Podríamos definir a las enfermedades crónicas como aquellas que, una vez diagnosticadas, persistirán por meses o años sin curación, o sólo serán susceptibles de control y frecuentemente asociadas a complicaciones como parte de la historia natural de las mismas; ejemplos: Diabetes mellitus, hipertensión arterial, insuficiencia cardiaca o renal, artritis reumatoide, etc.
Un factor presente de los fracasos terapéuticos y la aparición de complicaciones prematuras de enfermedades crónicas es la falta de apego o adherencia al tratamiento. Se evita emplear el término cumplimiento, porque ello implica sólo la obediencia de las órdenes del médico, en el término de adherencia se pretende crear un acuerdo entre las sugerencias de tratamiento que el médico da con la aceptación y entendimiento de las mismas por el paciente.
Se han identificado múltiples razones para la falta de adherencia, derivadas a su vez de múltiples factores imputables a ambos miembros del binomio médico-paciente:
-No dejar claro ante el paciente la naturaleza de la enfermedad crónica e irresoluble para el paciente que requiere un tratamiento de largo plazo o permanente
-No tomar en cuenta la aceptación por parte del paciente de la vía de administración del fármaco y su frecuencia de administración, ejemplo múltiples tomas por día o aplicación parenteral (inyectable).
-La polifarmacia, un problema frecuente por la coincidencia en un solo paciente de enfermedades múltiples frecuentemente asociadas, ejemplo: Hipertensión arterial con diabetes y trastornos de los lípidos, neuropatía, cada una requiriendo de uno o más medicamentos para su atención.
-No explicar los efectos potenciales secundarios del tratamiento y no otorgar al paciente la confianza para comunicarlos al médico tratante para una toma de decisión compartida en su suspensión o sustitución.
-Costo de medicamentos o su inconstante disponibilidad para surtimiento en los servicios públicos de Salud.
Se han diseñado estrategias, tanto por autoridades de Salud como por laboratorios fabricantes de medicamentos, de ese modo se pretende facilitar el apego al tratamiento. Las autoridades de Salud se encargan de los tratamientos supervisados, como en el caso del paciente que acude a diario por su dosis, asegurando con ella su consumo (por ejemplo, tuberculosis pulmonar) y por parte de la industria farmacéutica su función se encamina, principalmente, fabricando fármacos de larga duración en su efecto, que, idealmente, requieren de una sola toma al día o que son bien diseñados como la "polipill" en la que en una sola píldora mezclan hasta tres medicamentos. Ambas condiciones creadas para facilitar control de enfermedades, no logran suplir a la comunicación que se debe dar en la relación médico-paciente, por medio de la cual se hace conciencia al paciente de la naturaleza de su enfermedad, la evolución esperada de no tratarse correctamente y que se liga con el desarrollo de complicaciones que impactan en la calidad de su vida.
Sirva pues esta publicación para motivar al médico a mejorar la comunicación con sus pacientes, alejándolos de los rumores y comentarios de otros amigos o familiares que hacen que se produzca rechazo a los tratamientos propuestos, va también para que los pacientes planteen sus dudas y que se informen con su médico tratante.
*Especialista en medicina interna. Profesor de Propedéutica Médica y Jefe de Posgrado e Investigación de la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.
La próxima colaboración será del Dr. Rogelio Recio Vega, biólogo de la reproducción.