En la oficina o la escuela, los marcadores no pueden faltar. (ARCHIVO)
Puede ser llamado marcador o rotulador dependiendo del país donde se comercialice, y gracias a su practicidad, se ha vuelto una de las herramientas escolares y de trabajo más requeridas.
Es el marcador, un producto que vio la luz hacia el año 1962 de la mano del japonés Yukio Horie, quien lo diseñó teniendo en mente el generar un producto adecuado para la escritura japonesa.
Un año después, el mundo estaría recibiendo la noticia del surgimiento de los primeros marcadores con puntas de fieltro, que poco a poco empezarían a popularizarse.
Según el portal Educar.org, en estos marcadores "la punta está hecha de fieltro o fibras finas de nylon u otro material sintético sujeta al cilindro de la pluma y su tinta fluye hacia la punta mediante un mecanismo capilar. La punta puede tener muy diferentes formas y tamaños; pueden alcanzar hasta una pulgada de ancho. Las tintas de los marcadores pueden presentar una muy amplia gama de colores".
Este primer marcador vio pronto sus competidores, pues también en 1963 surgió el de punta acrílica, comercializado por "Pentel", diez años después se conoció al marcador "a bolita", conocido como "Ball Pentel", y en 1981 apareció el ceramicrón, un marcador de punta cerámica.