"He llegado a presidenta para reparar, para restituir, para
Devolver, para volver hacer justicia, que es lo que este
Bendito país necesita desde
Hace muchas décadas".
Cristina Kirchner
Siempre es difícil vencer en las urnas a un gobierno populista que reparte apoyos entre los electores para crear una ilusión de prosperidad y comprar votos. Las consecuencias negativas no se notan durante años. Cuando pueden, los gobernantes populistas enmiendan las constituciones para quedarse más tiempo en el poder, incluso indefinidamente, como ha pasado con Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa. Quizá por eso es tan importante el triunfo de Mauricio Macri en Argentina este 22 de noviembre para poner fin a 12 años de gobierno de la familia Kirchner.
Néstor Kirchner, quien fue electo presidente en 2003 con sólo el 22 por ciento de los votos (por el retiro de Carlos Saúl Menem antes de la segunda vuelta), decía que asumía la presidencia con "más pobres que votos". Argentina se encontraba en suspensión de pagos desde 2001, pero Kirchner pagó por anticipado los créditos del FMI para liberarse de la austeridad y obligó a los acreedores a aceptar una quita de 75 por ciento (aunque los pleitos legales continúan). La forzada reducción en la deuda, el incremento en los precios de las materias primas de exportación y un fuerte gasto deficitario facilitaron un impulso al crecimiento económico que promedió 9 por ciento al año entre 2003 y 2007. Ante el aumento de la inflación, Kirchner intervino en el Instituto Estatal de Estadísticas y Censos (INDEC) para ofrecer cifras más positivas.
Cristina Fernández de Kirchner sucedió a su marido (quien falleció en 2010) en diciembre de 2007 y mantuvo una política todavía más populista. Amplió el gasto social con programas como la Asignación Universal por Hijo, la Asignación Universal por Embarazo y Conectar Igualdad que regala computadoras a niños de escuela. En 2008 expropió los fondos de pensiones para dar el gobierno el manejo de los recursos. Tomó medidas contra la inversión privada y el libre mercado, como aumentos de impuestos, un arancel especial a las exportaciones de soya, trigo y maíz, la reestatización de la petrolera YPF y de Aerolíneas Argentinas y una reforma del Banco Central para despojarlo de autonomía y permitir al gobierno usar las reservas para su gasto. También impulsó una ley de comunicación para debilitar al Grupo Clarín, crítico de su gestión, y ha mantenido controles sobre el tipo de cambio.
Los gobiernos kirchneristas tuvieron amplios recursos para financiar gasto público, pero llegó un momento en que ya no pudieron mantener las altas tasas de crecimiento que presumían. Todavía en 2011 el país registró una expansión de 8.4 por ciento, pero para 2014 la tasa se había reducido a 0.5 por ciento. La inflación argentina es hoy una de las más altas del mundo a pesar de los esfuerzos del gobierno por ocultarla. En 2014 el INDEC registró un aumento del índice de precios al consumidor de 23.9 por ciento, pero el Congreso calculó 38.5 por ciento.
No es común que un gobierno populista pierda una elección. Un elector que recibe un subsidio difícilmente votará contra el gobernante que se lo da, mientras que los problemas económicos de fondo de las políticas populistas sólo se ven con el tiempo y siempre pueden justificarse diciendo que son culpa de conspiraciones de los capitalistas o de los países poderosos.
Yo no sé qué tanto éxito tendrá Mauricio Macri como presidente. El kirchnerismo sigue controlando el Congreso y a los sindicatos. Macri es realista y ha ofrecido gobernar con el consenso de todos los argentinos. Es una posición democrática. Pero si no hay un cambio radical en la política económica, el deterioro de Argentina se acentuará.
18 DíAS
Macri asumirá el poder el 10 de diciembre tras una transición de sólo 18 días. En México esperamos cuatro meses en 2012. En Argentina, por otra parte, nadie cuestiona el resultado. El proceso electoral no se ha judicializado como en México, donde son los magistrados los que deciden y no ya los electores.
Twitter: @SergioSarmiento