Lego, una historia en construcción
Es probable que todos puedan evocar a detalle un ladrillo «lego» con tan sólo escuchar la palabra. El nombre de la empresa danesa y su emblemática pieza, son un concepto casi indivisible en la mente de muchas personas, sin embargo, la mayoría ignora que no siempre fue así y que este gigante de los juguetes de plástico comenzó produciendo figuras de madera que nada tienen que ver con el pequeño y colorido bloque.
Antes de convertirse en el líder y ejemplo de negocios que es hoy, la empresa danesa Lego tuvo que inventar su propio camino, al que se fue abriendo paso con creatividad, perseverancia y tenacidad, mismos valores que promueve su sistema de juego.
PARTIR DESDE NADA
En 1932, tras la muerte de su esposa Kristine, Ole Kirk Kristiansen, un hábil y perseverante carpintero de Billund, Dinamarca, se vio en la necesidad de sacar adelante a sus cuatro hijos Karl Georg, Godtfred, Johannes y Kjeld. La desgracia familiar estaba precedida por la quiebra de su primer negocio, una carpintería que se dedicaba mayormente a la fabricación de muebles de madera.
El panorama era adverso, pero como ya se ha visto a lo largo de la historia, la crisis siempre es un área de oportunidad para aquellos que mantienen la calma necesaria para reconocerla de ese modo y están preparados para sacar provecho de ella. El carpintero no fue la excepción. Con el material que aún conservaba en su taller, comenzó a fabricar juguetes de madera que luego vendía con la ayuda de su hijo Godtfred Kirk Kristiansen.
“Sólo lo mejor es suficientemente bueno”, era el lema bajo el que Ole producía patos, camiones y aviones de madera, piezas de gran calidad que, aunque eran bien apreciadas por los consumidores, no lograban venderse en grandes cantidades.
Dos años más tarde, Kristiansen se hizo consciente de la necesidad de otorgarle una identidad a su compañía, a fin de conseguir mejores resultados en las ventas, por lo que consideró necesario buscarle un buen nombre. Tras experimentar con distintas ideas, finalmente eligió las primeras dos letras de las palabras danesas «leg» y «godt», que significan «jugar bien», dando como resultado la palabra «lego». Ese fue el nacimiento no sólo de un nombre, sino de una marca que más adelante traspasaría las fronteras de Dinamarca y lograría posicionarse a nivel mundial.
Hasta este punto, Lego contaba ya con sólidos cimientos en la industria del juguete, aunque seguían fabricando piezas de madera que poco se relacionaban con las que actualmente distinguen a la empresa. No fue sino hasta 1946 cuando ocurriría el evento que la puso en un nuevo camino.
Durante una feria industrial en Copenhague, Ole encontró un pequeño bloque de plástico producido por una máquina moldeadora. Tanto el incendio que había sufrido su fábrica en 1942, y que lo había obligado a reconstruir el negocio, como el potencial que vio en las figuras de plástico, lo motivaron a adquirir dicha tecnología.
EL POTENCIAL DEL PLÁSTICO
Aunque no abandonó la producción de madera (que de hecho continuaría hasta 1960), la llegada de la máquina moldeadora de plástico significó un gran avance para la empresa. Con ella, se comenzó a manufacturar una gran variedad de juguetes en ambos materiales. Entre 1947 y 1955, Lego produjo más de 200 modelos de juguetes que tuvieron buena aceptación. Entre ellos se puede mencionar el juego de mesa educativo Monypoli, que tenía como objetivo transmitir algunas nociones de tránsito, y el tractor de plástico Ferguson, su primer gran éxito.
Es durante esta misma época, específicamente en 1949, cuando se comenzaron a hacer unos pequeños bloques de plástico de cuatro y ocho pernos, que fueron lanzados al mercado bajo el nombre de “Ladrillos de enlace automático”, con los que se podían construir múltiples diseños (el mismo tractor Ferguson, por ejemplo, existía en una versión para armar y otra terminada).
TODO POR UN LADRILLO
La explicación de cómo surgió la idea de hacer estos ladrillos es un poco ambigua. En su historia oficial, la empresa señala que Ole guardó el pequeño bloque que el vendedor de la máquina moldeadora le dio, como muestra de lo que se podía hacer con ella. Basados en esta historia, algunos sugieren que, en efecto, el vendedor le mostró lo que alguien en Inglaterra estaba haciendo con la máquina. Ese alguien era Hilary Fisher Page, quien a principios de los años cuarenta, había comenzado a comercializar los ladrillos de construcción Kiddicraft.
Otros en cambio aseguran que Hilary y su esposa visitaron a los Kristiansen en 1949, dejando con ellos dibujos y muestras de sus ladrillos.
La verdad es que, efectivamente, Page sí había comenzado a vender los ladrillos antes que Lego, incluso contaba con la patente del diseño en su país, pero se dice que no sabía que los daneses estaban produciendo una versión de él, y aunque lo hiciera, probablemente ni se hubiera preocupado porque estaba inmerso en otros proyectos.
Otras historias señalan que años más tarde, la empresa de Kristiansen pagó en una muestra de su famosa integridad, la cantidad de cien mil dólares a Hillary Page por los derechos de su patente.
Como sea que haya sido, el hecho es que aun cuando no eran como los que conocemos, ahora esos ladrillos son el antecedente directo de las figuras actuales y, al mismo tiempo, la piedra angular de todo un sistema que, al igual que sucede cuando se juega con las famosas piezas de Lego, se iba construyendo poco a poco, ladrillo sobre ladrillo.
Intuyendo de cierta forma el potencial del juguete, los Kristiansen lanzaron tres sets para preescolar, así como la base de construcción de 10x20 pernos. En 1953, los “Ladrillos de enlace automático” cambiaron de nombre a “Ladrillos Lego” (Lego Mursten), que un año más tarde se fueron complementando con piezas como ventanas, puertas y la viga Lego para brindar la posibilidad de construir más diseños.
EL SISTEMA
Hoy en día, referirse a Lego como un sistema de juego no suena nada extraordinario, porque es probable que todos lo conozcamos así; sin embargo no siempre lo fue. En un principio, como ya se dijo, los ladrillos de enlace automático ofrecían diversas posibilidades de diseño, pero aun así eran limitadas y no fue sino hasta 1954, que surgiría la idea de convertir las piezas en todo un sistema de construcción.
Durante un viaje de negocios a Inglaterra, Godtfred, quien en 1950 había sido nombrado vicepresidente de la empresa, conoció al agente de compras de un gran centro comercial, con quien sostuvo una charla acerca de la industria del juguete. Éste opinaba que los juguetes no eran lo suficientemente buenos porque carecían de un sistema.
Poco después, Godtfred llegó a la conclusión de que era cierto y determinó que sus juguetes necesitaban una idea con un sistema que la respaldara. Pensó que hasta entonces a los niños sólo se les habían ofrecido juguetes con soluciones prefabricadas, cuando lo que necesitaban era algo diferente que fortaleciera su imaginación y creatividad.
En 1955, la compañía lanzó al mercado el primer sistema de juego Lego, compuesto por 28 sets y ocho vehículos, cuyas piezas ofrecían la posibilidad de armar casas, edificios, carreteras, y pueblos enteros. A partir de ese momento, el sistema sólo fue perfeccionándose. Como ejemplo de esto, puede comentarse que los ladrillos tenían el inconveniente de ser poco estables una vez que se apilaban en los diferentes diseños.
Los ladrillos de enlace automático, basados en el modelo Kiddicraft, tenían unas hendiduras a los lados y las protuberancias, o pernos, que todos conocemos en la parte de arriba, pero por debajo estaban huecos, lo que hacía que la unión entre las piezas fuera débil.
Como respuesta a este problema, y marcando la diferencia definitiva con Kiddicraft, la compañía danesa ideó el sistema de acoplamiento «tubo-perno», que perdura hasta nuestros días, y el cual consistió en agregar los tubos en el interior del ladrillo donde embonan perfectamente los pernos, a fin de garantizar una unión más fuerte y estable entre las piezas. Asimismo se eliminaron las hendiduras de los costados, pues no se adaptaban a los diseños que Ole y Godtfred tenían pensados.
Éste sería el diseño que Lego patentaría en Dinamarca en 1958, poco antes de la muerte de Ole Kirk Kristiansen. En los años subsecuentes, la patente se registraría en varios países de Europa y África, un hecho clave para el crecimiento de la empresa.
DESARROLLO Y EXPANSIÓN
Desde su lanzamiento en 1955, el sistema Lego había sido tan exitoso que había comenzado a exportarse primero a Suecia y posteriormente a Alemania. El auge fue tal que en 1959, Lego estableció empresas en Francia, Gran Bretaña, Bélgica y Suecia. Más tarde, la variedad y el territorio cubierto por la empresa se expandieron exponencialmente.
En 1961, la compañía comenzó a vender en Estados Unidos y Canadá. En 1962, introdujo sus productos en Singapur, Australia, Marruecos y Japón, y hacia 1964, se realizaron las primeras ventas en Medio Oriente.
La compañía experimentó un constante crecimiento que continuaría una vez que Kjeld Kirk Kristiansen, hijo de Godtfred, asumiera la dirección.
VARIEDAD
Claudio Gutiérrez vive en Monterrey, Nuevo León, ciudad donde se desempeña profesionalmente como analista de calidad. Él es uno de los tantos fanáticos de Lego que existen alrededor del mundo. Su pasión por este juguete lo ha llevado a convertirse en un coleccionista e incluso, a formar el grupo “Lego Fans México” en Facebook, el cual, es quizá el más numeroso del país en esta red social.
Ahora tiene 28 años de edad, pero entre sus recuerdos más nítidos guarda el del día en que conoció los coloridos ladrillos. “Conocí Lego a la edad de ocho años”, dice al comenzar a relatar el episodio que vivió en un centro comercial, mientras curioseaba en el departamento de juguetería. “En realidad iba a buscar juguetes de Playmobil, pero mi mirada se distrajo con los monitos pequeños y amarillos. Aún me acuerdo del primer set que vi, era de piratas; tenía dos piratas, un cofre con monedas doradas, el capitán con su sombrero negro y su perico rojo. Me encantó y lo primero que hice fue pedírselo a mi papá, él accedió y me lo compró. Me encantó que las figuras eran pequeñas y armables, además de que podía intercambiar los accesorios y extremidades”.
Si bien la base de Lego sigue siendo el mismo ladrillo patentado en 1958, la oferta de la compañía se ha diversificado de manera inimaginable, esto en gran parte a la visión del nieto de Ole Kirk Kristiansen.
La compañía asegura que existen 915 millones de diseños posibles con tan sólo seis de sus bloques de ocho pernos, y Kjeld se ha encargado como nadie, de animar a sus clientes a lanzarse a la aventura de comprobarlo.
Desde que el primer sistema Lego apareció y hasta antes de Kjeld, la empresa produjo una gran cantidad de sets memorables, entre ellos el juego de trenes, el castillo y el transbordador espacial, que se hicieron populares en los años sesenta; la casa de muñecas que incluyó muebles detallados y múltiples habitaciones; los barcos que debutaron con las figuras Lego de brazos y cabezas móviles, que luego evolucionaron hasta hacer de las cabezas una pieza intercambiable.
Pero Kjeld llevó las cosas a otro nivel al proponer una especie de sistema dentro del sistema, lo cual abrió camino para experimentar con novedades temáticas que se han convertido en verdaderos clásicos.
Piratas, vaqueros, astronautas, ninjas y más recientemente versiones de cómics, películas y series en alianza con importantes franquicias como DC Comics, Time Warner y Disney, entre muchas otras, de las que se deprenden sets inspirados en películas como Star Wars, de súper héroes, Harry Potter, El Señor de los Anillos, El Hobbit, Tortugas Ninjas y Transformers, tan sólo por mencionar algunos ejemplos.
La empresa da una muestra de este gran universo en su película La gran aventura Lego, estrenada recientemente, en la que diversos personajes, sin importar si son de Warner o Disney, conviven y se entremezclan en una irónica y divertida trama.
Esta variedad de personajes y universos siempre ha sido muy bien recibida por el público.
“Ahora lo que más me gusta es que hacen figuras de películas y cómics populares, hay muchas que hacen muy parecidas, como las naves de Star Wars, las cuales son casi idénticas; fue algo que me hizo ser más fanático”, comenta Claudio.
Para él la variedad se ve reflejada además en detalles como los rostros de los personajes, que ahora pueden identificarse como héroes o villanos. “Los accesorios también son más complejos, tienen más detalles. Antes había sets que no tenían mucha forma y debías tener mucha imaginación para ver que era un castillo o un auto, sin embargo ahora se ve como una maqueta muy realista”. Asimismo, considera que los vehículos y edificios son muy parecidos a los originales y eso ha influido en sus preferencias.
“No me gustaban los sets de Batman, pero vi los vehículos y me fascinaron y ya también los colecciono”, concluye no sin antes añadir que cada vez que hay noticias de algo nuevo, lo revisa y junta el dinero para comprarlo.
Cabe señalar que Lego ha diversificado mucho su oferta lanzando sets para públicos especializados, con líneas como Duplo, dirigida a niños; Technic, para quienes gustan armar vehículos de acción; Mindstrom, para experimentar con principios de robótica, y Architecture, que ofrece la oportunidad de reproducir a escala las construcciones más impresionantes del mundo.
La marca ha incursionado además en el mundo de las caricaturas con Ninjago, una exitosa serie fruto de una colaboración con Cartoon Network, así como en los videojuegos y juegos de mesa.
LEGOLAND
Durante 1969, en Billund, la compañía abrió las puertas de Legoland su primer parque temático, el cual ofrece atracciones mayormente para chicos, pero que recibe la visita de miles de adultos fanáticos del juguete.
Actualmente existen seis parques de este tipo. Tres de ellos se encuentran en Europa (Dinamarca, Inglaterra y Alemania); dos en Estados Unidos (California y Florida), y uno en Asia (Malasia).
Cada parque está dividido en áreas dedicadas a distintos universos como Lego City, Duplo Land, Adventure Land, Miniland, Pirate Land, Knights' Kingdom, Dinosaur Kingdom, Lego Wall Street y Lego Hollywood, además de reproducciones de edificios característicos o animales de Lego y Duplo.
Entre las reproducciones más importantes destacan el Memorial Nacional Monte Rushmore, la Estatua de la Libertad, el Puerto de Copenhague y el Partenón de Atenas.
LA CLAVE DEL ÉXITO
Es preciso aclarar que la carencia de un sistema de juego no era del todo cierta. De hecho para cuando Lego comenzó a idear el suyo, ya circulaban en el mercado algunos muy populares como Tinkertoy System (1914), Erector Set (1911) y Lincoln Logs (1916). Lo cierto, en relación con este tema, era que a mediados de los años cincuenta, no había nada disponible con una base sobre la cual miles de formas diferentes pudieran unirse en un número infinito de estructuras realistas a escala.
El mérito de Godtfred fue, entonces, reconocer que los productos que existían eran limitados en sí mismos. Ninguno de los sistemas para armar permitía la rápida transformación de una idea en una realidad sin esfuerzo técnico serio. En este caso, la ventaja de Lego es que puede ser usado tanto para ejecutar la amplia gama de diseños de los artistas e ingenieros de la compañía, como para realizar cualquier cosa que salga de la imaginación de cada cliente, sin que ello represente mayores complicaciones.
Mario Bernal Martínez, un joven maestro de música, quien se declara fanático de Lego, señala que una de las cosas que más le gustaba de las piezas durante su infancia, era la posibilidad de construir otro tipo de juguetes. “Por ejemplo, me gustaban mucho los «monitos» de los Caballeros del Zodiaco, con sus armaduras, y también las autopistas de carros Hot Wheels. Lo padre de Lego es que con mucha imaginación, creaba mis propios juguetes: mis propios carros, caballeros y armaduras”.
El hecho de compartir una gran parte de la capacidad creadora del producto con el público y desafiar su talento latente, detona una gran satisfacción en sus consumidores y esa es quizá la clave que le ha permitido a Lego ganar millones de adeptos en todo el mundo y crear con ellos ese vínculo que premian con la lealtad a la marca. Es este aspecto, el que ha impulsado la expansión del fenómeno Lego durante todos estos años.
ARTE EN LEGO
Dadas las características de las piezas Lego, mucha gente podría pensar que es un juguete exclusivo para niños, pero la verdad que esos simples ladrillos, en su forma más básica, han alimentado la creatividad de miles de personas que las han empleado tanto para replicar la realidad, como para aventurarse más allá de sus límites a través de la imaginación.
Figuras humanas y animales de tamaño real, réplicas de monumentos y edificios, súper héroes, instalaciones de arte contemporáneo, automóviles y miles de diseños sorprendentes, circulan actualmente por la red.
Algunos nombres de verdaderos maestros de la construcción con Lego son Nathan Sawaya, Sean Kenney, Eric Varszegi, Pete Donner, Heike Theilmeier, Anthony Fudd, Ryan Ziegelbauer, Wesley Higgins, Bill Vollbrecht y Marco Pece, cuyas obras maestras son fáciles de encontrar en internet.
MANÍA POR LOS LEGO
También navegando en la red, pueden encontrarse impresionantes historias de coleccionistas que han alimentado durante años una pasión por Lego que raya en la manía. Gonzalo, habitante de Buenos Aires, Argentina, es uno de ellos. Tiene 32 años y asegura que posee «legos» desde los cuatro años de edad.
Usa todos los medios posibles para incrementar su colección, y hace años se dio cuenta de que internet era una muy buena herramienta para este fin. De hecho, tiene un blog denominado precisamente “Manía por los Lego”, donde comparte noticias acerca de los ladrillos e interactúa con otros fanáticos.
“Mi primer Lego me fue regalado por mi madre a los cuatro años. Recuerdo perfectamente cuál era: el Lego 607 de 1979. Era una pequeña pala mecánica de muy pocas piezas, pero con la cual quedé fascinado por sus múltiples posibilidades, ya que recuerdo -y mi madre me recuerda- cómo con esas pocas piezas podía hacer muchas cosas diferentes”, dice para ilustrar cómo nació su pasión por este juguete.
Cuenta que en ese entonces jugaba un tiempo con los juguetes, tal cual venían para armar con las instrucciones, pero además pasaba horas estructurando y mejorando sus propias creaciones, mezclando todas las piezas que tenía, que no eran muchas, pero eran suficientes para ello. “Lo versátil del juguete en sí, era lo que más disfrutaba. Actualmente lo que más me gusta es crear yo mismo, sobre todo la temática de ciudad”.
Entre sus preferencias están los diseños complejos y de numerosas piezas que representen desafíos o mayor grado de dificultad, como los edificios modulares o los sets de invierno de navidad.
A través de los años, jugar con los pequeños ladrillos se ha vuelto su hobby favorito, el cual le ayuda a relajarse y mantenerse, al menos por un rato, lejos de los medios electrónicos a los que está atado por su trabajo. “También recientemente se ha convertido en una forma de interacción con mi hija de 10 años, la cual, si bien no comparte mi fascinación por el tema, sí gusta de pasar ratos haciendo estragos en mi orden preestablecido, y mezclando locamente mis piezas, sin importar su tipo o color, para hacer sus propias versiones de mis creaciones”.
Gonzalo cuenta con la impresionante cantidad de 414 sets Lego con todo y sus 931 «minifiguras», sin contar las coleccionables o sueltas. “Principalmente colecciono City, tanto antiguos como modernos. Poseo sets de 1976 hasta la actualidad; ‘Castillos’, desde 1984 hasta 2012; ‘Piratas’, de 1989 a 1997; ‘Edificios modulares’, de los cuales poseo los últimos siete; los sets de navidad Winter Village (los cinco que existen hasta el momento), y los sets de superhéroes, que conectan con otro de mis gustos, la animación”.
Señala que sus categorías menos numerosas son Space, Paradise, Technic, Creator, Adventurers y Mindstorm.
Aun así, asegura que no es un coleccionista extremo y que no necesita tener cada set para estar contento, sino que adquiere sólo aquellos que llaman su atención por algún motivo. Entre sus tesoros de colección menciona el barco Black Seas Barracuda y el Imperial Trading Post de los piratas; varios castillos de los primeros que existieron; los puertos de ciudad de 1991; la nave espacial FX-Star Patrol, y el Technic 8862.
“Pero si tengo que elegir un solo set Lego de mi colección y olvidarme de todos los demás (me daría terror), calculo que sería el set 6384, una estación de policía que fue uno de los primeros y más memorables que tuve luego del primero de todos. Recuerdo que me lo regalaron para un cumpleaños y estaba tan contento y fascinado que quería que mi fiesta terminara para poder jugar con él”.
¿UN JUEGO EDUCATIVO?
Más allá de la diversión, LEGO se ha interesado también por contribuir al desarrollo de cualidades intelectuales de los niños. Esto se ve reflejado en la lista de valores de la marca, entre los que se encuentran el aprendizaje, la atención, la imaginación y la creatividad, así como en iniciativas como Capital of Children, un proyecto que Fundación Lego y el municipio de Billund pusieron en marcha en el 2012, y que tiene como uno de sus principales objetivos, hacer de la ciudad un lugar ideal para que los niños se diviertan y aprendan al mismo tiempo.
La compañía ha investigado acerca del juego y el aprendizaje, y en la actualidad posee una gran riqueza de conocimiento sobre qué genera diversión, creatividad y juego educativo en niños y niñas de todas las edades, de modo que la idea es aprovechar todo ese capital y ponerlo al servicio de la niñez, al mismo tiempo que se fortalecen otros aspectos positivos para la ciudad, como el turismo, la actividad empresarial y la cultura.
La preocupación de la empresa por la dimensión educativa ha sido siempre muy bien valorada por una buena parte del público consumidor. Muchos padres de familia ponen el juguete al alcance de sus hijos desde temprana edad, esperando que con ello se desarrollen de una mejor manera sus capacidades de aprendizaje.
¿UNA HERRAMIENTA VALIOSA?
Pero, ¿es en realidad Lego una herramienta valiosa en el plano educativo? Para responder a esta interrogante, es necesario desarrollar una serie de conceptos relacionados con el tema del juego y el aprendizaje.
El juego, como instrumento para el proceso de enseñanza, surgió en el momento que se comenzó a cuestionar la rigidez del sistema educativo. “La ruptura con esta perspectiva se hace desde la perspectiva del juego, partiendo de que es una actividad natural del niño”, explica el maestro en Ciencias, Leopoldo Camacho Sustaita, catedrático de la Universidad Pedagógica Nacional de Torreón.
“Lo que se plantea es aprovechar esa disposición natural del niño para que en el juego interactúe, ponga en ejercicio su posibilidades intelectuales y su «relacionalidad»”. Para el catedrático, el juego es una pieza estratégica muy fina, de tal manera que cuando se inserta en un proceso educativo, hay que tener muy en claro dónde está el límite para que se convierta en un recurso positivo en cuanto al aprendizaje.
“Hay dos planos de disposición de aprendizaje: de corto y de largo plazo. El juego tiende a irse al de corto plazo. Cuando no se logra orientar el aspecto lúdico hacia el de largo plazo, habrá problemas porque se va a generar en el niño una disposición cultural al aprendizaje de corto plazo. Esto significa que se le va a complicar sentarse a estudiar, al abordaje de un objeto de estudio”. Por eso, considera, antes de introducir el juego con fines educativos, es necesario siempre definir los aspectos formativos que se buscan, pues de lo contrario el juego cobra peso en sí mismo y no sirve de nada.
En cuanto a la elección de los juguetes por parte de los padres para ayudar a sus hijos en el proceso de aprendizaje, el catedrático opina que es importante que seleccionen aquellos que están enfocados en el desarrollo de la autonomía de los pequeños, así como de sus capacidades sociales.
Desde su punto de vista, un buen juguete es aquel que propicia que el niño aprenda a convivir y relacionarse, a interactuar, a intercambiar opiniones, visiones y proyectos. Pero además, debe cuidarse que no se presten a fomentar el sentido de consumismo. Esto se da cuando tener el juguete es visto por el pequeño como algo que le da estatus, es decir, cuando tiene más significado el tenerlo, que el jugar con él. “El juguete será positivo en la medida que represente un desafío, y negativo si está relacionado con consumismo y violencia”.
En el caso específico de Lego, indica que para él lo valioso es que ayude a desarrollar un sentido social, que aprenda de él a que las cosas se construyen y que una simple pieza puede ser clave en una estructura determinada.
Añade que este tipo de juguetes contribuyen también a conformar su sentido del yo, y es por eso que se debe tener cuidado de darle siempre los diseños acorde con su edad e intereses, pues de lo contrario puede haber frustraciones que lastiman ese proceso. “La clave del juguete son los pequeños triunfos, que el menor vaya armando su propio proyecto de futuro, su sentido del yo y su sentido social, a través de sus propias asociaciones y entramado de expectativas”.
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