Con honor. La estudiante Larissa Martínez, de 18 años, anunció en su graduación que ella era una de los millones de inmigrantes indocumentados que viven en Estados Unidos.
La vida de la adolescente mexicana Larissa Martínez dio un vuelco el pasado miércoles, cuando una televisora de Texas difundió su discurso de graduación de preparatoria, en el que reveló ante unas cinco mil personas que es inmigrante indocumentada.
Desde entonces, el teléfono de la joven de 18 años no ha dejado de sonar, con solicitudes de entrevistas de medios locales, nacionales y hasta extranjeros, y su correo electrónico está repleto de mensajes de personas desconocidas que se solidarizan con ella.
Sus palabras y su fotografía, vistiendo la toga y el birrete de graduación, han circulado en las últimas 48 horas por las redes sociales, portales noticiosos, periódicos y estaciones de televisión de Texas y todo Estados Unidos, además de otras partes del mundo.
En su discurso, Larissa no sólo revelo que es inmigrante indocumentada, sino también abogó por las millones de personas que al igual que ella se encuentran en esta condición en Estados Unidos. Los indocumentados, dijo, "también son gente, gente con sueños, aspiraciones, esperanzas y seres queridos; gente como yo, gente que se ha vuelto parte de la sociedad estadounidense".
"Desde que comencé a acumular buenas calificaciones, sabía que podría tener la oportunidad de decir un discurso en la graduación y que éso era lo que quería decir", explicó.
De manera tradicional, las escuelas preparatorias en Estados Unidos conceden a los dos mejores alumnos de la generación que se gradúa el título académico de "Valedictorian", que conlleva el honor de dirigir un discurso o mensaje a sus compañeros en la ceremonia de graduación.
Larissa fue notificada hace dos meses que se graduaría como la mejor alumna de su generación en la escuela preparatoria McKinney Boyd High School, en McKinney, Texas, un suburbio al norte de Dallas, y que tendría entonces la oportunidad de pronunciar un discurso frente a sus compañeros, maestros y padres de familia.
"Se lo comenté a mi mamá", dijo, al informarle a su progenitora que en el discurso revelaría su condición de indocumentada. "Ella me apoyó, porque sabíamos que era importante decirlo y que ése era el momento".
La joven comentó que esta experiencia le ha reforzado su deseo de convertirse en una activista proinmigrante en Estados Unidos.