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Los mitos del café

¿Un placer nocivo?

Los mitos del café

Los mitos del café

Ruth Pedroza

Disfrutar una buena taza de café es una de las ideas que anima a millones de personas a abandonar su cama cada mañana y ponerse en acción, pero hay quienes consideran que ese no es un hábito muy saludable. Que el café genera adicción, que deshidrata, que genera aumenta el riesgo de ataques cardíacos son algunas de las cualidades negativas que se le han atribuido, ¿qué tan ciertas son?

EL CAFÉ CREA ADICCIÓN

Es de todos sabido que el café contiene cafeína, sustancia con efectos psicoactivos, es decir, que actúa como estimulante del sistema nervioso central. Sin embargo, esto no significa que favorezca un comportamiento adictivo.

Los efectos más notables de la cafeína sobre el comportamiento, son el incremento del estado de alerta, una mayor capacidad de concentración y la sensación de tener mayor energía, lo que ocurre después de consumir una cantidad moderada de café, es decir, de dos a cuatro tazas (50 a 300 miligramos de cafeína). Este nivel de consumo difícilmente representa un riesgo para la salud y hay que considerar que la ingesta de café es gradual durante el día. El contenido promedio de cafeína dependiendo del método de preparación se presenta en el siguiente cuadro:

La cafeína se absorbe en el estómago en aproximadamente 45 minutos después de haber ingerido el café y posteriormente se metaboliza en el hígado para luego ser eliminada en la orina. Se ha mostrado que el riesgo de adicción a la cafeína es muy bajo. (Nehlig, 1999).

Diversos estudios realizados en adolescentes y adultos consumidores regulares de cafeína, no han encontrado signos de dependencia (Bernstein, 2002; Griffiths,1986; Hughes, 1998; Silverman, 1992; Silverman y Griffiths, 1992; Strain, 1994; Temple, 2009).

Modo de preparación

Volumen de la taza

Contenido de cafeína

Hervido

150-190 ml

111-177 mg/taza

Filtrado

50-190 ml

28-161 mg/taza

Espresso

50-150 ml

74-99 mg/taza

Percolado

150-190 ml

55-88 mg/taza

Instantáneo

50-190 ml

19-34 mg/taza

EL CAFÉ DESHIDRATA

Se ha difundido ampliamente la importancia de estar bien hidratado y es del dominio público que existe una recomendación de beber aproximadamente dos litros de agua al día para mantener el balance de fluidos en el organismo necesario para su buen funcionamiento. Es relevante mencionar que la cantidad de agua recomendada incluye a todos los líquidos que durante el día consumimos, entre los que puede encontrarse el café. Sin embargo, se ha llegado a recomendar que debería tomarse un vaso de agua con cada taza de café o una de té, para evitar la deshidratación.

Este mito sobre la deshidratación y el café, surgió hace muchos años, cuando se sugirió que la cafeína tenía efectos diuréticos. Pero como sucede con muchas sustancias, la intensidad de la respuesta depende de la dosis, así cuando el consumo es en grandes dosis (más de 500 miligramos), la cafeína promueve la diuresis.

Por otra parte, un estudio publicado en 2002 concluyó que la retención corporal de líquidos con cafeína es de alrededor de 84 por ciento y la del agua es de 81 por ciento y no se encontró evidencia de desequilibrio en los niveles de electrolitos que pudieran atribuirse al consumo de café (Amstrong, 2002). Hoy se sabe que el consumo regular de cafeína (alrededor de 300 miligramos) promueve el desarrollo de tolerancia contra el efecto diurético (Bird, 2005; Killer, 2014).

NO ES BENÉFICO EN CONTROL DEL PESO

La asociación entre el consumo de café y el riesgo de padecer obesidad ha sido objeto de muy diversos estudios, entre los que se encuentran aquellos que generan evidencia fuerte, como los prospectivos y de cohorte, que indican una asociación inversa entre el consumo de café y las consecuencias de la obesidad. No obstante, consumir unas cuantas tazas de café no es la respuesta cuando se padece obesidad.

Algunos estudios epidemiológicos sostienen la hipótesis de que el consumo habitual de café se asocia con la reducción de una variedad de indicadores de la obesidad, en particular con una mejor tolerancia a la glucosa y un mejor perfil lipídico, entre otros. En estudios con animales de experimentación a los que se ha inducido la obesidad, el consumo de café ha sido asociado con un decremento en el peso corporal, la adiposidad, los triglicéridos y la energía ingerida. Además, los animales mostraron resistencia 'sistémica' a la insulina, quizá debido a la cafeína.

El consumo de cafeína en dosis de 5 miligramos/kilogramo de peso corporal (aproximadamente de dos a tres tazas de café) es suficiente para movilizar la utilización de la grasa como combustible, lo cual se ha demostrado al evaluar el incremento significativo de la oxidación de la grasa intramuscular (Essig, 1980), aunque también se utiliza la grasa extramuscular, por lo que se usa el café en algunos programas para bajar de peso (Ota, 2010). La concentración máxima de cafeína después de ingerirla, se alcanza en alrededor de 30-45 minutos, se metaboliza en aproximadamente tres horas y se excreta prácticamente en su totalidad, por la orina.

AUMENTA EL RIESGO DE ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR

Frecuentemente la relación entre el consumo de café y las enfermedades cardiovasculares ha sido un tema controversial, ya que se había sugerido que tomar café podía afectar negativamente al aparato circulatorio. No obstante, recientemente se ha mostrado que el consumo de café reduce el riesgo de enfermedades de este tipo. Un metaanálisis que comprendió estudios realizados en un intervalo de 42 años, sugirió que el consumo moderado de café (una a dos tazas al día) puede disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas (Wu, 2009; Kokubo, 2013).

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