El Instituto Nacional Electoral acaba de darle una bofetada a los ciudadanos y una patada a la democracia. La autoridad electoral acaba de argumentar que aunque el Partido Verde violó la ley en "repetidas ocasiones", las faltas "no fueron de la gravedad suficiente para dejarlo sin registro". Vaya burla. Vaya broma. Vaya manera de desacreditar el proceso electoral y a la institución creada para vigilarlo. Con su decisión, el INE manda un mensaje y ése sí es muy grave. Los partidos pueden mofarse de la legislación electoral y no habrá consecuencias. Los partidos pueden saltarse todas las trabas y no habrá castigo. Los partidos pueden ignorar las reglas cuantas veces quieran y no habrá sanción. O será tan menor que tienen incentivos para seguir actuando así. El INE y el Verde han marcado el mapa de ruta de lo que será el proceso electoral en el país de ahora en adelante: haz trampa que no es grave.
No es grave arrancar la promoción electoral siete meses antes de los contendientes. No es grave rebasar el tope de gastos para publicidad ni diseminar 300 mil spots de falsos informes legislativos. No es grave la promoción ilegal en cineminutos. No es grave la entrega ilegal de kits escolares ni lentes ni tarjetas de descuento ni paquetes de tortillas envueltos en papel promocional. No es grave violar la equidad de la contienda. Cualquier partido podrá hacer lo mismo y acumular multas que pagará con prerrogativas después de ganar. No importa cúantas veces viole la ley, el INE jamás le quitará el registro por considerarlo "desmedido" y "desproporcionado". El INE dirá que las conductas ilegales fueron sancionadas y hubo intervenciones correctivas. Dirá que hubo reproches jurídicos. Dirá que se preservó el Estado de Derecho. Dirá misa, pero ya no importará. El precedente que acaba de sentar es un golpe brutal para su credibilidad y para la del proceso electoral de aquí en adelante. Ahora las elecciones serán a la Verde y el INE lo va a permitir.
Con el argumento estelar sobre la "gravedad" de las faltas del Verde presentado por la consejera Adriana Favela: "Esta cuestión de manera grave no significa que la situación que se haya cometido haya sido considerada como grave sino que se refiere a una cuestión de gravedad totalmente distinta". Y como cereza en el pastel agrega que no existió "reincidencia" en las faltas castigadas por los órganos electorales. En pocas palabras nos ofrece una definición cantinflesca sobre el tema de la gravedad de las violaciones a la ley y una mentira sobre cómo se comporto el Verde después de haber sido multado. Siguió repartiendo kits escolares. Siguió sacando al aire los cineminutos. Siguió entregando tarjetas de descuento. Siguió regalando paquetes de tortilla". Reincidió y reincidió y reincidió. Fue sistemáticamente tramposo, pero no lo suficiente para un INE que no reconoce la realidad o está dispuesto a taparla.
Como lo dice la consejera Beatriz Galindo, un incumplimiento sistemático "implicaría que ya incumpliste una vez, te sancioné, y vuelves a incumplir a sabiendas de que lo que estás haciendo es una cuestión irregular, entonces yo creo que en este caso no se da". No se da, subraya. Cuando es precisamente lo que se dio en el caso del Verde. Cuando es lo que afectó la equidad, impacto que la consejera también niega. Multas por incumplir con la orden de exhibición de los cineminutos. Multas por la difusión de falsos informes legislativos. Multas por haber pagado esos informes con recursos de las fracciones parlamentarias. Multas por haber recibido aportaciones ilegales de la empresa Rabokse para el pago de cineminutos. 23 multas que resulta no fueron graves, ni reiteradas, ni sistemáticas, ni reincidentes. Y que todavía tendrán que ser modificadas o confirmadas por el Tribunal Electoral, que ha exonerado al Verde una y otra vez.
Muy grave entonces lo "no grave". Partidos como el Verde a los cuales se les ha garantizado una bolsa enorme de dinero público que sólo crece con el paso del tiempo, porque su financiamiento está vinculado al padrón y no al voto. Partidos como el Verde cerca del botín que se reparten, y lejos de la ciudadanía a la cual engañan; cerca de los privilegios que quieren preservar y lejos de los incentivos para sacrificarlos. Cárteles cínicos de una democracia de alto costo y bajo rendimiento; de leyes que se violan y autoridades electorales que lo autorizan. Hoy en México la democracia no significa igualdad de oportunidades para contender, sino igualdad de oportunidades para abusar. Con el gravísimo aval del Instituto Nacional Electoral.