La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta muchos órganos y tejidos, pero ataca principalmente a las articulaciones, en donde podría llegar a destruir cartílago y hueso, causando importantes deformidades articulares que llevan a los pacientes a discapacidad importante.
Ésta es un afección relativamente frecuente, 3 a 5 veces más común en mujeres que en hombres, y que aparece en la segunda y cuarta década de la vida, pero que puede ocurrir a cualquier edad.
Las articulaciones más afectadas son las de manos, pies, tobillos, rodillas, muñecas, codos y hombros. Cuando afecta a la columna, se limita a la parte superior del cuello.
La inflamación afecta inicialmente a la membrana sinovial, que es una membrana que rodea a las articulaciones móviles, posteriormente se extiende a cartílago, hueso y puede llegar a destruir tendones, ligamentos y la cápsula articular. En etapas avanzadas se produce fibrosis y calcificación, que al fusionar entre sí a huesos adyacentes causan importantes deformidades de los mismos, con pérdida progresiva de la movilidad y función. La afectación a otros sistemas puede causar nódulos por debajo de la piel, fibrosis pulmonar, inflamación pleural o pericárdica, y alteraciones oculares. La inflamación característica de la artritis reumatoide es de origen inmunológico. Hay una predisposición genética a padecer la enfermedad, lo cual se apoya en la observación de la mayor frecuencia de esta enfermedad en familiares de primer grado, una elevada concordancia entre gemelos y la identificación de algunos genes relacionados. No se conoce con exactitud el agente desencadenante de la agresión inmunológica en estas personas genéticamente susceptible, se piensa que la presencia de algunos agentes infecciosos podría desencadenar la respuesta inmunológica anormal, con liberación de substancias que lesionan las articulaciones y otros tejidos.
En el 80 % de los pacientes se detecta la presencia de anticuerpos contra componentes propios, (autoanticuerpos), denominados Factor Reumatoide.
Clínicamente, los pacientes presentan una artritis que afecta a varias articulaciones en forma simétrica. Aparece primero de modo insidioso, con rigidez y dolor por las mañanas, con debilidad, malestar general y fiebre. A medida que avanza la enfermedad las articulaciones aumentan de tamaño, los movimientos se limitan y con el tiempo la deformidad resultante puede hacer que los pacientes sean incapaces de realizar labores cotidianas.
Una minoría de pacientes podrían estabilizarse o incluso regresar a la normalidad, pero la mayoría de ellos tienden a seguir un curso crónico con remisiones y recaídas.
Sin embargo, el pronóstico de esta enfermedad ha mejorado espectacularmente con los recientes avances terapéuticos, pero para ello es necesario hacer un diagnóstico temprano de la misma y canalizarlo con el especialista adecuado para que pueda mejorar su calidad de vida.
Es necesario mencionar que existe una forma de Artritis Reumatoide Juvenil con cualidades diferentes a las expuestas.
*Histopatóloga.
Secretaria Académica y Profesora de Histología y Patología de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C.
La próxima colaboración será del Dr. Raúl Guzmán Muñoz, cirujano.
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