Unión ante la adversidad. Cientos de mexicanos se unen para intentar rescatar a personas con vida de los edificios colapsados en Ciudad de México. El director de Protección Civil lanzó un llamado ayer a los gobiernos de los estados para que envíen rescatistas que estén cerca de la capital y cuenten con equipos especiales. (AGENCIAS)
Jorge Cedeño se encontraba en la agencia donde trabaja, llamada Punto y aparte, ubicada en La Condesa, cuando empezó a temblar.
“El temblor fue demasiado largo, la gente empezó a entrar en pánico, los edificios comenzaron a colapsarse, volteamos al lado izquierdo y vimos una columna de humo, la gente empezó a gritar: ¡se cayó, se cayó, se cayó!”
“Luego vimos cómo explotó un edificio en su parte superior. La gente cayó en pánico, vimos correr centenares de personas hacia nosotros, escuchamos voces que decían que había fugas de gas. Hubo histeria colectiva, empezamos a correr a un lugar seguro, pero toda la Condesa estaba llena de fugas de gas”.
Dice que entre el caos vio a una mujer de la tercera edad con un bastón; no podía correr y se quedó inmóvil.
Edificios reducidos a escombros, gente desesperada, gritando y llorando fue parte del escenario de la Ciudad de México durante y después del sismo.
“Es la experiencia más impactante y desesperante que he sentido en mi vida, es la ocasión que he sentido más impotencia por estar entre un monstruo que es la tierra y no poder hacer nada y no tener un lugar a dónde ir. La gente lloraba, gritaba, estaba en shock”.
A María, quien es originaria de Monterrey, le tocó ver una escuela destruida y a los padres de familia gritar el nombre de sus hijos, esperando una respuesta.
“Nunca había visto algo así, fue una experiencia dolorosa y muy aterradora”.
Luego de los primeros momentos de confusión, surgió la solidaridad en miles de personas que desinteresadamente ofrecieron lo que tenían: sus manos y su fuerza.