Molina es reconocido por sus investigaciones sobre la degradación de la capa de ozono en consecuencia de la descomposición del compuesto químico llamado clorofluorocarbono (CFC), usado de forma doméstica e industrial en el siglo pasado dentro de pesticidas, aerosoles, refrigerantes. (ARCHIVO)
El ingeniero químico Mario Molina cumple 74 años, edad que alcanza como una de las voces más destacadas y activas de la ciencia en México.
Mario Molina Pasquel y Henríquez nació en la capital del país el 19 de marzo de 1943, y de acuerdo con su autobiografía consultada en www.nobel.unam.mx, su padre, abogado de carrera, fue embajador en Etiopía, Australia y Filipinas.
Sus estudios de primaria y secundaria los cursó en la Ciudad de México y durante la década de los años 60 fue alumno de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En la misma década continuó con estudios de posgrado en la Universidad de Friburgo, Alemania, y en 1972 recibió un doctorado en Fisicoquímica por la Universidad de Berkeley, en California, Estados Unidos.
Su carrera docente, iniciada en 1989, está ligada al Instituto Tecnológico de Massachussets, donde en 1997 fue nombrado profesor titular.
En este lapso de tiempo, menciona el sitio web biografiasyvidas adquirió la nacionalidad estadounidense.
En el ámbito científico mundial, Mario Molina es reconocido por sus investigaciones sobre la degradación de la capa de ozono en consecuencia de la descomposición del compuesto químico llamado clorofluorocarbono (CFC), usado de forma doméstica e industrial en el siglo pasado dentro de pesticidas, aerosoles, refrigerantes.
En 1974, junto a sus colegas F. Sherwood Rowland y Paul Crutzen dio a conocer sus descubrimientos en los cuales se expuso que el CFC, integrado por cloro, flúor y carbono, al entrar en contacto con la estratósfera, contrario a lo que se creía, se descompone y el cloro liberado, al entrar en contacto con la capa de ozono la degrada.
Dicha degradación tiene como consecuencia el paso al ambiente de rayos ultravioleta, los cuales, son potencialmente peligrosos para la vida del planeta.
Además de derivar en el Protocolo de Montreal, firmado en 1994, en el que las naciones fabricantes de CFC se comprometieron a detener su producción y a sustituirlos por elementos menos dañinos para el medio ambiente, sus investigaciones le valieron junto a sus colegas mencionados, el Premio Nobel de Química en 1995.
De la misma forma, y debido a su actividad en pro de la conservación de la capa de ozono, el mismo año el Programa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Medio Ambiente distinguió a estos tres científicos.
Mario Molina fue profesor e investigador de la UNAM entre 1967 y 1968, y actualmente es miembro de la Academia Nacional de Ciencias y del Instituto de Medicina de los Estados Unidos, además formó parte del Consejo de Asesores de Ciencia y Tecnología del entonces presidente de los Estados Unidos, Barak Obama.
Asimismo, es miembro distinguido de El Colegio Nacional, de la Academia Mexicana de Ciencias y la Academia Mexicana de Ingeniería, así como investigador de la Universidad de California en San Diego.
En México preside desde 2005 el centro de investigación y promoción de políticas públicas que lleva su nombre.