Para el ex silbante Armando Archundia, el principal problema del arbitraje en México es la capacitación. (Jam Media)
Aunque para muchos en el gremio la revuelta de los árbitros sirvió simplemente para "calmar las aguas", Armando Archundia asegura que esto es el inicio de "la revolución arbitral", que debe de terminar "con los maltratos y la mala preparación" para los silbantes.
Archundia ha sido de los últimos "mandones" entre los hombre de negro en México. Dirigió ocho juegos en dos Mundiales, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010, imponiendo un récord al respecto y todo eso le sirvió para, al momento de retirarse, quedar fuera de la Comisión de Árbitros, al "pisar" algunos callos de los dirigentes actuales y no caerle bien a la gente de arriba. "Lo mío fue personal", dice.
Pero es momento de hablar del intento de rebelión.
"Llegaron a un feliz acuerdo, creo que hicieron las cosas bien. Sé que muchos dirán que por qué se esperaron hasta estas fechas, pero no le hacían caso a sus peticiones", señaló el ex silbante, quien ahora es comentarista en los medios de comunicación.
¿No quedó todo igual? -se le pregunta al ex nazareno...
"No -responde con seguridad-. Es el inicio de la revolución. Obviamente no se podían dar todos los cambios, ya que estamos a finales de torneo, pero por lo menos recuperaron su dignidad, que se les trate con respeto. Que un árbitro que aplica el reglamento no sea recriminado por gente que no sabe de esto y que el señor [Enrique] Bonilla, -secretario de la Liga- ya no meta las manos en las designaciones".
Lo mejor de todo, asegura es "que el señor [Justino] Compeán -presidente de la Federación Mexicana de Futbol-, reconoció que su sistema, que lo que quería implementar, no funcionó. Esperemos que la comunicación entre los árbitros y la Liga al fin se recupere".
¿Cuál es el principal problema?
"La capacitación. ¿Cómo es posible que a árbitros que apenas se retiran los vuelvas instructores sin haber tomado siquiera un curso? Lo peor es que con un puesto pequeñito se suben a una hoja y se vuelven capataces".
A Benito Armando Archundia poco le dejaron hacer, cuando se retiró del arbitraje.
"Lo mío fue que simplemente les pesaba el nombre. No soportan que alguien con más capacidad llegue y traiga un plan de trabajo. Fue algo personal, simplemente eso, pero bueno, ahora estoy contento donde estoy y ya ni hablo con los árbitros, no vaya a ser que los vayan a castigar sólo por dirigirme la palabra", finalizó.