Siglo Nuevo

Lita Cabellut

La niña de la calle cuya obra viaja por el mundo

Foto: Arbetarbladet

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Redacción S. N.

Lita Cabellut, la artista española más cotizada en el mercado del arte, pasó su infancia sobreviviendo en las calles de Barcelona, luego de que que su madre la abandonó, y durante ocho años de su niñez se mantuvo de las limosnas que recibía. Actualmente trabaja en su estudio de Holanda, preparando exposiciones que viajarán por medio mundo, durante los próximos dos años.

Esta gitana de ojos vivarachos y verbo rápido es prácticamente desconocida en su país, España, pero entre julio de 2014 y junio de 2015 fue la artista española que más vendió en el mercado del arte, según la revista especializada Artprice. Concretamente, se pagaron algo más de 554 mil dólares (unos 493 mil euros) por tan sólo 12 de sus obras.

Si bien es cierto que su nombre no resulta familiar en los circuitos del arte hispano parlantes, la crítica especializada ha dedicado extensos halagos en idiomas como el inglés a su propuesta. Sobre todo luego de sus exposiciones en Nueva York, Dubái, Londres y Hong Kong.

Esta mujer que ha ido creciendo en el mercado del arte, nació en una pequeña comunidad gitana de la ciudad de Condal. Desde que era una bebé, su familia la trasladó a Barcelona.

“Allí me crié con mi abuela, pero después pasé una temporada en la calle mientras mi madre tenía un bar de alterne”, relata la española durante una entrevista en su estudio de La Haya.

Su infancia recuerda a la de un personaje de una novela de Charles Dickens que hubiera tenido como escenario la Ciudad Condal de finales de los años sesenta. Su abuela nunca quiso que fuera a la escuela, por eso la calle se convirtió en un escenario de realidades complejas para ella, los personajes de Las Ramblas o el mercado de La Boquería, serían años más tarde, evocados en sus retratos.

“En esa época no fui a la escuela, yo era una niña de la calle como otros muchos. Hacía trabajitos para las prostitutas, ellas me daban dinero para que les comprara paquetes de cigarros, bocadillos, preservativos, pendientes... y yo me quedaba con el cambio. Muchas veces dormía en la calle”.

EL DETONANTE CREATIVO

Luego de que su abuela muriera, a la corta edad de ocho años, terminó en un orfanato, donde pasó dos años hasta que una familia la adoptó. Ese cambio le salvó la vida, como ella reconoce, pero también significó un giro de 180 grados en su mundo.

“Por ejemplo, sabía robar muy bien, pero eso ya no me servía. Decía muchas palabrotas, ya no podía. Sabía comer con las manos mejor que nadie, ya no debía. Todo lo que había aprendido para sobrevivir, todo eso tenía que desaparecer”, confiesa con la tranquilidad del recuerdo lejano.

Años más tarde, una visita al Museo del Prado la llevó a descubrir su pasión por la pintura. Recuerda que le impresionaron “Rubens y Velázquez por su belleza y magnitud, pero Goya me asustó porque lo entendí, porque sabía de qué estaba hablando, porque había vivido el delirio de su obra en la calle”.

A los 19 años se trasladó a Ámsterdam para estudiar en la academia Gerrit Rietveld, donde estuvo sólo tres años. Allí empezó con la pintura minimalista y después siguió con la abstracta.

“Poco a poco comencé con el realismo, pero desde la abstracción. Pintaba figuras sin caras, sólo los cuerpos, y después empezaron a surgir los rostros muy tímidamente, y con ellas los personajes”, explica la mujer que ha impactado a las galerías internacionales con su obra.

LOS RETRATOS, SU ESPECIALIDAD

Por sus pinceles han pasado figuras como Coco Chanel, Charles Chaplin o Frida Kahlo, pero también personas consideradas 'feas', del común, esas cuyas pretensiones están ajenas a la realidad y que Lita Cabellut, sabe capturar de la manera más natural.

“Gente con orejas o narices muy grandes. Todo lo que nosotros damos por bello o atractivo es en realidad una gran fantasía nuestra, una ilusión. Intento enseñar lo que hay debajo de la piel, lo que nos cuesta enseñar por prejuicios, timidez o miedo”, fue como definió algunas de sus propuestas.

Cabellut habla de su trabajo con la decisión de un quijote al que el reconocimiento le ha llegado en los últimos años, pero que lleva luchando contra molinos toda su vida. Ahora el éxito le sonríe, pero tuvo épocas en las que más que vivir, sobrevivía.

“A veces alguien me pagaba la luz y yo a cambio le hacía un cuadro o me quedaba en casas 'okupas' porque no podía pagar un alquiler”, cosas que sin duda, la enfrentaron a situaciones que como ella misma sostiene, le permitieron alentar una sensibilidad especial por el rostro humano.

UNA EMPRENDEDORA

“Ahora tengo cuatro personas que me ayudan en el estudio. ¿Antes? Lo hacía todo sola y me podía pasar 18 horas seguidas trabajando, pero creía tanto en mi arte que me valía la pena. Todo lo que es bueno tiene pasión, y la pasión sin dolor, sin dudas y sin confusión no existe”, relata.

Sus obras han pasado por lugares tan lejanos como Londres, París, Singapur o Dubái.

Su estudio es un lugar organizado, una ventana de comunicación entre el público y esos retratos realistas de gran formato, donde evoca también a sus maestros, Rembrandt, Bacon, y Tàpies. Rostros delicados que aveces son agredidos con brochazos de color, creando contraste impresionantes y a la vez susceptibles, una alegoría del sufrimiento que experimentó la propia artista en su niñez.

Cuando habla del artista más importante en su vida, recuerda a Goya, especialmente en su etapa más oscura, y recuerda que el impacto de su obra fue tal, que cuando visitó el Museo del Prado, no fue capaz de ingresar a las salas dedicadas al pintor, porque fue como una evocación de los personajes que rodearon una niñez complicada, llena de sufrimiento y dolor.

UN ACERCAMIENTO

Un recorrido por su página electrónica, www.litacabellut.com, permite recorrer esa formas, esos rostros alterados, ese camino que ha transitado la artista a lo largo de varias décadas. A través de algunos vídeos, comparte su experiencia en las galerías, los comentarios del público y las reacciones del espectador cuando se enfrenta a los rostros que narran historias crueles en silencio.

En la galería de su sitio web, se pueden apreciar además trabajos de los años noventa, o sus más recientes obras. Hombres y mujeres, pero también instalaciones donde las flores marchitas, con colores degradados, muestran también la transformación de la belleza, de la cual ni siquiera la naturaleza puede escapar.

Si bien es cierto que su especialidad son los retratos, su obra es inmensa, sus diálogos, los personajes y objetos que la habitan. Incluso se pueden apreciar algunas propuestas escultóricas, que también han llamado la atención de los especialistas. Hacer parte de la lista de los 300 artistas contemporáneos más importantes de la actualidad, es algo que no la distrae de su trabajo.

Para Lita Cabellut, la pintura se convirtió en una camino, salida, obsesión que la ha llevado a trabar hora y horas alejada incluso del sueño. Cuidando las técnicas más conservadoras de la pintura, pero también experimentando instalaciones muy contemporáneas.

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