Tras el fin de la II Guerra Mundial, Theodor Adorno, musicólogo y sociólogo alemán, elaboró una teoría sobre la personalidad autoritaria. Encontró que los autoritarios rechazan con vigor justamente a personas y valores que no conocen. En ellos, los prejuicios toman el mando.
Precisamente, un buen número de los norteamericanos que apoyan al multimillonario Donald Trump para ocupar la presidencia de Estados Unidos tienen rasgos de personalidad autoritaria y uno de los grupos en que descargan sus prejuicios son los mexicanos indocumentados, una minoría particularmente desprotegida y a la que Trump ha caracterizado como violadores, narcotraficantes y criminales y a México como país "no amigo" que destruye empleos en Estados Unidos al que usa como el "basurero" para depositar sus problemas sociales, (BBC Mundo, 16 de junio, 2015). Para el millonario constructor, la solución al "problema mexicano" es simple y radical: deportar masivamente a los indocumentados, poner aranceles a los bienes importados de México y separar a los dos países con un gran muro.
Entre los doce aspirantes republicanos originales a la candidatura presidencial, Trump aparecía en el penúltimo lugar, pero su discurso inaugural antimexicano pronto lo colocó como puntero. Eso nos obliga a ahondar en el conocimiento de las bases sociales del "trumpismo" que, movilizadas, pueden ser un auténtico peligro para un México particularmente débil y carente de rumbo.
El Trumpismo. Una encuesta levantada en Estados Unidos entre el 16 y el 27 de marzo y con un margen de confianza del 95 %, ofrece datos para saber quiénes son esos que nos ven como fuente de sus problemas, (PewResearch Center, "Campaign Exposes Fissures Over Issues, Values and How Life Has Changed in the U.S.", 31/03/16).
Algunas de las características de los votantes que se sienten identificados con Trump son las siguientes: de los que tienen un ingreso familiar bajo, (menor a 30 mil dólares anuales) el 51 % está con Trump como también lo está el 48 % cuya educación es de secundaria o menos; de entre la minoría de republicanos que no están afiliados a alguna iglesia, 57 % son trumpistas. Otras encuestas ponen el apoyo a los candidatos republicanos entre la comunidad afroamericana entre el 4 y 12 %, por tanto los trumpistas son abrumadoramente blancos, (http://www.factcheck.org/).
Descontento y Frustración. Históricamente, los norteamericanos han desconfiado del gobierno, es parte de su cultura. Hoy el 81 % dice tener una opinión del gobierno federal que va de mala a pésima y la proporción sube al 90 % en relación a la política y los políticos. Pero si el 22 % dice estar furioso con su gobierno, entre los partidarios de Trump la proporción más que se dobla (50 %) y apenas un increíble minúsculo 1 % se declara básicamente satisfecho en este campo.
Y es que hoy el 66 % de quienes forman las filas republicanas consideran que su forma de vida se ha deteriorado, pero entre los simpatizantes de Trump esta proporción aumenta al 75 % y contrastan con aquellos votantes que hoy se decantan por los demócratas, pues entre ellos apenas el 28 % muestra un grado similar de pesimismo y frustración.
Un punto donde convergen los simpatizantes de Trump, el candidato republicano más agresivo frente al status quo, y los partidarios del senador Bernard Sanders, el más progresista de los dos candidatos demócratas, es este: más de la mitad de los trumpista y de los sanderistas -56 % y 55 % respectivamente- ven difícil encontrar trabajo. Ambos grupos perciben al sistema económico norteamericano como uno que opera sistemáticamente en favor de los pocos económicamente dominantes. La proporción es del 91 % entre los sanderistas y 61% entre los conservadores trumpistas.
El Problema para México.Si se toma al electorado norteamericano en su conjunto, la mayoría absoluta, el 57 %, acepta que los inmigrantes con o sin papeles han jugado un papel positivo para su país. Sólo una minoría, no pequeña, el 35 %, los considera como una carga. Ahora bien, entre los republicanos que dan su apoyo a Trump, la cifra de quienes rechazan a los inmigrantes sube al doble y se transforman en mayoría: el 69 %. Además, el 67 % de los trumpistas consideran que el libre comercio en general -por tanto el TLCAN- ha tenido efectos contrarios al interés norteamericano. Ese punto de vista también aparece entre votantes con simpatías por los demócratas, pero no es dominante.
El 42 % de votantes con inclinaciones republicanas estarían de acuerdo con una política aún más agresiva de la que ya se da respecto a la deportación de los migrantes ilegales y aquí el contraste con los sanderistas es notable, pues de estos últimos sólo el 6 % apoyarían esta opción. En cualquier caso, el 84 % de los trumpistas aceptan que se construya una Gran Muralla que separe aún más a México de Estados Unidos en tanto que tal idea sólo contaría con el apoyo del 8 % de los sanderistas.
Lo Bueno. Tomado en conjunto, el 59 % del electorado norteamericano considera que Trump sería un presidente malo o terrible y eso permite esperar que este empresario y político nunca llegue a tomar las decisiones que hoy dice tomaría como presidente de su país. Pero en política nunca se sabe .
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