El próximo 17 de marzo, se celebrará a escala mundial el Día de San Patricio, patrono de Irlanda. Desde luego, en ese país las fiestas son multitudinarias. Lo mismo pasa en los Estados Unidos, donde hay tantos ciudadanos que proceden de inmigrantes irlandeses. En las principales metrópolis estadounidenses, desfilan cuerpos de ciudadanos de todas las edades y ocupaciones, las corporaciones de servicios públicos, los miembros de sociedades y clubes históricos, representaciones y delegaciones de otros países, todos marchando al compás de célticas gaitas y tambores.
En México, esta festividad se celebra de manera diferente, como felicitación o fiesta privada por su onomástica, es decir, por razón de las personas que llevan el nombre del santo. No hay suficientes irlandeses como para hacer una celebración de carácter público. Sin embargo, México e Irlanda están vinculados históricamente por el cuerpo militar que fue llamado "Batallón de San Patricio". Este cuerpo se formó durante la guerra de agresión de los Estados Unidos contra México, cuando muchos de los soldados irlandeses que venían como tropas invasoras, se cambiaron al bando mexicano.
Muchas fueron las razones para este cambio. En la década de los 1840´s, Irlanda experimentaba una terrible hambruna originada por una enfermedad de las papas o patatas. Muchos irlandeses emigraron a los Estados Unidos para poder sobrevivir, pero los estadounidenses anglosajones los reclutaron para traerlos como carne de cañón contra los mexicanos.
Los irlandeses se identificaron de inmediato con sus correligionarios católicos mexicanos, y no influyó poco el hecho de que los colores de las banderas de Irlanda y México fueran los mismos. Por otra parte, los irlandeses odiaban a los ingleses por la terrible opresión que habían llevado a la verde Erín. La agresión contra México parecía un nuevo capítulo de esa vieja historia. Inglaterra era a Irlanda, lo que los Estados Unidos a México.
Los así llamados "San Patricios" pelearon del lado mexicano, y con gran fiereza, en las batallas de Monterrey, en la de la Angostura, al sur de Saltillo, capital de nuestra entidad federativa, y en la batalla de Churubusco. En la Angostura diezmaron a un batallón estadounidense y le capturaron dos cañones, hechos por los cuales algunos de sus miembros recibieron la Cruz de Honor de la Angostura.
Muchos de estos irlandeses fueron capturados en la Ciudad de México, y los estadounidenses ejecutaron contra ellos terribles venganzas, desde los azotes y la marca con hierro candente, hasta la horca. Otros quizá sobrevivieron y se casaron con mexicanas, estableciendo familias en su nueva patria, o bien, fallecieron y se esfumaron del mundo de la historia. Entre ellos es bien conocido John Riley, un oficial de este cuerpo que permaneció en México y murió en Veracruz.
No sería mala idea que en los desfiles que conmemoran la independencia mexicana, participara también un cuerpo de gaiteros que mantengan viva la memoria de los San Patricios. Pues si los mexicanos honramos en ese día a los mexicanos que nos dieron patria, con mayor razón deberíamos celebrar a aquellos extranjeros que, sin tener más obligación que su propia voluntad y conciencia moral, lucharon hasta la muerte por un México libre.