Contra. La presidencia promovió una controversia constitucional para solicitar la invalidez del decreto contra transgénicos.
El Ejecutivo federal pidió a la Suprema Corte de Justicia de la Nación anular un decreto que prohíbe los cultivos con organismos genéticamente modificados (OGM) en Yucatán. Humberto Castillejos, consejero jurídico de la Presidencia, promovió el 13 de diciembre una controversia constitucional para solicitar la invalidez del decreto impulsado por el Gobernador priista Rolando Zapata Bello y promulgado el 26 de octubre, con el que se declara a Yucatán “zona libre de cultivos transgénicos” y ordena la promoción de los cultivos orgánicos.
Un ministro de la Corte admitió a trámite la controversia el 15 de diciembre, pero se negó a conceder una suspensión para frenar el decreto de Zapata Bello mientras se tramita el juicio.
Con el decreto, el mandatario yucateco habría invadido atribuciones del Congreso de la Unión, que reguló el tema desde 2005 mediante la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, cuya aplicación corresponde a dependencias federales.
Zapata emitió el decreto para proteger a los apicultores de Yucatán, que desde hace años han interpuesto amparos contra la soya transgénica. La intervención de la Corte en el caso sólo servirá para aclarar cuáles son los límites de las atribuciones de los gobiernos locales en el tema de transgénicos -si es que tienen alguna-, sin hacer pronunciamientos sobre las polémicas científicas y ambientales que genera el uso de este tipo de semillas.
AMPAROS
Los litigios contra el cultivo de soya transgénica se han registrado desde 2011, cuando la Secretaría de Agricultura -que es la autoridad facultada por el Congreso-, autorizó a la empresa Monsanto liberar soya transgénica en 253 mil hectáreas de Yucatán, Campeche y la planicie Huasteca.
Según apicultores, la siembra puede afectar la producción de miel, porque las abejas polinizan la flor de soya y transportan ese polen transgénico a la miel.
Ante el temor de que la miel fuera rechazada en Europa, uno de sus principales mercados, promovieron amparos contra el permiso a Monsanto. En noviembre de 2015, la Segunda Sala de la Suprema Corte anuló el permiso a Monsanto, pero no por considerar que los transgénicos son nocivos para la salud, sino sólo porque la Sagarpa no respetó el derecho de consulta previa a las comunidades indígenas.
La Corte, además, acotó el alcance del amparo “únicamente a las comunidades donde radican las personas físicas quejosas” en siete municipios, no a todo el territorio de Yucatán. Según el decreto, Sagarpa ya ha autorizado la liberación comercial a Monsanto en un millón 56 mil hectáreas en Yucatán.
Piden zona libre
Hace unos días, comunidades indígenas urgieron a los gobiernos de la Península de Yucatán decretar esta región como una zona libre del cultivo de transgénicos.
Al arrancar el Foro Múuch’tambal sobre Experiencia Indígena: Conocimiento Tradicional y Diversidad Biológica y Cultural en la 13 Conferencia de las Partes sobre Diversidad Biológica, representantes de los pueblos indígenas de distintos países expusieron sus demandas para preservar la diversidad biológica y cultural. Entre ellas y particularmente para México solicitaron que se declare a la Península de Yucatán como una región libre del cultivo de transgénicos.
Francisco Rosado, de la Universidad Intercultural Maya, dijo que esta acción ayudaría a conservar intacta la miel de las abejas que se produce en Yucatán, de la cual se exportan más de 40 mil toneladas al año a todo el mundo y de donde dependen entre 17 y 20 mil familias yucatecas.
“Para llegar a otros países, la miel tiene que pasar por procesos de calidad y hace algunos años la miel proveniente de la Península de Yucatán fue regresada otra vez a México porque en el aná- lisis químico se encontraron evidencias de que provenía de plantas transgénicas”, relató.
De acuerdo con el representante de las comunidades mayas en la COP13, el cultivo de transgénicos incluye el uso de pesticidas que matan a las abejas productoras de miel. “Además, las plantas transgénicas vienen acompañadas de un paquete de sustancias químicas de pesticidas, los cuales aniquilan a las abejas porque son muy susceptibles a los pesticidas”, detalló Rosado.
La muerte de las abejas, a su vez, aseguró el científico, afecta a la conservación de la biodiversidad en la Península de Yucatán, porque los insectos son imprescindibles para la polinización de plantas. “Hay zonas en la Península donde hay evidencias de que ha habido siembra de transgénicos y uso de pesticidas que afecta a las abejas, lo cual afecta también al proceso de polinización”, lamentó.