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REFRANERO DEL QUIJOTE NO ES LA MIEL PARA LA BOCA DEL ASNO
El Quijote I, 52
Además de Sancho Panza, este refrán, aunque de manera incompleta ("No es la miel, etcétera") lo dice don Quijote en el capítulo 28 de la segunda parte de la novela.
Tal como arriba se cita, aparece en el último capítulo, que es el 52, de la primera parte de la genial novela. En ese capítulo se narra la llegada del caballero manchego y su fiel escudero, al concluir las aventuras de su segunda salida, a su aldea, "adonde entraron en la mitad del día, que acertó a ser domingo, y la gente estaba toda en la plaza". Don Quijote iba en pésimas condiciones, "flaco y amarillo y tendido sobre un montón de heno y sobre un carro de bueyes".
Sancho encara a su mujer, quien le pregunta: "¿qué bien habéis sacado de vuestras escuderías?" Entre otras cosas su marido le dice: "que siendo Dios servido de que otra vez salgamos de viaje a buscar nuevas aventuras, vos me veréis presto conde, o gobernador de una ínsula, y no de las de por ahí, sino la mejor que pueda hallarse". Su mujer entonces le comenta:
"- Quiéralo así el cielo, marido mío, que bien lo habemos menester. Mas decidme: ¿qué es eso de ínsulas, que no lo entiendo?
- NO ES LA MIEL PARA LA BOCA DEL ASNO - respondió Sancho-: a su tiempo lo verás, mujer".
Con ese dicho tan brusco, pero a la vez tan gráfico, Sancho le quiere dar a entender a su esposa que siendo mujer rústica, de escasos conocimientos, no está en condición de captar cosas que exigen preparación. No es la miel para la boca del asno.
J.A García Villa
@jagarciavilla