Gabino Cué es arquetipo de los gobernantes que traicionaron sus promesas; Francisco Toledo es ejemplo de compromiso ciudadano. Esto sucede en Oaxaca, pero podría ser en casi cualquier ciudad mexicana.
En 2010 la mayoría de los oaxaqueños se embriagaron de "gabinomanía" convencidos por una coalición de partidos -PAN, PRD, Convergencia y PT- y organismos ciudadanos. Gabino ganó la gubernatura y parecía que Oaxaca se convertiría en cornucopia de transformaciones tan apetitosas como su gastronomía. "Oaxaca ya tiene otro rostro", presumió Cué el día de la victoria, para luego hacer una promesa: "voy a aplicar la ley".
El pasado jueves 16 de julio, Cué escuchó en la capital los reclamos por su capitulación frente a la poderosa Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. En respuesta a una diputada se interroga a sí mismo: "Qué hace el gobernador de Oaxaca cuando llegan mil maestros a tomar una instalación", y luego se explica: "yo, diputada, necesito cuando menos 3 mil elementos para desbloquear eso", lo cual es imposible porque es el total de la policía estatal.
Gabino Cué sufre de amnesia ética. La capital de Oaxaca está llena de las heridas y cicatrices causadas por el urbanismo salvaje. Iniciaba 2014, cuando el secretario de Turismo, José Zorrilla, anunció que se preparaba el proyecto de un Centro de Convenciones en el Cerro del Fortín, principal pulmón verde de la ciudad y un espacio de enorme simbolismo histórico y cultural.
Once meses después, en noviembre, Zorrilla tuvo que excusarse de seguir participando por estar inmerso en un conflicto de interés; es copropietario del Hotel Victoria, vecino del Centro de Convenciones y, por tanto, beneficiario directo de esta construcción de 600 millones de pesos de recursos públicos. Una vez más, se repite la historia del funcionario agraciado, como por arte de magia, por la obra pública.
Gabino minimizó el hecho diciendo que Zorrilla es socio, pero no dueño. Si no hay problema ¿por qué se excusó de participar?, ¿cuántas acciones tiene?, ¿quiénes son los otros socios? Lo único que sabemos es que Zorrilla sigue en el cargo y que es tan cercano a Cué que el día de las elecciones en 2010 Gabino instaló su cuartel general en el Hotel Victoria.
Con esa actitud el gobernador se convierte en cómplice de cualquier irregularidad y en presunto beneficiario de las posibles ganancias. Al paso que va, pronto veremos aparecer en pantalla a Cué, muy serio diciendo que "Gabino y el Verde sí cumplen".
El ataque al Cerro del Fortín provocó una revuelta ciudadana que tiene como principal promotor a Francisco Toledo, un artista juchiteco de 75 años que sigue poniendo recursos, prestigio y tiempo a causas de beneficio general. El Frente en Defensa del Fortín hace peticiones justas al gobierno estatal: diálogo serio con la ciudadanía, respeto a la legalidad y el medio ambiente, transparencia y honestidad.
Visité Oaxaca y me quedé con la impresión de que la defensa del Cerro del Fortín tiene buenas posibilidades de éxito. Su argumentación es sólida, su crítica certera y sus peticiones sensatas. Por ahora, el proyecto ya entró al grueso catálogo de conflictos de interés.
El proceder de Toledo trae a colación, una vez más, el asunto de la participación ciudadana bajo la premisa, verificable, que cuando el involucramiento es positivo beneficia a la democracia. En México se participa poco y por eso mismo se espera que aquellos con conciencia, tribuna o reconocimiento donen parte de su tiempo o recursos al interés general.
Es indispensable y urgente un mayor involucramiento porque el país vive un estado de emergencia. En las décadas que llevo estudiando nuestro sistema político jamás había visto tan debilitado y desorientado al Estado mexicano. Es un actor vapuleado y zarandeado por los poderes fácticos entre los cuales destaca por supuesto, aunque no solamente, la delincuencia organizada.
Involucrarse en asuntos públicos es un imperativo pragmático. La acción organizada puede frenar la voracidad o los desatinos de los malos gobernantes y puede apuntalar a quienes hacen un esfuerzo por gobernar pensando en las mayorías. No todos son corruptos. Actualmente, comprometerse es actuar en legítima defensa.
Cué habló mucho como candidato, pero hasta ahora ha sido rehén de los maestros de la Sección 22 (imposible anticipar las consecuencias de la desaparición del Instituto Estatal de Educación Publica) y vasallo de los depredadores urbanos. Toledo es más bien hermético, pero ¡cuánto ha hecho por su estado! Necesitamos más, muchos más Toledos y menos, bastante menos Cués.
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Colaboró Maura Álvarez Roldán.