Nacer Chadli marcó el gol de la victoria de Bélgica tras un contragolpe en el minuto 94. (EFE)
Bélgica cumplió con el pronóstico. Pero los Diablos Rojos debieron pasar por un purgatorio del que casi no salen con vida.
En el último aliento del partido, Nacer Chadli coronó un fulminante contragolpe que inició de las manos del arquero Thibaut Courtois y culminó una dramática remontada para que Bélgica venciera ayer 3-2 a una aguerrida Japón.
Bélgica se las verá con Brasil en cuartos de final, su segundo Mundial consecutivo en el que alcanza la instancia. Pero no fue fácil. Tuvo que sobreponerse a un garrafal error de su defensa y a una desventaja de 2-0 para finalmente a un rival que en ningún momento se dejó intimidar.
Todo lo contrario. Japón se fue al frente a inicios de la segunda mitad cuando Jan Vertonghen no pudo despejar un balón y permitió que Genki Haraguchi ingresara solo frente a Courtois para fusilarlo y abrir el marcador. Cuatro minutos después, al 52, el mal momento se convirtió en pesadilla para el cuadro belga cuando Takashi Inui sacó un certero disparo de fuera del área y amplió la delantera del cuadro asiático.
"Es una prueba al carácter y para el equipo", dijo el entrenador de Bélgica, el español Roberto Martínez. "Debes de ver como reaccionan los suplentes, como reacciona todo el equipo en general".
Pero si alguien podía darle esperanza a Bélgica tenía que ser quien se la arrebató en primera instancia. Vertonghen se encontró con un cobro de tiro de esquina pasado y con muy poco ángulo sacó un largo cabezazo que superó por altura al arquero Eiji Kawashima para anidarse improbablemente al fondo de las redes. A todas luces, la intención de Vertonghen no era rematar al arco.
Esa fue la chispa que prendió la reacción belga.
Tan solo cinco minutos después se empató el marcador, revivió la confianza belga y se esfumó la ilusión nipona. Todo con el cabezazo de Marouane Fellaini a quemarropa después de un preciso centro de Eden Hazard.
"Cuando estuvimos arriba 2-0, realmente quería otro gol y tuvimos nuestras oportunidades", destacó el técnico nipón Akira Nishino. "Controlábamos el partido hasta cierto punto, pero Bélgica apretó cuando tuvo que hacerlo".
La tensión se apoderó de la Arena Rostov y de un cuadro japonés que se quedó a minutos de acceder por primera vez a los cuartos de final de un Mundial. La oportunidad se les fue en un suspiro.
Courtois se apoderó de un saque de esquina y entregó el balón rápidamente a Kevin De Bruyne por el centro del campo. El volante del Manchester City cedió a la izquierda a Thomas Meunier, quien envió un centro rasante desde el vértice del área.
Romelu Lukaku, autor de cuatro goles pero frustrado durante toda la velada, inteligentemente dejó pasar el balón para dejar con ventaja a Chadli, quien perforó las redes para ponerle el punto final a una historia de suspenso a la que no le faltó ningún ingrediente.
El gol de Chadli en la última jugada del encuentro fue el noveno en el Mundial 2018 que se factura a los 90 minutos o después para definir una victoria, fijando una nueva marca en el torneo.
Chadli marcó a los 93:43, convirtiéndose en el tanto más tardío en tiempo regular de un partido de la fase de eliminación directa desde que Francesco Totti convirtió a los 94:24 para que Italia derrotase a Australia en 2006.
Bélgica se convirtió en el primer equipo en revertir una desventaja de dos goles en la etapa de eliminación directa desde que Alemania derrotó a Inglaterra en la prórroga en el torneo de 1970. El último en hacerlo en los 90 minutos reglamentarios fue Portugal cuando venció a Corea del Norte en los cuartos de final de 1966.
Japón sorteó la primera fase con lo justo, en la que quedó segundo en su grupo, por delante de Senegal, por tener menos tarjetas amarillas acumuladas.
Nishino describió el ambiente en el vestuario japonés.
¿Qué les dijo como consuelo?, "Vayan y dúchense", respondió; "Estaban de pie, sin hacer nada", añadió el técnico japonés. "Les hablaré al regresar al hotel".