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El nacimiento y juventud, de José Doroteo Arango

CRÓNICA LERDENSE

Francisco Villa a la edad de 22 años.

Francisco Villa a la edad de 22 años.

JOSÉ JESÚS VARGAS GARZA, CRONISTA OFICIAL DE LERDO

El nacimiento de uno de los personajes importantes y controversiales de la historia mexicana, es el de José Doroteo Arango, quien se hizo llamar en su juventud Francisco Villa. En tal sentido existen quienes dudan del verdadero origen paternal de José Doroteo Arango, manifestando que no fue hijo de Agustín Arango, sino de un rico Hacendado de apellido Fermàn. Lo anterior, es parte de la investigación de algunos historiadores, escritores, periodistas y novelistas, que han escrito sobre el origen de José Doroteo. De todas sus opiniones es imposible sacar acuerdos. Lo que si podemos decir es que los documentos testimoniales sobre el origen de Villa, se encuentran en los archivos de San Juan del Río, Durango, expedientes donde constan, claramente su nombre y la fecha y el lugar de su nacimiento, los nombres de sus padres y de sus abuelos paternos y maternos.

Lo que escribió el novelista norteamericano de nombre Earl Shorris, sobre ese respecto, en un relato imaginario y mitológico, pero a favor del verdadero origen paternal, manifestando que en la hora del parto de la madre, que a pesar de haberle frotado el vientre y colocarle un cuchillo debajo del petate, el parto fue lento y doloroso. Según Shorris, dice que al nacer la criatura, el niño es un ser de cinco kilos de peso que tiene el cabello rojizo y rizado y unos enormes ojos de búho, dándose ese fantasioso alumbramiento el 5 de junio de 1878 en un pueblo denominado La Coyotada, punto cercano de la entonces Hacienda Río Grande, municipio de San Juan del Río, del Estado de Durango, en el seno del matrimonio compuesto por Agustín Arango Vela y Micaela Arámbula Álvarez, al que pusieron por nombre José Doroteo.

Las fuentes primarias de aquel entonces vienen a dar testimonio de ese alumbramiento, las cuales manifiestan que registrado el 7 de julio del mismo año en la presidencia municipal de San Juan del Río con el nombre de José Doroteo Arango Aràmbula, cuyo documento del hecho es el acta de registro civil que se encuentra en el Archivo Municipal. Ese mismo día, José Andrés Palomo, presbítero de la parroquia de San Francisco de Asís, lo bautizó solemnemente y le puso el nombre de José Doroteo, hecho que quedó documentado en el acta de la fe de bautizo asentada en los libros de la parroquia de San Francisco de Asís, del pueblo de San Juan del Río, en los cuales se asienta que un hijo de Agustín Arango Vela y de Micaela Aràmbula Álvarez, nació el 5 de junio de 1878, en el poblado de Río Grande, Durango.

Otro dato más de la Familia Arango, se encuentra en la misma parroquia, donde bautizaron a cuatro hijos más: María Ana, que nació en el Río Grande, el 25 de julio 1879. José Antonio, nació en el Potrero de Parra, 25 julio de 1880, María Martina, nació en Río Grande, el 30 enero de 1882 y José Hipólito, nació en el Mezquite, 3 de agosto de 1883. Todos hijos legítimos de Agustín Arango y Micaela Aràmbula. Las actas respectivas se encuentran en el Archivo Parroquial de San Juan del Río, Dgo.

El origen de José Doroteo Arango, fue de niñez humilde. Su escolaridad y su ignorancia fue llena de privaciones en la infancia, pues sus padres eran personas pobres dedicadas a las labores del campo. A los 16 años se esclavizó en una gran hacienda por veinticinco centavos diarios. Ese mezquino salario tomaba la forma de una ración de comida: Frijoles, maíz, azúcar y ropa de algodón burdo. En este sistema feudal el campesino estaba siempre en deuda, que finalmente al fallecer la única herencia que dejaba era su deuda, lo cual era muy frecuente, y obligaba al hijo a liquidarla con el sudor de su frente.

En esa etapa de joven, su vida se vio envuelta en dificultades. En los primeros hechos en que se vio involucrado José Doroteo, fueron los que ocurrieron en la hacienda de Santa Isabel de Berros, que a esa edad hirió de gravedad a balazos, en el rancho de Guajojito, al hacendado Agustín López Negrete que, se dice, que éste pretendía abusar de su hermana Martina. A raíz de estos acontecimientos lo llevarían de prófugo de la justicia del porfiriato.

En ese sentido otro escritor y novelista nacido en México y nacionalizado español don Martín Luis Guzmán, en sus relatos novelados de su libro Memorias de Pancho Villa, narra que José Doroteo Arango inicia su historia relacionada con el origen de su otro nombre y apellido contado por el propio Doroteo, y dice así: "por aquella época, yo era conocido con el nombre de Doroteo Arango. Mi señor padre, don Agustín Arango, fue hijo natural de don Jesús Villa, y por ser su origen, llevaba el apellido Arango, que era el de su madre, y no el que le tocaba por el lado del autor de sus días. Mis hermanos y yo, hijos legítimos y de legítimo matrimonio".

Francisco Villa, en el bárbaro México porfiriano no tuvo acceso a la escuela, que tanto en Durango como en Chihuahua forma parte de una sociedad rural marginada en la que predomina la palabra hablada. Y ya en la guerra el mismo Villa no escondía su origen de labriego y aceptaba que no era un hombre educado. El mismo Villa decía que aprendió a escribir en la arena de los arroyos hasta que cumplió los veinticinco años de edad.

En la mitad del año de 1910, Francisco Villa se dedicaba al robo de ganado, a la arriería, al comercio en pequeño y apostaba a sus gallos y sus caballos en las ferias de pueblo, empezó a ser buscado seriamente por la policía, por agravios a Claro Reza, un amigo compadre suyo convertido en agente de la policía secreta del gobernador Creel, y por el asalto que 25 hombres encabezados por Pancho Villa y Miguel Baca perpetraron en la hacienda de Talamantes. En ese entonces Villa tenía 32 años, era un jinete infatigable y diestrísimo, infalible tirador de pistola y magnifico conocedor de las tierras, parajes y caminos del sur y occidente de Chihuahua. El 17 de noviembre de 1910, Francisco Villa, nombre de guerra del duranguense José Doroteo Arango, responde al llamado de Francisco I. Madero de tomar las armas para derrotar el régimen de Porfirio Díaz. Con unos cuantos hombres, ataca la hacienda de Chavarría.

Así fue que el Centauro del Norte durante la Revolución, fue cuando aprendió a leer y a escribir con numerosas personas más cultas que él, tanto mexicanos como extranjeros. Se cultivó hasta el grado de poder expresarse normalmente y sin dificultad. Villa pensaba que la falta de educación, fue la desgracia del pueblo, motivo por el cual ya en la Paz de Canutillo, con el apoyo de José Vasconcelos, como Secretario de Educación, levanta una escuela primaria que dotó con maestros normalistas a la que pone el nombre de escuela "Gral. Felipe Ángeles", para que se educaran allí no sólo los hijos de los soldados y de los trabajadores de ese lugar, sino los de las familias que vivían en las rancherías y poblados vecinos. Vaya este recuerdo en el 137 aniversario del nacimiento de José Doroteo, conocido como Pancho Villa.

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