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¿Es la ciudad que queremos?

Civitas

CARLOS CASTAÑÓN CUADROS

Despacio que vamos de prisa, dice con razón una frase popular. Por popular que nos parezca, el dicho es pertinente para las condiciones que se viven en una ciudad como Torreón. En las últimas semanas, una serie de accidentes fatales se volvió un tema frecuente en los medios. Tras una notable disminución de la violencia en las calles, las muertes asociadas al transporte empiezan a ser visibles. Accidentes automovilísticos, peatones atropellados y choques de vehículos nos han recordado los graves problemas del espacio público. Recientemente, una sucesión de muertes ocurridas en la carretera Torreón-San Pedro, orilló al gobierno municipal a tomar medidas inmediatas como cerrar inseguros retornos y vueltas a la izquierda, al mismo tiempo que un positivo operativo de vialidad multó a docenas de automovilistas por ir a exceso de velocidad. En lo inmediato la autoridad apagó el fuego, pero eso no significa que siga alimentado el disfuncional modelo de ciudad. En consecuencia, las muertes en las vialidades no son meras casualidades, sino reproducen un patrón reconocible en la ciudad. Si algo aportan los números y sobre todo los indicadores, es un conocimiento puntual sobre prácticas y conductas de los ciudadanos. Nada más en los últimos dos meses, 12 personas murieron en percances viales (El Siglo de Torreón, 29 de abril 2014).

Con la esperanza de una mejor ciudad, vuelvo a repetir las terribles tendencias que se viven en Torreón. De acuerdo con las estadísticas de morbilidad del Inegi, en más de una década, 2000-2012, las muertes asociadas al transporte registran una incidencia de 60% para peatones, 33% automovilistas, 4% motociclistas y 3% ciclistas. Transportarse en la ciudad a pie es la principal causa de muerte. El dato no sólo es sorprendente, sino profundamente negativo. Algo muy mal hemos hecho en Torreón, cuando al andar a pie tenemos una frecuente razón para perder la vida. Contrario a lo que parece, transportarse en bicicleta es por mucho, más seguro que hacerlo en automóvil. Pero volvamos a la pregunta ¿qué ciudad queremos?

Al paso de las décadas nos hemos acostumbrado a una ciudad para los automóviles, pero no para las personas. En ese modelo, lo importante son los autos, no la vida de las personas. Para el caso, nos parece "normal" que se inviertan millones y millones de los contribuyentes en infraestructura para los automovilistas, no así para hacer una movilidad segura.

Desde hace años tenemos una ciudad orientada al paso de los automotores. Por lo mismo, casi nadie discute que la mayoría del presupuesto público se destine a los automovilistas. Millonarios puentes vehiculares, desniveles, amplios bulevares y colonias sin banquetas, ni cruces seguros. ¡Mucho menos ciclovías! En ese orden, tenemos ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Los de prima transitan en vehículos y se benefician del presupuesto de la mayoría. Los de segunda van a pie o en bicicleta. Basta constatar en los desarrollos de nuevos fraccionamientos los problemas de movilidad. Hay pavimento, pero no hay banquetas, ni tampoco un accesible transporte público.

Ya estamos pagando el precio por una ciudad de baja densidad. El gobierno es más estrecho e ineficiente, y los servicios públicos se encarecen más. Igualmente el costo del transporte es mayor, y de vez en vez, hasta la misma vida de las personas se cobra.

Es cierto, la responsabilidad no sólo es del gobierno, sino de los ciudadanos. El exceso de velocidad o manejar alcoholizado reflejan una cultura cívica. En ese sentido, un gobierno sí puede incidir en la calidad de vida urbana. No sólo con multas, sino cruces peatonales seguros (no puentes peatonales para anuncios comerciales), reductores de velocidad y límites más bajos, de tal manera que se reduzca la muerte de personas. Hay bulevares donde los autos se desplazan a 100 kilómetros o más. En la Torreón-San Pedro, o en el camino a Matamoros, tenemos desesperados que van a 140 kilómetros y todavía se enojan con quienes van más lento. No importa, al fin la vida humana vale poco. En 300 mil pesos la tasa un juez local y que la fiesta siga.

Atentos a la ciudad posible, la Universidad Iberoamericana convoca los días 7, 8 y 9 de mayo, al primer foro: Modelo de ciudad sustentable. Agradezco la invitación al arquitecto Gustavo Rodríguez de la Vega, coordinador de la carrera de Arquitectura para participar en la discusión y propuestas de la ciudad que queremos.

REYNOSO SÍ, ¿Y MOREIRA?

La máxima juarista nos dice: A los amigos justicia y gracia, a los enemigos la ley a secas. Armando Reynoso Femat, exgobernador de Aguascalientes acaba de ser encarcelado por peculado y otros fraudes que hizo durante su gobierno. Y mientras tanto, Moreira I ¿cuándo? Impune y en relojes.

Twitter/uncuadros

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