Gran Hotel de la ciudad de México. (Foto: Felipe Gabaldón)
La línea orgánica y ondulante, inspirada en los tallos de las flores y delicados insectos como las libélulas y mariposas o los cabellos de mujer, y combinada magistralmente con materiales como el vidrio y el metal, dio origen al art nouveau, un estilo emblemático de la elegancia francesa que fue adoptado en México en tiempos del porfiriato.
El art nouveau fue una tendencia artística desarrollada principalmente en las artes decorativas y en la arquitectura. Su origen puede señalarse como una respuesta a la decadencia de los estilos historicistas de mediados y fines del siglo XIX, que llegaron a producir objetos excesivamente ornamentados en sociedades como la Inglaterra victoriana y el Segundo Imperio de Napoleon III en Francia.
Por otro lado, la Gran Exposición Universal de Londres de 1851, realizada en el Crystal Palace diseñado por Paxton y auspiciada por el Príncipe Alberto de Sajonia, esposo de la Reina Victoria, puso de manifiesto la fealdad y la falta de diseño de los productos industriales, lo que provocó el nacimiento de movimientos artísticos como el de Art and Craft, de William Morris, que buscaba dotar de una nueva belleza a los objetos usados en la vida cotidiana, a través de la manufactura artesanal utilizando formas orgánicas que sientan las bases del nouveau.
El art nouveau, término francés con el que se le conoce universalmente, se estableció como un estilo decorativo que se caracteriza por la utilización de la línea orgánica y ondulante en el diseño, inspirada en los tallos de las flores, representación de libélulas y mariposas, cabello de mujer, etcétera. Aprovechó también las nuevas técnicas y materiales desarrolladas en el siglo XIX, como el metal y el vidrio, lo que produjo una arquitectura que unió belleza y técnica a la vez, como se puede apreciar en los grandes domos de estructura metálica y acristalados como el de las Galerías Lafayette de París.
LA ELEGANTE PRETENSIÓN PORFIRIANA
En México el art nouveau se desarrolló como parte del repertorio de estilos arquitectónicos y artísticos importados por la sociedad porfiriana, que buscaba, por medio de estos, ponerse a la vanguardia y altura de los países europeos; en un México que se abría al capital extranjero, buscando la industrialización y modernización de las principales ciudades del país.
En arquitectura el arte nouveau, no se dio puro en México, fachadas neoclásicas se decorarían con motivos y herrerías fitomórficas, abrigando esplendidos interiores modernistas nouveau.
Entre los edificios más significativos de esta corriente, destaca el Gran Hotel de la ciudad de México antiguo Centro Mercantil, realizado entre 1896 y 1897 por los ingenieros Daniel Garza y Gonzalo Garita, cuyo exterior es neoclásico, pero cuyo espectacular interior esta coronado con un espléndido domo acristalado colocado en 1908 por Jackes Guber. La magnífica herrería que luce el interior, maneja una serie de motivos fitomórficos y líneas entrelazadas de estética modernista, que decoran tanto las balaustradas como el espléndido elevador.
También el edificio del Palacio de Hierro ostenta, un gran domo con vitrales que nos remite al estilo de Tiffany. Los Socios de la J. Tron y Cía, decidieron construir en la capital mexicana una tienda departamental al estilo de las instaladas en las grandes capitales europeas. Por lo cual se construyó un edificio de cinco pisos anterior al actual que se quemó, cuyo autor fue el arquitecto Paul Dubois. Además del mencionado domo los motivos nouveau aparecen en las herrerías de los balcones y barandales de las escaleras y en los mosaicos que ornamentan con motivos florales el exterior.
Pero una de las obras más ambiciosas del porfiriato sería la construcción del nuevo Teatro Nacional, encargada al arquitecto italiano Adamo Boari. El Palacio de Bellas Artes, como finalmente se le bautizó, se comenzó a construir en 1904, en base a una armazón de metálica que se fue recubriendo de mármol de Carrara. El exterior del teatro fue diseñado con múltiples motivos nouveau, columnas con capiteles fitoformes, esculturas de mujeres con posiciones serpenteantes, cabezas de águila con alusiones al pasado indígena, etcétera. Sin embargo, la obra se detuvo debido al estallar las luchas revolucionarias y no fue sino hasta 1931 que las obras se reanudarían, bajo la dirección del arquitecto Federico Mariscal.
Para ese entonces ya el art nouveau había pasado de moda, de modo que el interior se decoraría con el más geométrico estilo art déco. Sin embargo, el interior de la sala principal nos depara una sorpresa: el espléndido telón incombustible de Cristal de Tiffany en el más espectacular estilo art nouveau. Esta cortina de metal, esta formada por miles de pequeños cristales opalescentes que representan el paisaje del valle México con sus volcanes el Iztaccíhuatl y el Popocatépetl.
PORCIONES DE ART NOUVEAU
El art nouveau no sólo se manifestó en proyectos a gran escala como los antes mencionados, sino también en casas particulares donde la burguesía de la época buscaba reflejar su necesidad de lujo y estatus. Existen bellos ejemplos de casas en las colonias Roma y Juárez de la ciudad de México, que a pesar del deterioro y olvido, muestran todavía la belleza del estilo, manifestadas a través de formas orgánicas, que ornamentan sus balcones, puertas y ventanas.
El estilo fue utilizado en el diseño de los interiores de las viviendas, como en la desaparecida casa Requena, cuyos magníficos muebles se exhiben actualmente en la Quinta Gameros de Chihuahua. El reportorio decorativo de estos muebles es fascinante, desde el uso de Pavorreales para una de las recámaras, como la caperucita roja para la pieza infantil. Pero es el comedor el conjunto más espectacular, ya que la decoración se extiende a las paredes y el techo a través de molduras de formas ondulantes, conformando un todo armónico y fascinante.
El art nouveau fue por tanto uno de tantos estilos importados de Europa, particularmente de Francia -nación rectora en aquellos tiempos en cuanto a estilo y arte-, por una sociedad deseosa de destacarse y sobresalir en la sociedad. Desgraciadamente muchos de los edificios que sobreviven en la capital u otras ciudades del país como Puebla y Chihuahua, se encuentran en un estado lastimoso, de tal forma que es urgente un plan de restauración y recuperación.
El art nouveau en México nos habla de una época, de una sociedad, que no encontraba todavía su identidad y buscaba en el extranjero los símbolos que la legitimaran y la llevaran por el camino de la modernidad.
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