Las reliquias, aunque con un toque muy lagunero, provienen originalmente de Zacatecas. (ARCHIVO)
Además del fervor religioso tradicional de este 12 de diciembre, en que se celebra la aparición de la Virgen de Guadalupe al ahora San Juan Diego, otro escenario típico de regiones como La Laguna es el de los festejos familiares que incluyen las muy queridas y buscadas reliquias.
Éstas, son una auténtica fiesta llenas de símbolos y emblemas que atraen año con año a propios y extraños.
Orígenes
Las reliquias, aunque con un toque muy lagunero, provienen originalmente de Zacatecas.
Según reseñó Daniel Wal Durán para el portal del municipio de San Pedro de las Colonias, el término Reliquia "se define en la fe católica como un objeto de culto de los restos dejados por un santo después de su muerte o de aquellos objetos con los cuales se ha tenido contacto o presencia ante el santo, como pueden ser sus huesos, clavos, túnicas, hilos y de presencia velas, agua y como nosotros la concebimos: la Comida o Reliquia".
Se conoce, continua Wal Durán, que la tradición de la Reliquia "como hoy la celebramos y conocemos, se adoptó de la que se celebra en la ciudad de Zacatecas y que fue traída por los emigrantes que llegaron a la Comarca Lagunera en los trenes de la época en el siglo XIX, ellos la dedican a la Virgen de Santa Ana cada año el 26 de julio, cabe mencionar que ellos también tienen una reliquia dulce de atole, pinole y pan ranchero. Las Reliquias de Santa Ana se encuentran en Chartres, Francia desde 1205 donde se le rinde devoción".
Características
Pero la "reliquia" no es solo comida, tal y como escribió alguna vez el Doctor Sergio Antonio Corona Páez para El Siglo de Torreón, siempre va "acompañada de un acto litúrgico en familia o en pequeña comunidad de familiares y vecinos e invitados.
Ordinariamente implica el rezo de cinco misterios del rosario, con todas sus letanías. Este acto de veneración al santo antecede al reparto de la comida. En muchas ocasiones, una danza de 'matachines' (parte de nuestra herencia cultural tlaxcalteca) señala desde temprano el domicilio donde se ofrecerá una 'reliquia'. Estos danzantes pueden ser contratados por la familia, o bien, puede tratarse de un grupo de personas que aportan su danza personal como ofrenda al santo en cuestión y en esa casa en particular. Una vez terminado el rezo, se procede a la distribución de la parte gastronómica de la 'reliquia'. La familia y los invitados especiales comen en los platos de la casa; los vecinos que no fueron al rezo pero sí a la distribución de la comida, suelen llevar sus propios platos. Cuando son muchos los solicitantes, forman fila y van pasando frente a las grandes ollas que contienen las sopas y el asado de puerco. El asado de puerco es un guiso de trozos de carne de puerco (pierna, lomo) cocidos en una salsa hecha a base de chile rojo (chile ancho colorado, poblano seco), tomate y cebolla. Las sopas son de las llamadas 'de pasta' y que se sirven secas, no caldosas: fideo, letras, almeja, semilla de melón, etc".
La "reliquia", agrega el Doctor Corona Párez, "implica una promesa o manda hecha a un santo por una persona o una familia, y se concretiza en la celebración anual de su fiesta en las casas, con rezos, con danzas y con una comida especialmente hecha para la ocasión (...) Su propósito es filantrópico, en la medida en que hay un reparto de comida entre los vecinos y asistentes. Por otra parte, el aspecto religioso implica una acción de gracias de los organizadores y la súplica de la protección del santo para el año siguiente.
La "reliquia" finaliza, constituye pues "un acto de culto de carácter netamente ético, filantrópico, destinado a servir al ser humano en necesidad. Está muy lejos de la autoflagelación penitencial e individualista con que muchas personas de las clases populares de México creen agradar a la Divinidad, a los santos o a la Virgen. Sin duda hay un gran trasfondo cultural de origen prehispánico en esas actitudes masoquistas, tan dolorosas como estériles, con las cuales la 'reliquia' nada tiene que ver".