Coraje, tristeza e impotencia vivieron los comerciantes del Excuartel Juárez al día siguiente de la tromba que se registró en la ciudad de Durango y que les dejó pérdidas económicas de consideración.
Mientras limpiaba de lodo los pares de sandalias multicolor de su puesto, Mario Herrera accedió a una entrevista; narró que tuvo una pérdida total ya que difícilmente podrá vender la mercancía dañada.
Con impotencia, él y su esposa, con ocho meses de embarazo, compartieron que acababan de surtir la mercancía para diciembre y prácticamente todo se mojó. Saben que los apoyos que se les puedan dar no serán equivalentes a su pérdida. “¿Hasta cree que nos van a andar apoyando?”, reclamó Mario.
La inundación se debió principalmente a que las dos alcantarillas que hay se taparon con el exceso de basura. (CORTESÍA EL SIGLO DE DURANGO)