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El tío que es padre
Ante una situación repentina, constante o causal de la ausencia de los padres de forma afectiva o presencial, es importante que exista un ajuste en la dinámica familiar que permita que las funciones del rol parental sean cubiertas, dándoles cobijo a estos hijos de padres ausentes, en ocasiones ese cobijo es el corazón de un tío.
Existen diversas situaciones por las que se puede llegar a presentar que un tío o tía se responsabiliza de sus sobrinos, tomando el rol de padre o madre. La ausencia de los padres puede ser tanto afectiva como física.
La ausencia física de los padres se puede deber a diversos factores, uno de los más comunes es la muerte inesperada. Otra razón pueden ser las actividades laborales, es decir que por la pesada carga de trabajo decidan que los hijos vivan con otros familiares, en este caso los tíos o tías, y ellos verlos solamente los fines de semana. Por otra parte, también existe la posibilidad del abandono físico de los hijos por parte de los padres o solamente de uno de ellos.
Otro tipo de ausencia es la afectiva, en donde los padres no se responsabilizan de su rol afectivo y deciden desplazar esa responsabilidad a quienes están cerca de ellos, esto suele pasar sobre todo con los padres adolescentes o cuando los hijos no fueron deseados o llegaron en situaciones no convenientes.
ASUMIR EL ROL DE PADRE
Cuando la familia experimenta una situación de este tipo por la muerte inesperada de los padres o alguno de ellos, se vive un proceso de cambios constantes y de deliberar la situación de los sobrinos, por lo general el tío que decida asumir la responsabilidad de educar y adoptar a los sobrinos es el que era más cercano a ellos y a los padres.
Las responsabilidades y relaciones dentro de la familia cambiarán, esto puede hacer surgir conflictos y controversias, así como provocar que el tío que tomó la responsabilidad experimente sentimientos de fatiga o incluso se sienta abrumado por la situación. Ya que a partir de ese momento, su proyecto de vida ha dado un giro en la mayoría de las veces inesperado.
En esta situación los miembros del sistema familiar experimentan un acercamiento y sentido de cooperación, sin embargo, se deben de poner límites claros, ya que todos querrán opinar y decir qué es lo mejor en cuanto a la vida o educación de los sobrinos. Por lo anterior, el tío tutor deberá dejar en claro que de ahora en adelante él será el indicado y responsable para asumir y tomar las decisiones que respectan a los niños, siempre velando por el bienestar de ellos.
CONSECUENCIAS DE ACUERDO A LA EDAD
Cuando se asume este rol parcialmente por la ausencia de los padres durante la semana, puede complicarse un poco más, ya que los niños están expuestos a dos tipo de educación, normas o reglas distintas que lo pueden llegar a confundir, sin embargo, si los tíos y padres están en el mismo canal y mantienen una comunicación cercana y asertiva esto no tiene por qué impactar directamente en el niño.
De acuerdo a la edad de los niños en la que existe esta transición de que su tío o tía ahora tiene el rol de padre o madre será la más fácil o difícil la transición.
Si se tomó el rol de padre cuando los sobrinos tenían meses o hasta los tres años de edad, por la muerte de los padres, esta transición será mucho más sencilla, ya que la figura parental que interiorizará el niño será la de su cuidador principal, en este caso su tío. Si la situación es que convive con sus tíos la semana completa y con los padres sólo los fines de semana, puede ser que a partir de los cinco años aproximadamente el infante experimente en algún momento cuestionamientos del por qué no convive con sus padres como la mayoría de sus compañeros o amigos.
En la edad escolar, adaptarse a la situación de la ausencia de los padres y ver en su tío esa figura parental puede ser muy doloroso, se vivirá con la experiencia del duelo por la muerte de sus padres, el abandono de ellos o alguno de ellos o el rechazo que puede sentir por parte de sus padres.
Durante la adolescencia este cambio puede experimentarse en silencio, aunque se podrá reflejar con mucha labilidad emocional e incluso aislamiento, por lo que se debe estar muy atentos a mantener un diálogo abierto, haciéndoles sentir que no se quiere suplir a los padres, sino simplemente cuidarlos y amarlos en su vida.
AUTORIDAD Y LÍMITES, ¿CÓMO LO PUEDO HACER?
Los niños necesitan referentes claros, diálogo permanente, posturas claras, escucha y limites identificables, con esto se le ayudará al niño a aprender a autorregularse, es decir, a ponerse límites a ellos mismos.
Dejarle en claro al niño que no se intenta suplir a sus padres en ningún momento, que sus padres siempre serán ellos, pero que necesitan una estructura y cumplir con ciertas normas que los ayuden en su vida diaria es necesario.
En algunos casos los tíos pueden demostrar una sobreprotección desmedida. La falta de los padres puede determinar en los tíos el sentimiento de que al niño le 'falta algo', como si se tratara de un niño frágil, al que hay que cuidar sobremanera o se le debe de compensar otorgándole mucha libertad y permisividad y accediendo a sus caprichos.
Aquí pudiera estar actuando el sentimiento de que el niño 'es ajeno' y por lo tanto no se le puede prohibir nada, no se le puede frustrar. Igualmente el hecho de que los padres o alguno de ellos hayan abandonado al niño los convierte en unos 'malos padres' y eso hace que el tío deba ser el 'buen padre' que no frustra, que no prohíbe y que sólo satisface.
También tras la excesiva permisividad puede haber un sentimiento de 'lástima' hacia el niño.
El niño al cual no se le colocan límites, es un niño que es abandonado nuevamente, y que llevará este estigma, del cual se compensará con problemas conductuales que pueden llegar a límites fuera de la ley. Educar con amor y disciplina será la clave para ayudar a transitar la experiencia de mejor manera.
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