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Osorio Chong y 'El Chicharito' Hernández

JORGE ZEPEDA PATTERSON

Después de sus comparecencias ante los indignados alumnos del Politécnico, uno se pregunta de Osorio Chong lo mismo que de "Chicharito" Hernández tras meter dos goles espectaculares con el Real Madrid: ¿de veras serán así de buenos?

No, no tanto tendríamos que responder. "El Chicharito" anota dos goles espectaculares y en el siguiente partido falla un tiro a bocajarro de manera incomprensible para un jugador que compite en la Champions. No, "El Chicharito" no es malo, pero tampoco es un Karim Benzema, digamos.

Lo del secretario de Gobernación es más complicado, porque hay muchos factores en juego. Por lo pronto ya anotó en dos partidos seguidos. El viernes pasado salió de nuevo a la calle de Bucareli para una reunión multitudinaria con los estudiantes, en esta ocasión para dar a conocer la respuesta del gobierno federal a su pliego petitorio. El talante aperturista que mostró días antes el funcionario volvió a relucir, pese a la irritación pronta de los manifestantes. Empapado con la lluvia pertinaz y pese a los ocasionales abucheos, Osorio llevó a buen término la reunión. Básicamente porque cedió en todos los puntos.

La opinión pública ha recibido con beneplácito que el gobierno federal haya vencido toda tentación autoritaria para responder al conflicto. Lo del Politécnico no era (no es) cosa menor. Bien pudo escalar en un 2 de octubre de hace 46 años. Nos hemos acostumbrado a que las manifestaciones constituyen expresiones simbólicas, sin mayor efecto desestabilizador que la congestión de las calles del centro de la ciudad. Sin embargo, el descontento popular, los niveles de pobreza y desigualdad y los cada vez más frecuentes exabruptos violentos de barrios y comunidades (linchamientos, quema de patrullas), muestran que México es una pradera reseca en riesgo de incendio. Lo del Politécnico es una reivindicación de decenas de miles y que muy fácil puede vincular a los estudiantes de universidades públicas de todo el país, incómodos por la manera en que se ha desplomado la calidad de la educación superior.

Así que salvar la emergencia inmediata no es poca cosa. Osorio hizo lo que ningún titular o político de alto rango había hecho en muchos años: salir a la calle a enfrentar a una multitud indignada. Los círculos cercanos a Osorio están eufóricos porque ven en su actuación un signo inequívoco de que es el precandidato natural y obvio para la sucesión presidencial. Y en efecto, en el panorama actual en el que sólo existen dos secretarios de Estado (Gobernación y Hacienda) porque los demás están desdibujados, Osorio Chong parecería haber tomado una clara delantera.

No obstante, tampoco Osorio es Benzema, por así decirlo. Para empezar nada en su gestión como gobernador de Hidalgo el sexenio pasado permite definirlo como un hombre de Estado o de talante democrático. Si bien no ha sido afecto a la represión, se le considera un funcionario de mano firme. Durante su gestión no impulsó aperturas ni favoreció a las causas populares; más bien se mostró como un político hábil, que como gobernador utilizó todo tipo de recursos para imponerse a las poderosas corrientes hidalguenses rivales. Así que su desempeño frente a los estudiantes y la disposición para ceder ante el pliego petitorio no dejan de sorprender.

Por otro lado, no toda la opinión pública está feliz. Algunos de sus colegas, Los Pinos mismos, están preocupados por el precedente que la actitud de Osorio podría provocar. A partir de ahora toda manifestación multitudinaria pretenderá que el titular impugnado salga a la calle. Algunos consideran que esto será un incentivo adicional entre los grupos inconformes para recurrir a marchas provocadoras para conseguir apuntalar sus demandas.

Y, desde luego, los más incómodos son algunos de sus colegas de gabinete. No me imagino a varios de ellos en mangas de camisa enfrentando a una concentración enardecida. Ellos tampoco. Por no hablar de aquellos que resentirán que Osorio comience a tomar una ventaja tan temprana en el tema de la sucesión. Podemos anticipar que en los próximos meses el secretario de Gobernación será objeto del fuego amigo soterrado.

Por lo demás, tampoco está claro en qué terminará el asunto del Politécnico. La respuesta favorable a los estudiantes deja en éstos el diseño del futuro inmediato de la institución. Habrá que ver si la autoridad es consecuente con este planteamiento. Y más importante, habrá que ver si el gobierno, y en particular su secretario de Gobernación, son consecuentes con este incidente aparentemente democrático; un rasgo que el PRI no había mostrado en su regreso al poder.

@jorgezepedap

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