Su cadáver fue encontrado dentro de una cisterna de agua
En febrero del 2013 los trabajadores y huéspedes del hotel Cecil, ubicado en Los Ángeles, California, Estados Unidos, se conmocionaron al descubrir el cadáver de una joven, la cual llevaba algunos días desaparecida, dentro de uno de los tanques de agua del edificio.
Elisa Lam de 21 años de edad, había llegado a la ciudad de Los Ángeles el 27 de enero del 2013 con la intención de pasar unas agradables vacaciones hospedándose en el hotel. Sin embargo 4 días después, el 31 de enero, la chica desaparecería bajo circunstancias extrañas, quedando como única evidencia un video que fue tomado por la cámara de seguridad del hotel.
En el clip se aprecia a Elisa en el ascensor del edificio con una inusual conducta, aparentemente escondiéndose de alguien o algo. Durante varios minutos permanece en éste y en ocasiones se asoma afuera asegurándose que no haya nadie, lo extraño es que la lente de la cámara en ningún momento captó a otra persona que pudiera estar acosándola.
Durante días las investigaciones de la desaparición de Lam continuaron, hasta el día en que los inquilinos del hotel comenzaron a quejarse del aspecto y sabor del agua. Según sus palabras el líquido desprendía un singular hedor y su apariencia era un tanto viscosa. El 19 de febrero, el gerente del hotel acudió al techo del lugar para revisar los tanques de agua junto con ayuda del personal. Al abrir uno de los grandes contenedores se llevaron una macabra sorpresa.
Flotando en el agua, ya hacía el cuerpo sin vida de Elisa Lam en estado de putrefacción. Según la declaración del forense, el cadáver llevaba varios días ahí y la causa de muerte fue ahogamiento. Pero eso no resolvía los misterios que rodeaban a este singular suceso.
En las imágenes que muestra el video nunca se ve a nadie más persiguiendo a la joven y mucho menos acechándola, en caso de tratarse de un asesinato hacen falta pruebas que incriminen a alguien. Debido a esto se empezó a suponer que Elisa padecía de algún trastorno mental que pudiera justificar su comportamiento en el ascensor y concluir que ella misma se había quitado la vida arrojándose a la cisterna de agua. Sin embargo resulta difícil de creer que ella por su propia cuenta hubiera podido abrir la compuerta de gran tamaño y volver a cerrarla.
Hasta la fecha, a pesar que las autoridades de Los Ángeles calificaron su muerte como un suicidio, el misterio queda abierto.
