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Comprimidos de pasión

Una hormona que incendia la pubertad

Foto: Archivo Siglo Nuevo

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REDACCIÓN S. N.

Ha recibido un montón de publicidad gracias a su contribución al impulso afectivo. Algunos la llaman 'viagra mental' y enaltecen su capacidad de activar las señales de lujuria en el cerebro.

Es una sustancia con apego por la pubertad que lleva un beso en el nombre. La descubrieron en los noventa y la bautizaron como kisspeptina. Las letras 'ss' son una forma abreviada de mencionar su propiedad de 'secuencia supresora'; el 'Ki' lo agregaron como prefijo, dado que la molécula fue descubierta en Hershey, Pensilvania, lugar que ha dado al mundo un chocolate favorito del Día de San Valentín: el Kiss.

Se trata de un compuesto versátil con múltiples funciones. La comunidad científica ha detectado que tiene implicaciones en el desarrollo de quien llega a la pubertad y en la actualidad se le atribuye un rol determinante en el proceso de poner el organismo en pasionales condiciones, participa en la aparición de emociones y respuestas que conllevan al sexo y a la reproducción

Esa cualidad viene a aumentar el prestigio de un agente al que ya se identificaba con un acto meritorio: anular la metástasis, es decir, suprimir la separación de las células cancerosas de un tumor y su diseminación por el cuerpo. Por ésta causa la comunidad médica la había denominado como 'metastina'.

El hallazgo ocurrió a partir de experimentos primero con ratas y luego con humanos. Los estudios con individuos han revelado que tiene una alta presencia en la placenta y en el cerebro.

Desde principios de la década pasada se detectó el papel de esta hormona en los afanes reproductivos de la humanidad y se comenzaron a hacer pruebas de laboratorio al respecto. Hoy se tiene documentada su utilidad en tratamientos de fertilidad y para remediar trastornos psicosexuales.

A la hora de entablar un diálogo de índole carnal, factores psicológicos como la ansiedad o el estrés suelen intervenir dejando mal parado a su víctima. La kisspeptina, según la evidencia científica disponible, provee una solución no sólo de tipo biológico, también ejerce un efecto positivo a nivel emocional.

Se origina en el hipotálamo y hace las veces de neuroactivador. Científicos británicos, del Imperial College London, han estudiado su potencial a la hora de lidiar en cama con alguna disfunción o inapetencia.

HALLAZGOS

La investigación, dirigida por el experto en endocrinología y metabolismo, Waljit Dhillo, se basó en observar las reacciones de 29 hombres heterosexuales. Una parte del grupo fue inyectada con una dosis de la molécula bajo sospecha; a la otra parte le dieron un placebo. Luego fueron sometidos a una sesión de imágenes tanto inocentes como picantes, éstas últimas tenían el común denominador de mostrar a parejas en idílico trance, mientras se les realizaba un escaneo cerebral.

Las personas que recibieron el estímulo hormonal manifestaron una mayor actividad de su sistema límbico, la zona cerebral responsable de regular emociones, memoria, hambre e instintos sexuales. Los otros sujetos no mostraron mayor variación en sus estructuras neuronales. Según Dhillo, esto es un indicador de que la reacción del sistema límbico es controlada por la kisspeptina.

Los voluntarios tratados con el sustituto inocuo mostraron un uso mayor de las zonas relacionadas con la regulación de las sensaciones negativas, mientras que quienes recibieron la sustancia péptida registraron una reducción del estado anímico negativo.

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Waljit Dhillo cree que se podrán desarrollar píldoras que contenga la hormona kisspeptina.Foto: Academic Health Science Centre

ALCANCES

Suele suceder que una pareja se tope con dificultades en el ejercicio íntimo (baches especialmente estresantes cuando el propósito es fecundar). Hay complicaciones relacionadas tanto con alguna disonancia biológica como con aspectos inmateriales, es decir, psicológicos, sociales y culturales. La complicación puede escalar en la jerarquía, sobrevenir conflicto, desatar crisis y culminar en separación.

La comunidad científica está interesada en descubrir los alcances de este activador a la hora de tratar parafilias (desviaciones sexuales) para prevenir daños a la integridad física y emocional de un individuo. Los datos recabados apuntan a que serviría como estimulante mental para despertar el apetito sensual y como un agente antidepresivo. Una inyección de la hormona, postulan los informes, desencadena en el cerebro los mismos preparados químicos de una persona enamorada y deseosa de tener relaciones. Al momento de que la magia cerebral comienza a desplegarse, también se presenta una mejora en el estado de ánimo.

Además se ha investigado su labor como gatillo que dispara la secreción de sustancias que disponen al cuerpo para el contacto cercano, como la hormona luteinizante (HL) y la hormona estimulante del folículo (FSH).

No es un producto exclusivo del género humano; forma parte del repertorio hormonal de animales como las vacas, aunque en esos organismos restringe su actuación a la prevención de enfermedades.

Las promesas de ésta molécula péptida incluyen la posibilidad de disfrutar del lance amatorio de forma plena, la opción de tener en circulación un incitador, y el potencial para generar un tipo de sensaciones placenteras con antecedentes escasos.

Una cuestión a considerar es que la situación de la pareja influye en los resultados. Si al interior hay buenos términos, comunicación y un conocimiento adecuado del otro, la intimidad sale beneficiada con el influjo de la kisspeptina y la relación se fortalece. Las crisis de pareja y los trastornos psicosexuales cuentan con recursos para retrasar tanto los efectos como las gratificaciones, sean éstas de índole puramente sensual o con miras a procrear.

Los experimentos con este compuesto proteínico han permitido detectar su utilidad como marcador de seguimiento de algunas enfermedades.

Empero, ha recibido un montón de publicidad gracias a su contribución al impulso afectivo. Ha recibido un montón de publicidad gracias a su contribución al impulso afectivo. Algunos la llaman 'viagra mental' y enaltecen su capacidad de activar las señales de lujuria en el cerebro. Según Waljit Dhillo, la meta sería ver a este 'gatillo' convertido en píldora.

Probar de forma inequívoca sus beneficios y establecer sin lugar a dudas su participación en los procesos mencionados en los párrafos previos, tendría efectos en el proceder de pediatras, endocrinólogos, ginecólogos y oncólogos, así como en el diseño de tratamientos con menos complicaciones y que ofrezcan soluciones óptimas a los pacientes.

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