La elaboración del alfeñique y su venta es una tradición que en esta época del año resalta el entusiasmo de los toluqueños para enorgullecerse y conservar las costumbres mexicanas. (NOTIMEX)
Los dulces de alfeñique son una tradición de la capital mexiquense que, por sus atractivas formas y minuciosas decoraciones, llenan de color y regocijo la celebración del Día de Muertos.
Figuras de barro moldean una masa dulce para transformar el azúcar y chocolate en diferentes diseños, que ofrendan a los muertos con un tono festivo y pintoresco.
Calaveras, tumbas, frutas, animales, personas, incluso platillos típicos de la gastronomía nacional, son algunas de las formas que los artesanos toluqueños crean, para después comerciarlas en la Feria del Alfeñique, que cada año cubre de multicolor los Portales del municipio.
Orígenes de la tradición
De acuerdo con el ayuntamiento de Toluca, la tradición comenzó en los talleres de los artesanos que, a las puertas de sus casas, empezaron a vender a sus vecinos las figuritas de alfeñique.
Con el paso de los años se fueron expandiendo hasta llegar al centro de la ciudad, donde actualmente se instalan para que los visitantes recorran sus puestos asombrándose de las creaciones de azúcar, chocolate, dulce de pepita de calabaza, dulce de leche, amaranto y tamarindo que distinguen a la tradición.
“El alfeñique es una tradición de nuestros antepasados pues a los difuntos se les ponían su ofrenda con estos dulces; nosotros ya tenemos más de 50 años haciéndolo, a mí me enseñaron mis papás”, declaró la artesana Teresa Ayala.
Elaboración
La elaboración del alfeñique es un proceso que dura más de tres meses, pues la mayoría de sus ingredientes lleva una preparación que requiere de cierto tiempo para obtener sus características.
En los meses de mayo y junio comienza la elaboración de los dulces típicos del alfeñique, como las tumbas y borregos de azúcar glas; se produce una masa con azúcar, grenetina y colorante vegetal, su preparación se asemeja a la masa de los tamales, sin embargo, ésta es depositada en moldes de barro que formarán las figuras representativas.
“Se hacen por mitades, se pone la masa que se aplana con un rodillo y luego se deposita sobre el molde, se recorta y se espera que seque, ya cuando están secas las mitades se unen con dulce también”, explicó el artesano Gerardo Apresa.
En cada pieza se tiene que esperar a que endurezca cada una de las partes para poder colocar la siguiente; el particular decorado es la última etapa de la producción del alfeñique, el cual también se adorna con diseños de puntos y líneas de azúcar, hechos a mano.
En el caso de los animales y tumbas de azúcar, cada figura tarda alrededor de mes y medio en estar terminada.
El alfeñique de azúcar es el primero en elaborarse, luego se almacena hasta el mes de octubre cuando es comercializado; la razón es porque en la temporada de lluvias la masa se humedece y retrasa el proceso de endurecimiento.
Sin embargo, los dulces de azúcar no son los únicos que requieren de una preparación especial; el procedimiento para elaborar los dulces de pepita involucra la recolección de las semillas de calabaza, pelarlas, limpiarlas, molerlas, hacer una mezcla con otros ingredientes y elaborar las golosinas.
Estos productos son los últimos que elaboran los artesanos antes de comenzar sus ventas en las vísperas de la celebración del Día de Muertos, pues por la complejidad en su elaboración es complicado que fabriquen más alfeñique en el mes de octubre.
De los dulces de pepita destacan las miniaturas de frutas, panes, platillos típicos con las que se arman ofrendas para muertos, como las que se colocan en las casas, a pequeña escala.
La elaboración del alfeñique y su venta es una tradición que en esta época del año resalta el entusiasmo de los toluqueños para enorgullecerse y conservar las costumbres mexicanas.
Por ser una tradición familiar, las personas que ofertan sus artesanías de dulce se comparten los productos, para que cada espacio de venta brinde a los interesados la vasta variedad de figuras de dulce.
“Mucho del producto que hacemos nos lo compartimos, porque somos varias familias, trabajamos aquí en el portal, otra parte de la familia puede trabajar en la Central de Abasto, todos hacemos algo y nos lo compartimos”, comentó Gerardo Apresa.
Diferentes aromas, colores y papel picado adornan las calles y fachadas del primer cuadro de la ciudad. El característico ambiente de algarabía de los Portales se complementa con el toque festivo de los dulces de alfeñique.
“Para mí es muy bonito y espero que para los niños siga siendo así, que crezcan pasen la tradición a sus hijos”, comentó el artesano toluqueño.
Feria del Alfeñique
De los asistentes a la Feria del Alfeñique, los niños son los que más entusiasmo expresan, no sólo por la oferta de dulces y por lo colorido de los productos, sino también por la temática que engloba la tradición.
“Lo que más me gusta son las calaveras de chocolate, siempre han sido mi dulce favorito. La verdad me gusta porque me gusta el terror, yo pienso que (esta tradición) sí va a continuar muchos años”, declaró el niño Emilio, asistente a la feria.
Debido a la aceptación de la Feria del Alfeñique y a la concurrencia de personas del Estado de México y de otras partes de la República, el evento se ha transformado para organizar un festival cultural que, a través de actividades artísticas y didácticas, añade atractivo a la exposición.
Este año la Feria y Festival Cultural del Alfeñique, que se realizará hasta el 2 de noviembre, ofrecerá más de 250 actividades gratuitas en diferentes foros de la ciudad, como el Foro Cultural Alameda, el Museo del Alfeñique y el andador Constitución.
Participan alrededor de 80 artesanos de alfeñique, además de instituciones como la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), asociaciones civiles y grupos culturales. Además, en esta edición la exhibición y venta de productos se extendió a la Plaza España.