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Cambio climático, impacto ambiental y seguridad alimentaria: Un reto permanente

DR. AURELIO PEDROZA SANDOVAL

De acuerdo a la FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación, por sus siglas en inglés), la falta de acceso a los recursos naturales, principalmente suelo y agua, es uno de los factores asociados a la pobreza en el mundo. Generalmente, las poblaciones pobres están ubicadas en zonas donde los suelos son pobres, superficiales y de mala calidad, expuestos a una precipitación deficiente y errática. La paradoja de lo anterior está en que, cuando se ha hecho un buen uso y manejo de estos recursos mediante la innovación y aplicación de tecnologías eficaces, estas regiones se han convertido a la larga en los polos de desarrollo agroalimentario, aunque no debe soslayarse que a veces a un costo social y ambiental a largo plazo. Un ejemplo de lo anterior lo tenemos en la Comarca Lagunera, una región por demás pujante en cuanto a desarrollo tecnológico y económico, aunque con graves problemas de agua, aun cuando este año ha sido por demás prolífico. Las sequías recurrentes y la excesiva explotación del acuífero están poniendo en alto riesgo la estabilidad ambiental, lo cual se refleja en una mayor contaminación de aguas y suelos con elementos tóxicos y dañinos para las plantas, los animales y el propio ser humano.

El problema de la sobreexplotación del recurso agua y la necesidad de proteger el ambiente de la contaminación, ha adquirido relevancia internacional. De acuerdo a la Comisión Nacional del Agua, en la Comarca Lagunera, anualmente se extraen 1185 millones de metros cúbicos (mm3); estas extracciones comparadas con el volumen de recarga, que en promedio se estima en 600 mm3, ha originado un déficit anual de 585 mm3, lo que manifiesta una evidente sobreexplotación de los mantos acuíferos de la región con su consecuente abatimiento.

Por la escasez del recurso agua y todas sus consecuencias, las instituciones de enseñanza e investigación de la región relacionadas al ramo, están en un constante reto por promover el desarrollo regional con mejores bases de sustentabilidad, donde debe prevalecer el uso y manejo eficiente de los recursos naturales, que permita mantener un desarrollo social con equidad y un menor impacto ambiental. Lo anterior pareciera un reto sencillo, pero no lo es, ya que cuando se habla de sustentabilidad, ello implica una gran visión donde convergen intereses interinstitucionales e interdisciplinarios que reclama una planeación y acciones multi-objetivo. Como una pequeña muestra de lo anterior, en estos últimos cinco años, la Unidad Regional Universitaria de Zonas Áridas de la Universidad Autónoma Chapingo, con sede en Bermejillo, Durango, ha fortalecido su modelo educativo basado en competencias profesionales de nivel Posgrado, con una Maestría y un Doctorado en Recursos Naturales y Medio Ambiente en Zonas Áridas. Estos dos programas actualmente están certificados dentro del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, lo cual automáticamente los hace acreedores a un sistema becario para los estudiantes que ingresen a dichos programas, después de un riguroso proceso de selección. Ambos programas se han visto sustancialmente fortalecidos, gracias a su alianza con otras instituciones de investigación, como es el Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Relaciones Agua Suelo Planta Atmósfera (CENID-RASPA) ubicado en Gómez Palacio, Dgo., y el Centro de Investigación Regional Norte Centro (CIRNOC) ubicado en Matamoros, Coahuila, ambos Centros dependientes del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias. Mediante convenio específico de por medio, las tres instituciones comparten recursos humanos altamente especializados, infraestructura y equipo, que permite desarrollar una actividad académica y de investigación de alto nivel, acorde a los estándares exigidos por las instancias certificadores como el CONACyT, entre los que se encuentra que los profesores del Posgrado sean miembros activos del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Adicional a estas alianzas locales, se cuentan otras como la establecida con la Universidad de Córdoba en España, donde mediante una estancia de seis meses de nuestros estudiantes, éstos obtienen la doble titulación. Con la formación de recursos humanos técnica y humanísticamente calificados, así como la generación y aplicación de nuevas tecnologías acorde a los retos actuales, es posible darle vigencia a los grandes retos, en lo local y lo global. No existe otra alternativa, si realmente se desea colaborar en el ámbito de nuestras competencias, para un desarrollo regional con visión de futuro.

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