Para el levantamiento del Niño Dios, el ropón se elaboró en casa de los Herrera. La vestimenta fue hecha a base de manta. También hubo un sombrero y unos huaraches.
Han transcurrido 50 años y en la casa de Margarita Herrera aún continúan con la tradición del levantamiento del Niño Dios.
Ayer se preparó desde temprano una gran cantidad de buñuelos, atole y algunas ollas de pozole para llevar a cabo esta tradición, en donde "nacen" nuevas esperanzas y un "respeto" a la humanidad.
"Lo que se le da al Niño Jesús es porque vamos a recibir muchas bendiciones todo el año, Él siempre nos cuida, el levantamiento es muy importante porque no se pierde la tradición, somos mexicanos", expresó con emoción la mujer, quien vive en la colonia Nueva Aurora de Torreón.
En el hogar de Margarita se monta un colorido nacimiento, lleno de luces y de figuras que rodean el pesebre del Niño Dios.
No pueden faltar María y José, los tres Reyes Magos, el diablo, el gallo y los pastores.
Por ser un niño 'especial', elaborado de madera, sus padrinos Corazón de Libertad y Carlos, lo vistieron cuidadosamente.
Le pusieron su ropón a base de manta, su sombrero y unos huaraches.
"Lo cuidamos mucho, una vez se llegó a quebrar, le pasó a mi abuelita y ella lloraba mucho, no sé de dónde lo trajeron, pero ya tiene con nosotros 50 años, nosotros elaboramos el ropón", dijo Margarita.
La noche de ayer se abrieron las puertas del hogar de los Herrera para recibir a familiares, amigos y vecinos con el único propósito de festejar al Niño Jesús.
Después de la celebración y luego de transcurrir nueve días, el Niño Dios, una de las figuras más representativas e importantes en el catolicismo, vuelve a su nicho de cristal para esperar el festejo del año entrante.
"Con esta celebración se tiene respeto por las personas, se tiene amor a Dios", concluyó.
Ropón
Para el levantamiento del Niño Dios, el ropón se elaboró en casa de los Herrera. La vestimenta fue hecha a base de manta. También hubo un sombrero y unos huaraches.