Clarice Lispector
La autora de origen ucraniano, pero que siempre se consideró brasileña, es una de las figuras más importantes de la literatura de su país e incluso universal. Su estilo ha sido comparado con el de James Joyce y Virginia Woolf, dado que centra su ejercicio en la reflexión del instante, aunque no goza con la fama que estos dos gigantes.
La figura de Clarice Lispector está envuelta de algún modo en el misterio que caracteriza a los personajes de sus cuentos, y sobre todo de su novela La pasión según G.H., su obra cumbre, donde nunca revela el nombre de su personaje principal. A pesar de ser considerada una de las más importantes representantes de la literatura brasileña, e incluso universal, muchos datos de su biografía permanecieron ocultos o marcados por la ambigüedad mientras ella vivía y hasta años después de su muerte, ocurrida el 9 de diciembre de 1976.
Ha sido Nádia Battella Gotlib, especialista en literatura portuguesa y brasileña, quien ha ido revelando algunos detalles de la vida de Clarice a través de libros como Clarice, uma vida que se conta, publicado en 1995 (traducido y lanzado en español como Clarice, una vida que se cuenta en 2007) y Clarice Lispector. Fotobiografía (2015). Así, por ejemplo, se ha podido saber que la autora de origen judío nació en 1920 en Tchetchelnik, Ucrania, y no en 1925 o cualquiera de las otras tres fechas que solía adoptar, bajo el nombre de Haia Pinkhasovna Lispector.
Fue la tercera hija del matrimonio conformado de Pinkouss y Mania, quienes al momento del nacimiento de Haia estaban por emigrar a Brasil, donde los esperaba ya la hermana de Mania y a donde llegarían en febrero de 1921 para instalarse en Recife.
A su llegada al continente americano la familia cambió sus nombres y Haia se convirtió en Clarice. La niñez de Lispector fue precaria y estuvo marcada por la tragedia. A su padre se le complicaba encontrar empleo y su madre, quien era paralítica, murió en 1930. En 1934 la familia se mudó a Río de Janeiro y cinco años más tarde Clarice ingresaría a la Facultad Nacional de Derecho. Durante esa época, la joven escribió su primera novela Cerca del corazón salvaje, que se publicaría hasta 1943. Al mismo tiempo contribuía para diversos periódicos y revistas.
En la universidad conocería a su futuro esposo Maury Gurgel Valente, quien se convertiría en un famoso diplomático cuya vida profesional lo llevaría a vivir a Italia, Francia, Inglaterra, Suiza y Estados Unidos, arrastrando con él a una insatisfecha Clarice que no mostraba tener madera para los viajes y la vida fuera de su querido Brasil. La autora tuvo dos hijos, Paulo y Pedro, quienes se irían a vivir con su padre a Montevideo a partir de 1959, tras la ruptura del matrimonio. Clarice, entonces, pudo regresar a Río de Janeiro y se reintegró a la vida laboral como periodista.
Un incendio originado por una colilla mal apagada en su apartamento en 1966 le provocó quemaduras y graves secuelas, además de que la sumió en profundas depresiones, no obstante el apoyo de sus amistades. En esta época realizaba una crónica semanal para el Jornal do Brasil y colaboró con la revista Manchete realizando entrevistas con artistas e intelectuales.
Murió en Río de Janeiro el 9 de diciembre de 1977 a los 56 años, víctima de un cáncer de ovarios, algunos meses después de publicarse su última novela La hora de la estrella.
UNA MEZCLA LITERARIA
Clarice Lispector mostró interés por la lectura desde muy pequeña, leía en las bibliotecas públicas y se nutría de todo tipo de literatura, como ella misma declaró en una entrevista que otorgó meses antes de su muerte al periodista Julio Lerner al ser cuestionada sobre sus influencias literarias: “No lo sé porque mezclé todo. Yo leía libros, novelas para adolescentes, libros color de rosa… mezclados con Dostoievski. Escogía los libros por los títulos y no por los autores, de quienes no tenía conocimiento alguno. Mezclé todo. Leer a los 13 años El lobo estepario de Hermann Hesse fue un shock. Entonces comencé a escribir un cuento que no terminaba nunca. Acabé rompiéndolo”.
Aunque comenzó a escribir desde muy pequeña y nunca dejaría de hacerlo, Clarice se concebía a sí misma como una amteur. “Yo no soy una profesional, yo sólo escribo cuando quiero. Soy una amateur y he decidido seguir haciéndolo. Profesional es aquel que tiene una obligación consigo mismo de escribir. O con otro, en relación a otro. Ahora, yo he decidido no ser una profesional… para conservar mi libertad”.
Aunque decía estar rodeada de amigos y rechazar la idea de ser una persona solitaria, Clarice llegó a reconocer que el rótulo de escritora la aislaba. “A veces, el hecho de que me consideren escritora me aísla. Me pone un rótulo (...) A veces a través de ese rótulo. Todo lo que digo, la mayor tontería, es considerada entonces como una cosa interesante o como algo bobo, pero todo basado en el ser escritora. Es por eso que no me presto mucho para esa cosa de ser escritora y dar entrevistas”.
A la publicación de Cerca del corazón salvaje seguiría un gran número de noveles y cuentos que se ganaron el favor de la crítica. Algunos de los títulos que complementan la bibliografía de Clarice Lispectos son: La pasión según G.H. Lazos de familia, La ciudad sitiada, La hora de la estrella y Un soplo de vida, entre muchas otras.
Su estilo es extremadamente sensorial, ya que privilegia el flujo de pensamientos que acontece tras la observación de los más ínfimos detalles de la vida cotidiana. En sus textos, Clarice se entrega a la vivencia del instante, expresándolo a través de un discurso íntimo y a la vez universal que en el fondo parece siempre cuestionar la existencia. Esta característica es lo que diferencia a Clarice de la mayoría de los escritores brasileños, impidiendo encasillarla dentro de alguna de las corrientes literarias de su tiempo, en las que el entorno natural tomaba gran protagonismo. El estilo de Clarice Lispector ha sido puesto en el mismo plano que el de Virginia Woolf y James Joyce, autores que ella no había leído antes de publicar las obras que ya prefiguraban su estética literaria.
“LA OBRA TE TOCA O NO TE TOCA”
Aunque alcanzó cierta fama en vida, debido en gran parte a su trabajo periodístico, Clarice Lispector no se consideraba a sí misma una autora popular. En la entrevista con Lerner señaló que se debía a que muchos la tildaban de hermética.
“¿Cómo puedo ser popular siendo 'hermética'? (...) Yo me comprendo, de modo que no soy hermética para mí. Bueno, tengo un cuento mío que no comprendo muy bien…”, declaró.
Aunque no parecía mostrar mucha preocupación por el asunto del entendimiento en un plano intelectual. Para ella, una obra “te toca o no te toca”, dijo tras comparar el caso de un un profesor de portugués que le confesó haber leído cuatro veces La pasión según G.H., sin entender todavía de qué se trataba y una joven de 17 años que afirmaba que la misma obra era su libro de cabcera.
“Supongo que entender no es cuestión de inteligencia sino de sentir, de entrar en contacto. Tanto que un profesor de portugués y literatura, que debería ser más capaz de entenderme no me entiende y la chica de 17 años leía y releía el libro”.
Esta posible incomprensión por parte de los lectores no le impidió seguir escribiendo, e incluso hacia sus últimos años la autora incursionó en el género infantil. “Comunicarme con un niño me resulta fácil porque yo soy muy maternal. Cuando me comunico con un adulto, en verdad me estoy comunicando con lo más secreto de mí misma, ahí se hace difícil”, dijo con respecto a la diferencia entre escribir para dos públicos completamente diferentes.
FIGURA PROMINENTE... Y DESCONOCIDA
La obra que legó Clarice Lispector está poblada de mujeres sensibles de clase media, frustradas por su entorno pero a la vez libres interiormente, muy sensibles y muy perceptivas, que interrogan incesanetemnte.
Pero sucedió entonces que la mujer también pensó lo siguiente: era demasiado tarde para tener un destino. Pensó que bien podría hacer cualquier tipo de cambio con otro ser. Entonces se dio cuenta de que no había con quién cambiarse: que fuese quien fuese, ella era ella y no podía transformarse en otra única. Cada uno era único, escribe en el cuento La búsqueda de la dignidad, un fragmento que ejemplifica una idea recurrente en la obra de Lispector: el deseo de ser otra persona.
Lispector es figura indiscutible de la gran literatura y aunque su obra ha sido traducida a varios idiomas, entre ellos el español, su obra no es tan conocida. Una revaloración por parte de los lectores contemporáneos no vendría mal a la obra de la brasileña, que no obstante el paso de los años mantiene un carácter vigente y universal.
Twitter: @gsi_k