La mayor parte de las enfermedades de trasmisión sexual (ETS) aumentan durante la adolescencia tardía y los primeros años de la vida adulta, después declina rápidamente a medida que avanza la edad. Las principales ETS son infecciones por Neisseria gonorrhoeae, Chlamydia trachomatis y el virus del papiloma humano (VPH), éste parece infectar de modo predominante a adolescentes y mujeres jóvenes. El 15 % de adolescentes sexualmente activas presentan VPH el cual está involucrado con el origen del cáncer cervicouterino hasta en un 70 % de los casos de esta enfermedad.
La elevación de los ETS entre los adolescentes ha sido asociada a las siguientes factores de riesgo: aumento de la proporción de adolescentes sexualmente activos, tener más de una pareja sexual (31 %), práctica sexual sin protección (sin uso de preservativo o condón) y el último factor de riesgo es el consumo de alcohol y drogas.
En las mujeres las infecciones más comunes del aparato genital inferior incluyen: vaginitis cervicitis, uretritis y enfermedad pélvica inflamatoria (EPI). La vaginitis es un padecimiento inflamatorio de la vagina y la causa más frecuente es por levaduras (20-40%), trichomona vaginalis (7 a 30 %), dentro de los síntomas más comunes y en presencia de levaduras es la secreción de color blanca parecida al requesón, con sensación de comezón intensa. El olor vaginal desagradable, secreción amarillo- verdosa, espumosa, dolor abdominal y ardor o dolor al orinar; por lo general se relaciona con T. Vaginalis. La vaginosis del microambiente vaginal, se caracteriza por la presencia de fluido transvaginal fétido, abundante y grisáceo.
La cervicitis es una inflamación de la parte interna del cuello del útero, puede presentar secreción vaginal, sangrado postcoito, dolor durante las relaciones sexuales y dolor abdominal. La infección por VPH puede presentarse con la presencia de verrugas genitales a nivel vaginal sin síntomas. La EPI es ocasionada por varios microorganismos, puede presentar dolor abdominal, secreción vaginal, hemorragia vaginal irregular, dolor al orina y durante las relaciones sexuales, fiebre, vómitos y diarrea.
La actividad sexual es una práctica frecuente en adolescentes, lo cual las coloca en riesgo alto de contraer ETS, muchas de las cuales tienen consecuencias a largo plazo.
El diagnóstico y tratamiento tempranos son muy importantes para limitar las consecuencias de las infecciones mencionadas en la salud inmediata y después en la reproducción como la diseminación de las mismas.
*Endocrinóloga de la Reproducción. Jefa del Departamento de Salud Reproductiva del Centro de Investigación Biomédica y Profesora de Fisiología de la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.
La próxima colaboración será del Dr. Evaristo Gómez Rivera, Traumatólogo.