Los lavaderos públicos de Lerdo
En 1907 siendo Jefe Político Jesús Vargas, completó la obra social para beneficio de la comunidad humilde de Lerdo, dándole una terminación total a un conjunto de 80 lavaderos, 40 por cada lado, los cuales fueron dotados de agua por medio de gravedad de la famosa acequia del Municipio, con corriente permanente procedente del río Nazas, teniendo un desagüe muy singular e ingenioso sistema hidráulico que era depositado en la acequia para continuar el destino de regar las huertas.
Ramón Castro había llegado allá por el año de 1890 a Durango, procedente de la Capital de la República, quien fue recomendado como Jefe Político del Partido de San Dimas, para después pasar al Partido de Mapimí en 1894, con el mismo cargo en Lerdo. En esa época las clases sociales en buen nivel económico habitaban grandes casonas ubicadas en el Centro de la Ciudad, contaban con pozo de agua, dentro de las cuales se suministraban con equipo hidráulico para los menesteres domésticos, de higiene y para regar sus pequeños huertos. Las familias humildes algunas vivían en casas propias dotadas con un pozo de agua, que la sacaban con un aparato que la llamaban burrita, y otro grupo de familias rentaban casas o eran arrimados donde podían. El medio social que prevalecía, el nivel económico alto de las familias potentadas y el de las familias humildes sus integrantes se ocupaban como peones o empleados, y las mujeres de auxiliares en trabajos domésticos en las casonas.
Toda esa gente de nivel económico bajo y pobre al no contar con agua, la tomaban de las acequias y tajos, muchas veces para beber, fines higiénicos y domésticos. Para solucionar ese problema la Administración de Ramón Castro, inició la construcción del conjunto de lavaderos, para lo cual eligió un terreno localizado en la parte sur de la Ciudad, por la antigua calle denominada del Comercio, lugar que correspondió a la ampliación del fundo legal de la legendaria Villa Lerdo de Tejada del año de 1879. En ese sitio como principio se hizo la obra social en forma rudimentaria; pero que dieron servicio a las familias humildes.
Otro gran caballero fue don Jesús Vargas, quien fungió como Jefe Político en la Administración del período 1905-1908, apoyándolo su Cabildo compuesto por el Lic. Manuel Sida, José Zurita, Dr. Francisco A. Herrera y el Sr. Federico Sariñana, entre otros, consolidan la idea de remodelar los que ya existían. Quedando edificados en un terreno de forma irregular, con medidas: Al frente por la Calle Pino Suárez 24.43 mts., al poniente 83.20, colindando con terreno del vivero del Sr. Pedro Balderas Beltrán, frente trasero 18.90 mts., por la Calle Zacatecas, por el Oriente, con varias propiedades con 83.54 mts. .
Fue así que la Jefatura política los dotó de techo, utilizando polines y tableta, madera que en aquel tiempo fueron importados de Canadá, trabajadas con la experiencia y habilidades excepcionales de los artesanos lerdenses. Los lavaderos públicos se terminaron de construir al finalizar el período en el año de 1908, dando un servicio más adecuado.
Esta obra social fue un alivio para las familias humilde lerdenses, las cuales desde las 6 de la mañana de todos los días y parte de la noche, las amas de casa llegaban con sus canastos de ropa al hombro o en la cabeza, agrupándose a trabajar esta actividad. Gran número de madres de familia que lavaban en ese lugar público no tenían en sus casas donde asear su ropa. Aparte de lavar sus prendas, muchas de esas mujeres humildes lavaban ropa ajena, ganándose algunos centavos para apoyar en el sustento diario de su familia. Asimismo se hacían acompañar con hijos chiquitos y medianos, ellos se ponían a jugar bajo de los frondosos árboles verdes y para distraerse los niños más grandecitos se bañaban en la acequia. Las mujeres después tendían su ropa bajo el Sol y se retiraban como a las 7 u 8 de la noche para descansar a sus casas.
Así pasaron varias generaciones, nuestras abuelas, mamás y los hijos, utilizaron los lavaderos para asear sus vestidos, este trabajo para algunas era cansado; pero para otras era un desfogue para calmar el estrés, pues durante la faena las damas se ponían a platicar con las demás, de sus penas, éxitos, amores o desgracias.
La posición que guardaba este conjunto de lavaderos por los años 50's, en ese tiempo romántico de Lerdo, donde lavaba la gente de pocos recursos, era un lugar muy bonito y acogedor, a su alrededor se encontraban los populares barrios y los grandes viveros de flores de los Balderas, sus huertas como la de los Morales, Pedro Núñez, Mariano Arrieta, Marino Mata, y Pepe Bracho, en seguida las parcelas que daban a esta estancia frescura y belleza por sus cultivos verdes, llenas de colorido.
La entrada a los Lavaderos Públicos era gratis no se cobraba, y como una muestra de agradecimiento por la preferencia de sus productos, algunas empresas que fabricaban jabón como la Cía. Jabonera La Unión, regalaba libretas a los niños y a las mujeres se les obsequiaba jabones. Estos lavaderos eran los únicos en toda la Comarca Lagunera, personas que los visitaban de las ciudades de Gómez Palacio y Torreón, quedaban admirados de la gran arquitectura, sobre todo aplaudían la función social que estaban prestando a la comunidad.
Con el tiempo los lavaderos pasaron a utilizar agua potable por medio de tubería, sin embargo, al pasar los años, las instalaciones por su uso constante se fueron deteriorando, quedando fuera servicio. Fue entonces que en distintas administraciones municipales, por ejemplo, la de 1959-62 repararon los 80 lavaderos en el año de 1960, en 1962, fueron rehabilitados. En 1969, se observaba en el día 120 personas diarias. En ese tiempo se instalaron la corriente eléctrica, baños con regadera, servicio sanitario y sala para planchar la ropa. En 1982, el ayuntamiento realizó reparaciones de las instalaciones, techos y muros, con lo cual se continúa prestando el servicio a las personas de escasos recursos de las colonias del sur de Lerdo.
Al pasar el tiempo la actividad de lavar la ropa se fue modificando al salir las lavadoras de mano, luego las de motor eléctrico, razón por la cual la utilización de los lavaderos fue mermando por parte de las señoras, hasta llegar al momento en 1990, se canceló el servicio. Aprovechándose este tiempo para destruir su techo, reconstruyéndolo con loza de concreto, acabando con el original.
La falta de mantenimiento continuo y vigilancia de este Monumento Histórico, fue objeto del deterioro de la obra material, además se convirtió en nido de malvivientes y adictos, con lo cual hizo más difícil la asistencia de las personas a utilizar el servicio y con las reparaciones y rehabilitaciones a las instalaciones se hicieron cambios muy significativos en su construcción original, perdiendo su estética arquitectónica
En la Administración 1995-1998, se retoma el proyecto de su rehabilitación total, con lo cual se realizó un convenio de acomodato entre Presidencia Municipal y el propietario del vivero de al lado, que a la fecha sigue perdurando, en el cual entre muchas cosas se comprometía a realizar las obras materiales y de mantenimiento, mismas que no se concretaron, continuando el dueño del vivero con el resguardo del local, ejecutando vigilancia y mantenimiento de limpieza.
Es urgente la recuperación del sitio histórico, para su restauración y remodelación de la infraestructura de los lavaderos por su alto valor histórico. El objetivo principal es darle una verdadera funcionalidad, para actividades culturales, museo de sitio, adaptación de jardines ecológicos, atractivo turístico y esparcimiento cultural donde la ciudadanía lerdense y de la Comarca Lagunera los admire.