Pederastia. El excura mexicano Eduardo Córdova mientras oficia una misa en su parroquia en el estado de San Luis Potosí.
Eduardo Córdova Bautista, el cura acusado de abusar de al menos 100 menores de edad, trazó una ruta de violencia sexual durante 30 años en escuelas religiosas, centros parroquiales y grupos juveniles por los que pasó.
El cura de 56 años -y que hoy permanece prófugo-penetró a las esferas del poder público, empresarial y a la élite social de la entidad, desde las cuales se sirvió para cubrirse de impunidad.
En su magisterio fue visto como un sacerdote consentido. Conservó su posición bajo el mando de tres arzobispos en San Luis Potosí: Arturo Antonio Symanski Ramírez, quien lo ordenó en 1988 y lo nombró representante legal de la Arquidiócesis cuando regresó de Roma, donde durante dos años estudió Derecho Canónico; Luis Morales Reyes, quien lo sostuvo como representante legal, aún con las denuncias que desde 1998 recibió en su contra, y Jesús Carlos Cabrero Romero, actual pastor diocesano.
El activista Alberto Athié dice que Córdova inició los abusos contra los niños al concluir la preparatoria, cuando al tiempo que estudiaba Derecho era bibliotecario del Colegio de los Hermanos Maristas.
La violencia sexual subió de tono cuando terminó sus estudios de licenciatura y los maristas le ofrecieron una plaza como maestro y tutor de grupos de secundaria.