazo.
4. 911. En el país ya tenemos el 066, sólo cambiará de números. La iniciativa atiende la forma, por ser más popular ese número. ¿Y el fondo?
5. Clave Única de Identidad. ¿Y qué hacemos con el CURP? Otra ocurrencia de relleno. Eso sí, con costo a los contribuyentes.
6. Operativo especial en la región de la Tierra Caliente. Ahí inició el fracaso de Calderón al inicio de su terrible sexenio. Ahí regresa Peña Nieto.
7. Reformas para mejorar la "justicia cotidiana". Sin duda todo lo que actualmente y desde hace décadas no funciona en el sistema de justicia mexicano. Resulta irónico que la reacción actual del Gobierno Federal sea detener, golpear y reprimir a ciertos manifestantes. En algunos casos, hasta el ejército entra por los estudiantes, como sucedió reprobablemente en la Universidad de Coahuila.
8. Reformas en derechos humanos. Fue la propuesta más amplia en relación a la atención de víctimas y desapariciones forzadas. Se prevé un Sistema Nacional de Búsqueda de Personas No Localizadas, además de un Sistema Nacional de Información Genética.
9. Combate a la corrupción. El presidente no dijo nada de la "casa blanca" y el conflicto de intereses. Al omitir deliberadamente el tema, sólo ratificó la amplia desconfianza a su gobierno.
10. Gobierno Abierto. La firma del convenio para llevar la agenda del gobierno abierto ya viene desde el sexenio de Calderón. Se firmó en 2011. Este punto sólo se incluyó para relleno del decálogo.
¿En verdad es todo lo que tiene la Presidencia de la República? Francamente decepciona el contenido de las propuestas de Peña Nieto ante la crisis de su gobierno y del país. Decepciona porque en vez de ir al fondo, sólo toca dos o tres punto relevantes y el resto son repeticiones y duplicaciones de líneas existentes. En verdad me aterra comprobar que el complejo aparato de Estado es todo lo que puede dar. No quiero pecar de pesimista, pero las propuestas del presidente se quedaron muy cortas ante el enorme problema. Lo peor que puede sucederle a su gobierno es continuar en la arrogancia e inútil inmovilidad en la que se encuentra.
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