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El México Bronco

Mirando a fondo

VÍCTOR GONZÁLEZ AVELAR

LO DIJO PORFIRIO DÍAZ y décadas después lo repitió Jesús Reyes Heroles "No despierten al México bronco". Aquella profética llamada de atención parece no haber sido escuchada por las nuevas generaciones. Todos los días los medios nos informan a detalle de la irracional conducta de los asesinos mexicanos, quienes no conformes con asesinar a sus enemigos o competidores, los descuartizan, decapitan, diluyeren ácidos o los cuelgan de los puentes sobre las avenidas.

LOS SECUESTRADORES, una vez recibido el precio del rescate reaccionan torturando y asesinando a su presa. Los asaltantes matan por cincuenta pesos; los cadáveres encobijados y sellados con cinta canela son tirados en calles, avenidas o basureros con la curiosa circunstancia de que no son reclamados por ningún padre, madre o hermano. Los grupos sociales ponen oídos sordos a la denuncia de la criminalidad. A los corruptos o transas ahora se les llama traviesos; a los defraudadores con fondos públicos inversionistas; a los asesinos, sicarios ajustadores de cuentas; a los ladrones de los fondos sindicales luchadores sociales y así hasta el infinito.

SE CABE DUDA que se han trastocado de manera absoluta los valores éticos mínimos que sostienen el tejido social de los mexicanos. En estos tiempos vale igual un estafador, corrupto o narcotraficante que una persona de bien. Las diferencias entre el bien y el mal, tema eterno de la filosofía y la ética, se han venido diluyendo hasta llegar a juntarse y hacer imposible su distingo.

TODO ESTO VIENE a tema, con motivo de las marchas y manifestaciones que durante la semana pasada se realizaron en la Ciudad de Culiacán, Sinaloa y otros municipios de aquella entidad. En la tierra de Joaquín "Chapo" Guzmán algunos mexicanos salieron a las calles para protestar en contra del Gobierno federal, pidiendo la liberación inmediata del jefe del cártel de Sinaloa y por su no extradición a los Estados Unidos de Norteamérica.

UNO SE PREGUNTARÍA, cuál es el grado de descomposición de algunos grupos de mexicanos, que se atreven a salir a las calles para defender a un asesino confeso de haber cometido u ordenado cometer, más de 2,000 homicidios.

Qué estado de pudrición moral tienen algunos miembros de aquella ciudad, como para gritar en favor de un hombre, que según los archivos policiacos de los Estados Unidos es causante directo e indirecto de diez mil crímenes.

DE QUÉ MANERA deberá estar penetrada la sociedad mexicana del crimen y el narcotráfico, que la mera detención de uno de sus más distinguidos representantes, los convoca a protestar en la vía pública y a su favor. Deberá estar penetrada hasta los mismísimos huesos.

EL EJEMPLO lo estamos viendo en el deshecho estado de Michoacán, en donde miles de señores se han levantado como las "Autodefensas". Muchos de ellos portando armas de muy alto calibre que en el mercado negro cuestan más de cien mil pesos (muchos de ellos aparecen en los videos vestidos miserablemente y casi descalzos).

Nadie sabe quiénes los arman; quiénes les dan para sus traslados en vehículos y camionetas de lujo; quién subsidia sus gasolinas y gastos de alimentación; quiénes les pagan salarios para que puedan abandonar sus lugares de origen y sus trabajos. Cómo es posible que de un día para otro se tiren en plan de "justicieros" sin ingresos propios y abandonando sus trabajos y familias. Aquí es en donde se puede ver la penetración del crimen en la sociedad, que de una u otra manera vive dentro de un sistema económico inmerso en el mismo crimen.

PERO VOLVIENDO A SINALOA, el sábado pasado un grupo de culiacanenses salió a las calles para contrarrestar las manifestaciones que algunos "agentes" habían organizado en favor del criminal; pero con la triste noticia que la manifestación organizada por los "buenos" fue notablemente desairada por la población. Se dice que amenazas veladas y directas inhibieron para que la sociedad se pudiera manifestar en pro de la paz, la educación y la justicia. No sumó ni un centenar de ciudadanos valientes y responsables lo que asistieron al acto, portando protestas escritas con plumón de color y en cartulinas baratas.

UNA MUESTRA MÁS del temor y miedo que subyace en aquella sociedad bajo el control económico y político del crimen organizado.

PODRÍA ALGUIEN argumentar que el México Bronco o profundo ha emergido y que se debe a la descomposición de la misma sociedad; que la descomposición se origina en la incapacidad del Estado para simplemente aplicar la ley, y podría tener razón este argumento; pero también sucede y es cierto, que nuestra sociedad y el mismísimo gobierno han quedado severamente dañados por el llamado trauma o "Síndrome de Tlaltelolco".

Ningún gobierno después de aquel suceso, ha tenido el valor de cumplir y hacer cumplir llana y simplemente la ley, mucho menos de pagar el costo político que ello implica.

EN ESTAS CONDICIONES se entroniza la impunidad, la violación constante y reiterada de las leyes y como su consecuencia natural la impunidad y corrupción para que cada quien pueda asesinar, golpear policías, bloquear calles, avenidas, puentes o carreteras, asesinar soldados, cometer secuestro, "cobrar piso", extorsionar etcétera, etcétera, sin que una sola autoridad tenga el valor de ponerlos ante un juez, para que simple y llanamente se le aplique la ley.

En los últimos 12 años se han cometido más de 70 mil homicidios dolosos, en ningún caso ha sido detenido el autor material, menos el intelectual. En un paraíso de impunidad que abarca el 90 % de los crímenes que quedan sin castigo, queda acreditado que el México Bronco sí asomó y está vigente.

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