Montoya terminó cuarto en Long Beach, la segunda de la temporada. Montoya, confiado en las 500 millas
Juan Pablo Montoya se hizo famoso en 1999 como un arrogante y temerario piloto novato que competía de tú a tú con los nombres más conocidos del automovilismo de monoplazas.
El colombiano de 23 años no se intimidaba ante nadie, no dudaba en manejar su bólido incluso en los puestos más complicados, y atacaba con todo en busca del podio. Ganó siete carreras y el campeonato de la serie CART, y luego se llevó otros tres triunfos al año siguiente en la misma serie.
Pero tenía una sola meta en 2000, la temporada que Chip Ganassi Racing regresó a las 500 millas de Indianápolis después de una ausencia de cuatro años. Ganassi presionó para ganar las 500, y Montoya cumplió con creces.
El oriundo de Bogotá fue líder en 167 de las 200 vueltas se impuso por paliza, con más de siete segundos de ventaja sobre su escolta Buddy Lazier. Luego se fue, primero a la Fórmula Uno por cinco años y medio, y después por siete temporadas a NASCAR. Montoya no reconsideró su decisión ni contempló volver a probar en las 500 de Indianápolis. Hasta ahora.
Montoya volvió a la serie IndyCar esta temporada, con el equipo Penske, y después de cuatro carreras y dos semanas de prácticas en el circuito Indianapolis Motor Speedway, dice que está cómodo en su nuevo bólido.
"Cada vez estoy más confiado en el vehículo", dijo Montoya. "La confianza empieza a crecer. Para ser sincero, creo que tengo una buena posibilidad de ganarla. En serio".