Sin clientes. Restaurantes vacíos y calles estrechas atestadas de autos, así se encuentra Cuernavaca.
Restaurantes vacíos y calles estrechas atestadas de autos; los taxistas hacen viajes de una hora en tramos que antes demoraban 20 minutos; hoteles tienen cancelaciones y organizadores de fiestas en salones o jardines ven caer su oferta.
El socavón le cambió súbitamente la vida a la ciudad de la eterna primavera y sus alrededores.
Los jueves por la tarde, antes del Paso Exprés y mucho antes del socavón, el dueño del restaurante El Lagarto Marinero tenía llenas sus 50 mesas y sus meseros dicen que sacaban 300 pesos de propina. Este viernes sólo fueron ocupadas dos mesas y los empleados mataron el tiempo jugando rayuela en el estacionamiento.
"Las ventas bajaron un 70 por ciento, como el Paso Exprés no tiene acotamientos ya nadie se detiene", contó Froylán Salazar, el dueño.
Antonio Niño, uno de los 11 mil taxistas de Cuernavaca, dice que del fraccionamiento Burgos al Centro de Cuernavaca antes era un viaje de 20 minutos y ahora le lleva una hora.
"Todo Cuernavaca se convirtió en un socavón", dijo el vocero de la Asociación Cívica Morelense.