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Coctel Margarita

En tres patadas

DIEGO PETERSEN FARAH

Margarita Zavala quedó descolocada después de la elección del domingo pasado; ella sabe que en una alianza del PAN con PRD, MC y otros partidos su candidatura está muerta. No hay ninguna posibilidad de que su perfil, así sea la más conocida y con mayor popularidad en los estudios de opinión, pase en un acuerdo entre partidos, por el simple hecho de ser la esposa de Felipe Calderón. Puede ser muy injusto, pues ella no tiene por qué cargar con los negativos de su marido, pero esa es su realidad política. Además, lo cierto es que Margarita Zavala ha sido incapaz, en más de una año de precampaña, de generar una visión y un grupo propios, distintos a los de su esposo. Tampoco ha logrado construir un discurso más allá del "soy buena; soy mujer". Hoy, nadie sabe a ciencia cierta cuál es la visión de país de la señora Zavala.

La batalla de Margarita por acortar los tiempos tiene toda lo lógica política del mundo. Ella sabe que entre más rápido sea la decisión menos posibilidades hay que se se construya una alianza que es de por sí compleja. Sabe también que su mejor momento en cuanto a preferencias ya pasó y que conforme pasen las semanas será cada vez menos competitiva en las encuestas, a menos que asome en ella algún rasgo de estadista, que el público vea en Margarita algo más que una mujer buena y surja un grupo de trabajo que supla sus carencias con ideas nuevas. Pero exigir que el PAN tenga un candidato a finales de julio es tan absurdo como pedir que amanezca a las tres de la mañana. No sólo no es factible, sino que va en contra de toda lógica política. Esto hace hace pensar que lo que busca la candidata es otra cosa.

Zavala amenaza con irse como independiente en caso de que el PAN no la designe como candidata, lo que -ya lo había escrito Jesús Silva Herzog Márquez- no sólo es una actitud profundamente antidemocrática sino un vil chantaje, (bastante mal hecho, por lo demás). La respuesta de los panistas ha sido directa: si Zavala quiere jugar dentro del partido se tiene que acoger a las reglas del partido; si quiere jugar por fuera que juegue por fuera que abra las cartas de una vez.

Sin embargo, lo verdaderamente contradictorio y paradójico de todo esto es que si Zavala se empeña en ser candidata independiente lo único que logrará es aumentar las posibilidades de que su peor pesadilla se convierta en realidad: que López Obrador gane la presidencia. Dividir el voto de la derecha aumenta las posibilidades de Andrés Manuel se convierta en presidente.

Esas son las paradojas de la política. Por eso siempre es conveniente pensar quién se beneficia de cada decisión.

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